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El cineasta cubano Lilo Vilaplana utilizó sus redes sociales para repudiar las conocidas escuelas internas secundarias y preuniversitarias en el campo, popularmente conocidas como las becas.
"Estas escuelas fueron el instrumento para separar a los hijos de las familias, adoctrinarlos, quebrarles la moral, para poder manipularlos y alejar a los adolescentes de los valores familiares", escribió el realizador.
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"Maldito castrismo", remató, y compartió imágenes de dos becas en ruinas.
A su opinión se sumaron cientos de internautas cubanos que, o bien vivieron la experiencia en carne propia o a través de alguien cercano.
"Yo estuve 3 años en una ESBEC. Eran campos de trabajo. Nosotros pagamos nuestros estudios", "Campistas de concentración, lejos de la familia en una etapa adolescente y rebelde para poder dominar después con sus macabras ideas. Gracias a Dios no estuve ahí", "Pensar que en ese tiempo nos tenían más secuestrados aún y no nos dábamos cuenta", "Tres años estuve y era un campo de concentración, nos obligaban a trabajar 4 horas y 4 horas estudiando, terminábamos reventados", fueron algunos de los comentarios.
Las becas en el campo no solo implicaron la separación de niños y adolescentes de sus familias y la lejanía del hogar, sino también el trabajo forzado en la agricultura, la mala alimentación durante la etapa del crecimiento, la inseguridad y las malas condiciones de vida.
Esta modalidad de estudio y trabajo comenzó en la década de los 70 y se mantuvo hasta hace algunos años. Actualmente, la mayoría de estos edificios ha cambiado su función social, mientras que otros se encuentran abandonados y en ruinas.
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