Temas difíciles a pesar de su cotidianeidad, decisiones que se le presentan a cualquiera en estos momentos que vive Cuba, sentimientos encontrados han sido el leitmotiv de la propuesta de ENTREGA, para mí una pequeña obra maestra de un Alberto Luberta Martínez que no deja lugar a las dudas: ¡es de lo mejor en cuanto a dirección se refiere de la TVC!
Actuaciones que han sentado cátedra, otras no tan convincentes, pero en general una excelente muestra de lo que se puede hacer con los mismos recursos que se utilizan para realizar otro programa nada atractivos.
Osvaldo Doimeadios forjó un staff de pitcheo profundo con abridores, relevistas intermedios y matadores, cada uno en su lugar como mágica partida de ajedrez entre Bobby Fischer y Boris Spassky.
Nancy González, prácticamente un ave de paso, demostró que no hay papeles pequeños sino excelentes actrices.
Su momento fue ganador: Vino a lanzar para sacar 3 outs en el noveno y propinó el scon. ¡Genial. convincente, de Oscar!
¿Cuántas Gladys andarán sueltas por ahí que prefieren ser perfectas en una sola línea acrobática sobre el tapiz que mediocres en toda una ejecución gimnástica? Y la entiendo perfectamente.
Otra grande fue la Cobo con su Betty sordomuda. Hizo diana en cada disparo. Insuperable su actuación, no sólo por el dominio gestual sino por el trasfondo psicológico del personaje en su miedo por traer al mundo un bebé con su discapacidad, algo comprensible pues solamente ella sabe a lo que teme.
El profesor Manuel (Ray Cruz) tuvo ante sí la disyuntiva de su vida porque incluso, voy a pensar en que quiso salvarle la vida a su díscolo hermano y no "echarlo palante", pero yo después de tratar de convencerlo, lo dejo andar su camino sin interferencias ni reproches para sí mismo. Sangre es sangre. Familia, aunque mala, es familia; primero que eso ¡nada!
Muy bien plantado en su papel Amaury Millán como un Alain, lamentablemente más común de lo que querríamos en la época actual.
El padre de Samuel, ese Porto inconmensurable: Otra encrucijada. Fue el peor de los padres, nunca dio un consejo, nunca guío, nunca estuvo cuando el hijo lo necesitó....Entonces, cuando el hijo lo necesita sale con que su conciencia no le permitía delinquir y cedió como por encanto ante el teniente coronel Rolando. ¡Ni siquiera tie break hubo! ¿Que ese dinero era deshonesto? Sí, pero era su hijo. ¿Para que se lo aceptó?
Muy bien la postura de la esposa de Samuel. Si disfrutaste los 90 minutos de buen fútbol, te toca la ronda de penaltis en tanto Bárbaro Marín, convertido en galán otoñal, parece muy traído por los pelos con su joven novia.
Bien logrado el clímax del asesino Oscar Gabriel (sobresaliente Gonzalvo) con Magaly y claro que se veía venir la reconciliación de ella con Jorge Martínez, nuevamente correcto en su papel al igual que Hechevarría.
Lo de los exámenes, ejemplarizante. Tarjeta roja para todo el mundo. Es como es.
Y, tras ENTREGA, creo que vamos que tener que hacer casting para interpretar a los gerentes porque... ¡ningún actor va a querer asumirlo!... El Infierno de Dante lo vivirá en la tierra un Samuel que al menos tuvo de humanidad el amor por sus hijos. Demasiado malo para mi gusto. Jorge Treto, inmenso en cada minuto en pantalla, trasmitió lo que se le pedía. Ejemplarizante la pésima y equivocada educación hacia su hijo; le enseñó todo lo que NO se puede hacer. Nuevamente digo que en Abel Molina (Enrique) tenemos un muy necesario galán de televisión.
A propósito viene bien esa pléyade joven, al hermano de Manuel unan a su novia: "yo quiero vivir bien pero nunca te he pedido que robes", convence. De los jimaguas me quedo con ella, Ana Flavia Barrios.
¿Y qué me dicen de Dianis en su papel de Odette, quien por ver unidos a sus padres apeló a una bajeza en una subtrama donde sobresalió esa estrella, eterna estrella que es Verónica Lynn?
Sin pretender robarse el show, el novio de Patricia, Rubén (Carlos Busto) que aceptó su rol de padre aún en contra de su voluntad, me gustó. Muy buen actor, ya ha hecho gala de eso en otras propuestas. Amén de la enseñanza más que comprobada de que un hijo, concebido de esta forma, no representa atadura alguna para un hombre.
Se terminó ENTREGA. ¿Y ahora? ¿Volverá a quedar huérfano el espacio novela cubana? Ojalá no sea así pero hemos tenido que esperar tanto por una puesta como ésta que no sé qué pensar.
Mientras tanto FELICITAR a Albertico y su tropa de realización que jugaron todo el tiempo PARA EL EQUIPO, sin esas individualidades que a veces estorban. Por sólo citar ejemplos ahí tenemos, sin ser protagónicos, a Mario Limonta, Patricio Wood, Taimí Alvariño, Clara González, Arianna Núñez, Leoncio de la Torre, Yaisely Hernández, Hilario Peña, Félix Beatón, imposible mencionarlos a todos, en sus respectivos roles. Todos trasmitieron enseñanzas de vida, es lo importante.
ENTREGA, tras sus 72 capítulos al aire, fue un engranaje de relojería donde cada pieza desempeñó su papel. No hubo grandes ni chicos; hubo una maestría actoral que interpretó el sólido guión de Amílcar Salatti, elocuente muestra de que cuando hay base que sustente, la superestructura está segura.
Ippon, pegada, nocaut, remate, canasta…¡jonrón! Y agradecimiento de toda la fanaticada de la nación para el staff de ENTREGA. Ojalá vuelvan a hacer equipo pronto y ojalá, lo más importante… que se multiplique por todo el país, en cada escuela un profe Manuel, algo difícil muy difícil de lograr... ¡pero no imposible!.
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