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Ernesto Oliva Torres, miembro de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), dijo que aunque la decisión de exiliarse en los Estados Unidos fue muy difícil, el régimen no le dejó otra opción.
“Mi familia corría grave peligro y no estábamos dispuestos a que la Dictadura sometiera a seres queridos a situaciones extremas que, los afectara mental y físicamente”, denunció el opositor en redes sociales.
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“Amamos a Cuba y a la lucha pacífica por su libertad. Estamos comprometidos con la causa. Desde acá seguiremos aportando nuestro grano de arena. Cambió nuestra ubicación, pero el objetivo es el mismo”, señaló.
“Aún mis padres y mi esposa se encuentran en Cuba. Espero volver a abrazar algún día a mis amigos, a mis familiares, los hermanos d lucha y caminar por las calles d mi país”, refirió en su publicación en Facebook.
“No fue una decisión fácil, nunca estuvo en nuestros planes. Los q me conocen saben como he sufrido y llorado mucho. Les agradezco también por su apoyo. Gracias a los Estados Unidos por acogernos”, finalizó.
Junto a Ernesto Oliva, se exiliaron Carlos Amel Oliva Torres, mano derecha de José Daniel Ferrer y líder juvenil la UNPACU, y Katerine Mojena, su esposa y ex portavoz de la organización opositora, la más numerosa de la Isla.
“Ellos atacaron al estilo mafioso más clásico y cruel, a lo que sabían que me más me dolía, que era mi familia”, dijo Carlos Amel Oliva en declaraciones a Martí Noticias, en las que igualmente expuso las razones que lo forzaron a tomar la decisión de abandonar el archipiélago controlado por el gobierno de Miguel Díaz-Canel y Raúl Castro.
En ocasiones anteriores, la vivienda del opositor había sido allanada en presencia de sus dos hijos menores, y una gran parte de sus bienes ocupados por las autoridades. Del mismo mod, sufrió arrestos y amenazas por parte de la Seguridad del Estado.
Oliva fue galardonado en 2018 con el Premio Joven Cubano Influyente, que otorga el Instituto Político para la Libertad, con sede en Lima, Perú.
Por su lado, Katerin Mojena también relató sus experiencias en la Isla antes de la decisión de exiliarse, entre ellas, la irrupción del Ministerio del Interior en las casas de su familia en enero de 2020.
“Comenzaron el allanamiento por la vivienda de mi madre, que vive en la planta baja. Luego subieron a mi casa, donde se mantuvieron por casi seis horas. Registraron las plantillas de los zapatos, mi ropa interior, las ollas de cocinar y el árbol de navidad. Robaron alimentos, medicinas, medios tecnológicos, sin dejar siquiera acta de los objetos confiscados”, relata en el medio Cubanet.
“Para la dictadura, acosarme, detenerme y robarme, atormentar a mis hijos, que ya vivían con la zozobra de los registros policiales, no era nada comparado con el gran daño que podrían llegar a hacerme”, planteó Mojena más adelante.
“Las amenazas fueron muy claras: tanto mi suegra como yo íbamos a ser encarceladas; solo saldríamos de prisión como la Dama de Blanco y miembro de UNPACU Xiomara Cruz Miranda. Las amenazas también se extendieron a mis hijos, mi suegro y mi cuñado”, recordó.
“El peligro estaba frente a nosotros: José Daniel Ferrer llevaba cuatro meses en prisión. Por el costo político que había asumido la dictadura en el proceso contra el líder de la UNPACU, entendíamos que no se trataba solo de amenazas contra nosotros”, añadió.
Ferrer, por otra parte, fue puesto tras las rejas el pasado 1 de octubre y excarcelado el pasado viernes 3 de abril para cumplir una condena de cuatro años y medio en reclusión domiciliaria. Las primeras imágenes de Ferrer después de salir del centro penitenciario de Aguadores, mostraban un notable deterioro físico, como se demostró en unas imágenes de comparación.
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