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Estudiantes de la graduación 46 del Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas (IPVCE) Vladimir Ilich Lenin, se congregaron en una de las piscinas abandonadas de este centro docente para tomar una foto memorable.
La iniciativa consistió en juntar los cuerpos de los graduados para “escribir” el número de la promoción y el nombre de la escuela, algo que fue capturado en imágenes a través del vuelo de un drone, según refiere la página Naturaleza Secreta de Cuba en Facebook.
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“Esos jóvenes, como ha ocurrido siempre, extrañarán tremendamente sus tres años en esta escuela, y se incorporarán a la legión de egresados, antiguos y actuales profesores y trabajadores que seguimos soñando con una Lenin mejor, como la que necesita la nación cubana frente a sus grandes desafíos”, explica una de las publicaciones.
Las últimas generaciones de egresados, sin embargo, no han visto las piscinas de La Lenin funcionando totalmente, salvo una que llenaban en ocasiones particulares, por lo cual la imagen en redes sociales puede trasmitir hoy cierta mezcla de tristeza y añoranza.
El centro fue incluido en el programa de la Batalla de Ideas, creado por el fallecido dictador Fidel Castro, un estatus que le otorgaría algunos privilegios en alimentación y confort (los dormitorios instalarían aires acondicionados), pero luego las estructuras en general comenzaron a mostrar un declive que incluso llegó a levantar rumores en 2017 sobre una posible clausura de la escuela.
A finales de ese año, se compartieron fotos que evidenciaban el depauperado estado del centro. Paredes vandalizadas, estructuras dañadas por el paso del tiempo y la falta de mantenimiento, suciedad, abandono, así se mostraba el inmueble de lo que fue por décadas una de las escuelas más prestigiosas de Cuba en la formación de profesionales de las ciencias.
Una revista del oficialismo había realizado antes un reportaje en el que revelaba el pésimo estado constructivo del centro, así como otras problemáticas relacionadas con el personal docente y la caída en el nivel de enseñanza de la mayoría de sus estudiantes.
La publicación habló de la disminución de los promedios académicos con que accedían ahora los alumnos y el decrecimiento resultante de la disposición e interés hacia el estudio.
Por aquellas fechas se indicaba que, de las seis unidades con que cuenta la Lenin, solo dos funcionaban, con problemas graves en el abasto de agua y el saneamiento, mientras que el resto del espacio se encontraba en avanzado estado de deterioro y desmantelamiento.
No obstante, la viceministra de Educación de Cuba, Margarita Mc Pherson Sayu, aseguró poco después que la Lenin no cerraría sus puertas, aunque se mantendría con transformaciones significativas, limitándose a funcionar a media máquina, en un tercio de su capacidad total.
Algunas unidades que llevan unos cuantos años sin explotación han sido entregadas a otros organismos.
La Lenin ha generado, desde su fundación en 1973, un gran sentido de arraigo entre sus graduados. Muchos la han considerado una especie de hogar, donde permanece anclada una parte imborrable de sus mejores recuerdos.
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