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Ronny Sánchez Merino, (La Habana, 1988) se fue de La Habana a Barranquilla con el título de Diseñador Industrial bajo el brazo, la cabeza llena de proyectos y su madre Anabel en el corazón, que son herramientas indispensables para iniciar la andadura migratoria, cuando un humano muta en caracol porque siempre andará con su casa a cuesta.
Agradece al ISDi habanero su formación técnica y sus profesores la paciencia con que trataron a un alumno distraído, pero brillante y arriesgado que apuesta por un cambio de mentalidad en los diseñadores cubanos para crear soluciones con impacto comercial.
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De todo ello, habló con CiberCuba con esa pasión reinventada que atribuye a la cubanidad, y le ha permitido superar la ansiedad inicial por el confinamiento forzoso debido al coronavirus y seguir diseñando para su marca propia Care Studio, con la que Ronny y su socia, Jennifer Villero, ganaron un Premio CLAP en categoría Platinum.
¿Cómo fue tu formación en Cuba?
Si voy a hablar de mi formación en Cuba debo dividirla en dos, la formación por parte de mi mamá y mi formación académica; la primera ha sido la más importante porque mi mamá me creó un ambiente muy propicio para ser creativo y profesional. Ahora, también mi formación en Cuba fue muy buena. Tengo muy gratas experiencias de mi formación universitaria especialmente. Yo fui un estudiante complicado y distraído, pero el ISDi (Instituto Superior de Diseño) sacó lo mejor de mí. Hoy no tengo más que agradecimientos por mis “profes”, sobre todo aquellos que fueron pacientes conmigo.
¿Cuál es tu apreciación del diseño industrial en Cuba?
El Diseño Industrial, en su aplicación práctica en Cuba, está en una etapa muy incipiente aún. Es una profesión que no solo requiere de unas características económicas y de mercado muy flexibles y dinámicas, sino que también necesita de un cambio de pensar del diseñador cubano a la hora de crear soluciones con impacto comercial, pues el Diseño Industrial cubano está enfocado en resolver necesidades inmediatas locales con recursos limitados y la profesión va más allá en otros contextos.
¿Tu formación cubana te sirvió para afrontar tu vida profesional en Colombia?
Si, en parte. Creo que el hecho de que en Cuba se estudie más por una pasión que por la esperanza de una recompensa económica, te crea un estado mental de hambre profesional, y en cuanto percibes una mínima remuneración, quieres más y más proyectos; de cierta forma te vuelve muy competitivo. Por otra parte, también sucede que la formación cubana no te prepara en temas de emprendimiento y eso me chocó bastante, porque la profesión y el espíritu emprendedor deben ir de la mano, al menos si aspiras a tener tu negocio propio. La pasión por lo que hago y mi afán de trabajar fue creación exclusiva de mi mamá que me celebra todo. La motivación de intentar ser más productivo y competente me la da mi hermano, a quien también le debo mucho.
¿En qué consiste tu trabajo?
En Cares Studio, junto con mi socia Jennifer Villero, nuestro trabajo consiste en crear diseños de espacios, productos y experiencias de usuario. Tomamos las necesidades particulares del cliente y las transformamos en un diseño funcional, estético y comercialmente explotable si es el caso.
¿Por qué Barranquilla?
Creo que todo joven profesional en Cuba busca ejercer su carrera en un ambiente por lo menos moderadamente próspero. En mi caso fue Barranquilla, donde vive mi papá desde hace más de 20 años, y me ayudó en absolutamente todo, sin su apoyo hubiese sido sumamente difícil sino imposible, y bueno, aquí estoy desde el 2014 y me siento un barranquillero más.
¿Cuáles son las tendencias predominantes en el diseño actual?
El diseño actual está volcado a la personalización y a la Industria 4.0. El consumidor contemporáneo no solo quiere resolver sus necesidades con productos y espacios funcionales y estéticamente atractivos, sino que también quiere que todo eso esté envuelto en una experiencia muy personal. Son “prosumidores”, consumidores profesionales.
¿Cómo ha impactado la pandemia de coronavirus en el trabajo de tu estudio y en tu vida?
Se han ralentizado un poco los proyectos locales, se han potenciado los proyectos extranjeros sobre todo en ciudades con cuarentenas menos estrictas. Aca, en Barranquilla, llevamos más de 80 días en aislamiento y al principio me generó un poco de ansiedad, pero ya lo superé, sobre todo gracias al potencial de entretenimiento infinito de Internet.
¿Cuánto de cubano hay en ti a la hora de concebir y diseñar proyectos?
Bastante, la pasión y la ilusión por lo que hago no merma, se reinventa, se adapta. No hay nada más cubano que eso diría yo.
¿Cuánto del mundo hay en ti a la hora de concebir y diseñar proyectos?
Bastante también, creo que un diseñador no está completo hasta que se empapa de mundo, en Cuba tenemos una visión limitada de nuestra profesión, y yo aún estando afuera. desde hace seis, años sigo descubriendo cosas nuevas.
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