"Diez acciones para tumbar la Revolución": ve, pinta, grita, asalta una emisora, etc... Cuando esté incluida la primera persona del plural, quizá logremos ese anhelo". Así comienza el escritor habanero Ángel Santiesteban Prats un post recién publicado en su perfil de Facebook, donde marca distancia del movimiento Clandestinos y de quienes lo apoyan e impulsan desde fuera de Cuba.
"Es muy fácil empujar desde donde no se corre el más mínimo riesgo", continúa Santiesteban. "Debería darles vergüenza el hacerlo. Y cuando buscas en su pasado, se mantuvieron tranquilitos dentro del archipiélago para que el régimen no los dañara, hasta el día que emigraron", agregó el escritor, quizás la voz más frontal contra la dictadura castrista en el mundo literario cubano.
Santiesteban ganó el Premio Casa de las Américas 2006 con un libro de relatos carcelarios (Dichosos los que lloran) que causó revuelo por recrear la vida en las prisiones cubanas. Antes, había merecido el Premio Alejo Carpentier 2001 por otro libro de cuentos de crudeza absoluta sobre la Cuba contemporánea: Los hijos que nadie quiso.
Santiesteban no refiere nombres en específico, pero critica a quienes presuntamente financian las acciones de Clandestinos en Cuba. El pasado 21 de enero La Habana culpó a la activista radicada en Miami Ana Olema de pagar a dos individuos para vandalizar bustos de Martí:
"Basta de burla. ¿Hasta cuándo van a vivir del tema Cuba? Les envían limosnas a los que se sacrifican dentro de Cuba, y ellos viviendo la dulce vida desde la distancia. Es un tipo de colonialismo mediocre en la política. Recordemos "La Patria es ara, no pedestal", remató el narrador.
Además de su exitosa carrera literaria, Santiesteban, quien reside en La Habana, ha sido reconocido como prisionero de conciencia en el pasado por Human Rights Watch y Aministía Internacional.
Santiesteban coincide en estas críticas con la postura de Antonio Rodiles, quien dijo recientemente que los Clandestinos exponen una opisición "marginal, chusma, vandálica, incapaz", que le vendría de maravillas al régimen cubano.
Rodiles afirmó que la pintura sobre Martí es "cuando menos, una falta total de sentido político" y muestra un escenario errático por el desespero "por gritar y gritar".
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