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Lucía Rivas, una madre cubana ha informado que vive desde hace cuatro meses en un almacén en ruinas de La Habana Vieja junto a su hijo de dos años.
En una publicación compartida en Facebook, Rivas ha precisado que el almacén queda en el barrio de Jesús María, aunque no ha dado la dirección exacta.
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Según afirma, desde que está malviviendo allí solo ha recibido la visita del vicepresidente del Gobierno Municipal, quien le habría dicho que salga por su propia voluntad “para no tener que usar la fuerza”.
Rivas dice que el funcionario no le explicó “en qué artículo de la Constitución dice que en Cuba existe el desalojo”.
Como ya ha sucedido en actos de ocupación similares, y de forma creciente en los últimos tiempos, la joven -que dice tener 20 años- se ha valido como argumento de la afirmación de Díaz-Canel acerca de la necesidad de convertir locales cerrados en vivienda.
Lucía Rivas concluye su publicación pidiendo ayuda, y se pregunta si las autoridades van a esperar que el almacén les caiga arriba a ella y a su hijo “para que entonces vengan con excusas baratas".
La publicación ha generado reacciones encontradas, aunque algunos internautas la apoyan otros califican de irresponsable que la joven se quede en ese lugar junto a su hijo, y le recomiendan que busque otro local en mejores condiciones para ocuparlo.
Los episodios de ocupación de locales estatales vacíos es cada vez más frecuente en Cuba, y especialmente en los municipios de Habana Vieja y Centro Habana.
A comienzos de septiembre, un grupo de cinco mujeres en la Habana Vieja ocuparon un local estatal en desuso para vivir con sus hijos y dos meses después, en noviembre, las autoridades seguían sin atender el caso, pese a la entrega de cartas en diversas instancias.
"Somos la voz de muchas madres en este país que están en la misma situación que nosotras", declaró entonces a Cubanet una de la mujeres afectadas.
En octubre de 2019, la madre de una niña diagnosticada con una rara enfermedad, ocupó el local de una fábrica abandonada en el barrio de Luyanó, en el municipio habanero de Diez de Octubre, y fue secundada por un grupo de mujeres que también se establecieron en el recinto.
Pocos días después, a mediados de octubre, varias familias ocuparon un edificio ubicado en la calle Reina, entre Rayo y San Nicolás; y se negaron a abandonarlo a pesar de la presencia policial en el lugar.
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