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El comercio bilateral entre Cuba y Brasil tocó los niveles más bajos de los últimos 12 años, tras sufrir una reducción del 30% con relación al período previo a la llegada de Jair Bolsonaro al poder.
Cifras oficiales del Ministerio de Economía de Brasil dan fe del deterioro a pasos agigantados del comercio entre ambos países durante 2019.
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Al final del primer año del gobierno de Bolsonaro, las exportaciones brasileñas a Cuba se aparcaron en 265 millones de dólares, 23% menos que en 2018 y lejos de los más de 450 millones de dólares que promediaron las ventas a Cuba en la última década, con los gobiernos de Lula da Silva y Dilma Rousseff.
A su vez, la caída de las exportaciones de Cuba a Brasil fue aún más estruendosa. La economía insular exportó al gigante sudamericano bienes por tan solo 8,5 millones de dólares, lo que representa una contracción del 75% con respecto al 2018, cuando se embarcaron a Brasil 33,745 millones de dólares.
De acuerdo con las estadísticas brasileñas, más de la mitad de las exportaciones cubanas fue de productos semimanufacturados de hierro y acero.
Recortes en el plato
El grueso de las importaciones cubanas desde Brasil se concentró en alimentos, predominantemente productos básicos, sin manufacturación. Pollo, salvado de soya y residuos de la extracción del aceite, maíz en grano, arroz entero y partido, aceite de soya y embutidos constituyen cerca del 60% de las exportaciones brasileñas a Cuba.
El pollo es el principal producto comprado en Brasil. Sin embargo, los envíos de esta carne se redujeron 40% en el último año, cuando los encargos cubanos cayeron de 78 millones dólares a 47 millones.
Completan la canasta de productos alimenticios adquisiciones menores de carne de res (3,78 millones de dólares) y café crudo en grano (1,36 millones de dólares), que representan 1,5% y 0,5% del total de las importaciones cubanas desde Brasil.
Calzado, remolques, piezas de repuesto, papel y cartón, vehículos de carga y neumáticos cierran la lista de las compras cubanas a la novena economía del planeta.
Economía y relaciones maltrechas
La reducción del intercambio comercial entre Cuba y Brasil coindice con la llegada al poder del derechista Jair Bolsonaro, un férreo crítico del régimen cubano. Bolsonaro ha dado un vuelco en la política exterior brasileña, alejándose de socios estratégicos de los gobiernos anteriores del Partido de los Trabajadores, entre ellos Venezuela, Cuba, Bolivia y Angola.
El desgaste de las relaciones Cuba-Brasil comenzó dos meses antes de la asunción de Bolsonaro, en enero de 2019, cuando el gobierno de Miguel Díaz-Canel decidió romper el convenio para el envío de personal médico cubano al país sudamericano. El fin del acuerdo, firmado en 2013 por la expresidenta Dilma Rousseff, representó pérdidas anuales de cerca de 350 millones de dólares para las arcas cubanas.
La falta de capacidad de compra de Cuba se debe también a los incumplimientos de los pagos de la deuda con Brasil, que frenan la concesión de nuevos créditos para compra de alimentos en ese país. Hasta la fecha, según el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil (BNDES), Cuba no ha pagado 50 cuotas del préstamo concedido por esa institución para la construcción del Puerto del Mariel.
El pasado lunes, la Oficina de Aduanas de China anunció también que las ventas a Cuba habían caído al nivel más bajo en una década, quedándose en 791 millones de dólares. Según los datos chinos, Cuba ya había disminuido sus importaciones de casi 1,9 mil millones en 2015 a 1,1 mil millones en 2018.
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