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El periódico británico The Guardian dedicó un reportaje a la predilección que sienten los cubanos por los automóviles rusos Lada, los cuales circulan en todo el país aliviando un poco la terrible crisis del transporte público en la isla.
“Llévame a tu Lada: la pasión de Cuba por una pequeña caja rusa” fue el titular que el periodista y escritor Ruaridh Nicoll le imprimió a su artículo, tras constatar de primera mano la predilección de los conductores de Cuba por estos vehículos.
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Luego de varios viajes a La Habana, Nicoll ya tiene un chofer con el que suele trasladarse. Se trata del propietario de un viejo y destartalado Lada, cuyas con ventanas perdieron las manijas para abrirlas y cerrarlas, y en el que su asiento trasero “contiene un resorte suelto como un proctólogo desagradable”, según describe.
Sin embargo –relata Nicoll–, el dueño del viejo automóvil lo considera como un “miembro de Ladaocracia, la aristocracia revolucionaria cubana del Lada”.
The Guardian recuerda que el primer Lada se construyó hace 50 años en la ciudad rusa de Toliatti, mediante la cooperación entre el desaparecido estado soviético y la compañía italiana Fiat, con el objetivo de fabricar carros pequeños dotados de una fortaleza, ideales para el agreste paisaje ruso.
“Más importante aún, el auto, renombrado para el mundo como Lada, fue fácil de mantener. El ‘clásico’ Lada se convirtió en uno de los vehículos más fabricados de la historia, con alrededor de 18 millones construidos”, recalca el reportero en su artículo.
Los Lada empezaron a llegar por miles a Cuba en los años 70 procedentes de Moscú, rememoró Hendy Cobas, del Club Amigos del Motor de Cuba, una asociación que cuenta con 1.000 miembros.
En su opinión, una de sus principales ventajas es la maniobrabilidad de sus piezas y componentes, que van muy a tono con la inventiva del cubano medio, capaz de sortear cualquier dificultad o carencia con su iniciativa.
“Casi cualquier cubano puede cambiar las bujías, y la mayoría puede cambiar las pastillas de freno y las bombas de combustible. ‘Los Ladas son miembros de la familia’. Es una frase que todos usan aquí”, expresó.
Por su parte, Willy Hierro Allen, editor jefe de la revista Excelencias del Motor, recordó cuando en 1978 un alto funcionario le anunció que le habían asignado un carro. Han pasado más de 40 años y todavía lo conserva.
“Aquí, somos responsables de cuidar nuestros autos. Cuando envejeces, tu hijo llega diciendo: ‘Papá, déjame arreglar el auto’. Entonces tu hijo también tiene un hijo y con el tiempo él es el encargado del automóvil. Así es como el Lada terminó convirtiéndose en el carro de la familia cubana”, subrayó.
Según The Guardian, los últimos Lada clásicos arribaron a Cuba en 1988. En los años 90 muchos países europeos arreciaron la protección medioambiental contra la emisión de carbono, y el viejo e indestructible vehículo ruso dejó de circular. En Cuba no sucedió así y muchos de aquellos viejos autos hoy continúan moviéndose por sus calles y carreteras gracias al ingenio y el tesón de choferes y mecánicos.
Hay otra razón fundamental para ello: la escasez de otros automóviles.
Precisa la publicación que actualmente circulan en la isla unos 250.000 Lada; algunos modelos se venden a 18.000 pesos convertibles cubanos (CUC), aunque los más buenos cuestan el doble.
En los últimos años el gobierno retomó su importación, lo cual ha venido a reforzar la pasión de los cubanos por esta marca de coche. Desde 2107 empezaron a llegar a Cuba los nuevos Lada Vesta, tras un acuerdo suscrito entre la empresa productora rusa AvtoVAZ y la isla.
Los nuevos modelos, que fueron destinados al servicio de taxis en el sector del turismo, son tan diferentes a sus “abuelos” que algunos no logran identificarlos. Sin embargo, en opinión de quienes los manejan tienen lo más importante: ruedan bien.
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