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El expresidente boliviano Evo Morales acusó en su cuenta en Twitter al gobierno interino de su país de destrozar la economía, y aseguró que la mandataria Jeanine Áñez pronto estaría pidiendo limosna al FMI.
En un tuit publicado el viernes, Morales acusó a la presidenta en funciones, al líder cívico de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, y a su adversario en las elecciones de octubre pasado, Carlos D. Mesa, de tener un gobierno de facto y pretender volver al pasado.
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“Hablan de privatizar y entregar nuestras empresas estratégicas a las transnacionales. Están preparando el retorno del FMI. El pueblo boliviano junto al proceso de cambio luchó por recuperar nuestros recursos naturales”, tuiteó.
Morales, quien se encuentra desde este jueves en Argentina, solo esperó 24 horas para hacer sus primeros ataques al actual gobierno de su país. En un principio se había comprometido a no hacer ningún tipo de declaraciones políticas, pero luego se le permitió usar las redes sociales, y su promesa quedó reducida a no hacer apariciones públicas, según informó el diario La Nación.
La canciller interina de Bolivia, Karen Longaric, había pedido al gobierno argentino que cumpliera con las convenciones internacionales respecto al asilo y refugio políticos, y no le permitiera realizar declaraciones políticas que perturben el proceso electoral en su país.
El exlíder cocalero arribó a Buenos Aires procedente de Cuba, dos días después de que Alberto Fernández tomara posesión como presidente. Según anunció el canciller Felipe Solá, permanecerá allí como refugiado. Sus dos hijos, Evaliz y Álvaro, se encuentran allí desde fines de noviembre.
Morales viajó a la Isla el pasado 6 de diciembre. Su estancia en suelo cubano era temporal, solamente hasta que Fernández asumiera el cargo, y así tener las garantías para el asilo en el país suramericano. Allí está más cerca de su país, lo que le permitiría mantenerse en contacto con los líderes de su partido político para las próximas elecciones.
El dirigente indígena, quien renunció al gobierno de su país el pasado 10 de noviembre, viajó dos días después a México, donde permaneció como asilado político casi un mes, antes de marchar hacia La Habana.
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