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Un columnista del diario norteamericano New York Times acusó al presidente Donald Trump de proteger siempre su relación con Arabia Saudí, tras el incidente ocurrido este viernes cuando un miembro de la Fuerza Aérea del país islámico que asistía a un entrenamiento en una base naval en Florida, mató a cuatro de sus compañeros e hirió a otros ocho.
Según denunció David E. Sanger, el primer instinto del mandatario fue desechar cualquier sugerencia de que el gobierno saudita tenía que rendir cuentas por el hecho. Solo horas después, en su cuenta de Twitter, Trump dijo que había recibido una llamada de condolencia del rey Salman. Al día siguiente, en un encuentro con la prensa, dijo que en el país árabe estaban “devastados”, pero no empleó el término terrorismo.
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Tampoco se habló de que los sauditas ayudarían a identificar los motivos que tuvo el homicida para actuar, o de cómo fue la investigación de sus antecedentes para entrar a esa escuela de la Marina, donde se desarrolla un programa de capacitación a oficiales de países aliados.
En opinión de Bruce Riedel, académico de la Brookings Institution y exoficial de la CIA, lo más extraño fue la postura adoptada por Trump, antes de conocer incluso si el pistolero actuó solo o si tuvo vínculos con Al Qaeda u otros grupos terroristas.
Otras preguntas plantean cómo habría respondido el gobierno si el atacante hubiera sido un iraní o un mexicano, dada la retórica antiinmigrante del presidente y su política de línea dura contra la inmigración ilegal.
Para el periodista de New York Times, la posición de la Casa Blanca es clara: Arabia Saudita es la única potencia regional capaz de contrarrestar a Irán. Por ello, Trump rechaza cualquier crítica que pueda debilitar ese vínculo.
Esa fue la actitud tomada tras el asesinato en Turquía del periodista saudí Jamal Khashoggi, residente legal en Estados Unidos. Tanto el mandatario como el secretario de Estado, Mike Pompeo, desecharon la investigación realizada por los servicios de inteligencia norteamericana que sugerían que el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, había tenido que ver con el crimen.
La reflexión del periodista es compartida por Martin Indyk, exembajador estadounidense en Israel y antiguo negociador de Medio Oriente, quien este sábado, después de que Pompeo anunció que había hablado con el ministro de Asuntos Exteriores saudí sobre el tiroteo en la base naval, tuiteó: “¿No es interesante cómo rápido Trump y Pompeo transmitirán sus condolencias al gobierno saudí por el asesinato de tres estadounidenses, y la lentitud con la que criticaron el asesinato del gobierno saudí del Sr. Khashoggi?”.
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