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La escasez en Cuba, agudizada por la crisis del coronavirus, sigue poniendo a prueba la inventiva de los cubanos, muchos de los cuales se han visto obligados a recurrir a viejas fórmulas para solucionar las carencias.
La ausencia de muchos productos de primera necesidad en las tiendas ha llevado a algunos implementar el trueque o la elaboración casera, como ocurre, por ejemplo con los jabones o el champú, uno de los productos de aseo que están casi desaparecidos de la red comercial de la isla.
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Mientras las autoridades y medios oficialistas cubanos fustigan a quienes critican la realidad nacional, especialmente a través de las redes sociales, muchos cubanos no han tenido más alternativa que fabricar un champú casero a base de agua de lluvia, sábila, miel, un poquito de champú industrial y algo de colonia o perfume para aromatizarlo.
El champú no solo está difícil de encontrar, sino que cuando aparece tiene precios exorbitantes. Así lo confirma un ama de casa residente en el municipio capitalino de Boyeros, que ha pasado las últimas dos semanas recolectando agua de lluvia para preparar su champú.
“La fórmula es relativamente fácil porque los ingredientes que lleva están al alcance de casi todo el mundo. Por suerte este mes está lloviendo bastante así que la materia prima principal la tenemos garantizada. Sé de muchas mujeres que hacen lo mismo que yo. La verdad: no tenemos otro remedio”, explica la señora.
Ante el complicado panorama la laboratorista Gertrudis, de 51 años, inquiere: “¿De dónde voy a sacar yo los 18CUC que me pide por medio litro de champú una revendedora que vive en mi cuadra? ¿Quién se cree que voy a gastar casi todo mi salario en un pomito que malamente me daría para tirar un mes?
“En el Período Especial nos lavábamos solo con agua de lluvia. Hoy que tenemos miel, aunque haya que comprarla en divisa, podemos hacer una fiesta. Hemos aprendido a subsistir con lo poco que tenemos. Ya no hay escasez que nos asombre”, afirma resignada.
Al decir de Amanda, hace meses que no ve un pomo de champú en los establecimientos estatales ni en los puestos particulares. “Se han ido agotando los productos de aseo que los que viajan traen para revender aquí y el poco champú que tienen los merolicos es el mismo que se comercializa en las tiendas, pero con un precio súper ‘multado’.
“A mí me fueron vendiendo un champú de mala calidad en 15CUC, siete veces más caro de lo que cuesta normalmente, pero no estoy para esas faltas de respeto. Ni teniendo el dinero para hacerlo me lo compro. Mi hermana me manda unos pesitos desde Las Vegas, pero yo los dejo para comida”, destaca esta vendedora de alimentos.
El champú se suma a la larga lista de productos de primera necesidad que, como la pasta de dientes, el jabón de baño o el detergente para ropas, llegan en pequeñas cantidades a las tiendas. Se trata de artículos que se acaban rapidísimo porque entran esporádicamente y son siempre perseguidos por extensas concentraciones de personas.
En palabras de Paula, estudiante universitaria, “yo misma, que tengo el pelo decolorado, resuelvo con el champú casero. No le da mucha suavidad pero limpia, que es lo más importante. No podemos dejar que se nos pudra la cabeza, menos en una situación donde mantener la higiene personal es vital.
“El gobierno debería vender por la libreta de abastecimiento un poco de champú, aunque sea del más económico. Seguramente será mejor que el jabón que mucha gente está usando y le deja el pelo como un cartón”, indica la joven.
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