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Vecinos de un barrio de la Habana Vieja temen lo que pueda ocurrir si las autoridades de Salud Pública no actúan de inmediato en el caso de Ariel Yanes Olivera, un hombre de 42 años con diagnóstico de esquizofrenia paranoide que se comporta de manera agresiva debido a que no recibe los medicamentos prescritos por su ausencia en las farmacias.
Su hermana, Dora Aimé del Pino Olivera, explicó a Diario de Cuba que Yanes es paciente del Hospital Psiquiátrico de La Habana, adonde fue enviado por su adicción a las drogas cuando tenía 17 años de edad. Posteriormente, desarrolló su cuadro clínico actual.
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Del Pino dijo que el director de Mazorra ha comunicado a la familia que no dispone de cama para ingresarlo, y señaló que su hermano pasa el tiempo en las calles del barrio, ubicado en un sector turístico de la ciudad, cercano al muro de Belén.
Al respecto, una vecina advirtió que esto podría desencadenar algún incidente con los turistas que visitan la zona. Sin embargo, según el testimonio y los documentos en poder de la hermana de Yanes, ella ha pedido ayuda al Consejo de Estado y al Ministerio de Salud Pública, entre otras instituciones, pero ninguna ha dado solución al problema.
Solo pudo ingresarlo durante 45 días en el Hospital Calixto García, gracias al jefe del equipo médico de psiquiatría, que se sensibilizó con la situación del paciente y su familia.
Por otra parte, una trabajadora social pidió la historia clínica del paciente para solicitar su ingreso en una institución especializada por tres meses, al término de los cuales, este sería devuelto a su casa. En caso de agravarse otra vez, tendrían que volver a completar todos los trámites para internarlo por otro período de tres meses, y así sucesivamente.
Margarita Sosa, vecina del barrio, relató que a Yanes se le puede encontrar riendo y gritando por la calle o atacando, por momentos, a perros y personas con las que se cruza en su camino. A Sosa, Ariel le lanzó un bloque que lastimó su pierna izquierda, según se aprecia en el vídeo publicado por Diario de Cuba.
Él acosa, asedia, pide y, si no le das, te agrede, comentó Mariana Borrega Padrón, otra vecina de la zona. Por qué tenemos que vivir ese peligro, se pregunta. Yanes Olivera es un peligro para los transeúntes y para sus vecinos, que aún así le tienen aprecio por haber nacido y haberse criado en el barrio.
Borrega relató otro incidente con Yanes, una mañana en que ella estaba en la puerta de su vivienda, y él se aproximó con las manos detrás ocultando un tubo. La mujer adivinó sus intenciones y cerró la reja justo antes de que él comenzara a dar violentos golpes contra el metal.
A un tercer vecino, Roberto Cruz, llegó a cortarle parte de su sien con un fragmento de espejo. Cruz contó que se le enfrentó, pero la sangre no le permitía ver con claridad. Con el certificado médico de la lesión, acudió a la policía, donde le advirtieron, pese a todo, que no podía levantar una denuncia dado el estado mental de Ariel Yanes Olivera.
Al día siguiente, reveló Cruz, el enfermo psiquiátrico se sentó frente a su casa, con una botella y un cuchillo en las manos, clavando la mirada en la puerta de su vecino. La policía me dijo que, si hacía algo, yo sería quien iba a terminar en prisión, aseguró. Estoy amenazado, entonces, por la policía y por un enfermo, agregó.
“Mi hermano puede matar a alguien o pueden matarlo a él, porque nadie va a permitir que lo agredan. Tengo dos hijos, uno adolescente, y temo que haya males mayores. Estoy pidiendo ayuda”, expresó Dora Aimé.
Ella asegura que los medicamentos sucedáneos que ha podido adquirir en las farmacias, a falta de los fundamentales, no han calmado a Yanes Olivera, sino que, por el contrario, lo han tornado más agresivo. Recuerda que las autoridades respondieron solo una vez con rapidez, los días de la visita de Obama a La Habana. Por esas fechas, una ambulancia acudió a recoger al enfermo con diligencia.
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