El destacado bailarín, coreógrafo y director cubano Carlos Acosta celebra sus 47 primaveras este martes, años en los que ha emprendido una carrera en ascenso hasta alzarse como uno de los máximos representantes del ballet cubano e internacional.
Sus páginas en redes sociales no comparten ningún contenido sobre el aniversario, pero se conoce que Acosta nació en La Habana el 2 de junio de 1973.
Años después, comenzó a estudiar en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba, y se licenció en 1991 con las máximas calificaciones. Con tan solo 16 años, ganó la medalla de oro en el Grand Prix de Lausanne y comenzó a labrar su camino en la historia de la danza.
Varias compañías fuera de la isla han evidenciado su gran talento, entre ellas, el English National Ballet, Ballet de Houston y American Ballet Theatre. Ha sido un miembro permanente de Royal Ballet de Londres desde 1998 y en 2003 fue promovido por esa institución a principal bailarín invitado.
Durante su estancia en la ciudad británica, la crítica especializada le dispensó múltiples elogios . En 2014 recibió de la reina Isabel II de Inglaterra la medalla de Comendador de la Excelentísima Orden del Imperio Británico (CBE).
Tiene su cuerpo de baile, Acosta Danza, con sede en Cuba, una responsabilidad que se combina con su reciente papel al frente del Birmingham Royal Ballet (BRB), una dirección que asumió a comienzos del presente año.
En una entrevista a la agencia EFE, Acosta, casado con Charlotte Acosta, madre de sus tres hijas, reconoció la trascendencia que el ballet había tenido en su vida, dadas las condiciones que lo rodeaban en la humildad de su familia: “Hubiera sido delincuente o me habría ido en una balsa”, aseguró entonces.
Su propio padre tuvo un rol decisivo en su formación como bailarín, ya que lo animó a seguir ese propósito. Las experiencias personales fueron recogidas en un libro de la autoría de Acosta, titulado “No mires atrás”, que más tarde cobraría forma audiovisual en el cine, a través de la película biográfica "Yuli", dirigida por la española Iciar Bollaín, que obtuvo diversos reconocimientos.
La obra fue escrita mientras Acosta luchaba con la depresión en el clima de Londres, donde al comienzo se le presentaban pocas oportunidades para bailar en una compañía plagada de estrellas, una suerte que iría cambiando con el tiempo y la acogida de sus presentaciones ante el público.
“El ballet es mi mejor amigo. Fue mi refugio; es lo que tenía cuando todo no tenía sentido. No era solo un trabajo. He tenido el privilegio de actuar con muchas compañías y obtener esta gran cantidad de conocimiento que quiero transmitir”, admitió en una ocasión.
En febrero de 2020, Acosta concedió una entrevista a The Guardian en la cual comentó sus planes al frente del Birmingham Royal Ballet. “Quiero que el nivel de los bailarines se eleve dramáticamente, y el repertorio que traigo es crucial”, adelantó.
“Quiero una compañía que sea fuerte, que no sea predecible, que sea enérgica, que tome riesgos, pero que se mantenga fiel a la tradición al más alto nivel. Estoy preparado para grandes ideas locas. Nunca voy a decir que no a nada nuevo y audaz”, argumentó.
La carrera del cubano ha brillado mundialmente, de modo que se han generado grandes expectativas sobre su trabajo en el BRB.
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