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Para más de un cubano, el “boom” de las compras en Moneda Libremente Convertible (MLC) fue “más rollo que película”. Dicho de otra forma, las aguas se han calmado y la alternativa, que parecía ideal para elevar el nivel de vida al menos de una pequeña porción de los cubanos, está dejando ver demasiadas manchas.
Pasadas dos semanas desde que se puso en práctica la posibilidad de adquirir principalmente equipos electrodomésticos a través de cuentas MLC, más de un potencial cliente se lo está tomando con tranquilidad y los más “pillos” se dedican a perseguir aquellas monedas fuertes distintas de la estadounidense, “porque con el dólar perdemos. Las colas han ido disminuyendo y lo harán cada vez más porque todo no es color de rosa, como han querido pintarlo”, comenta el artesano Rainer.
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Contrario a lo que se pensó inicialmente, al dólar le han puesto un "Stop" y ya no lo están comprando a cualquier precio en la calle.
El cuentapropista de 36 años, quien se dedica a vender sus obras en La Habana Vieja, considera que “aunque la afluencia de público a las tiendas en los días recientes ha demostrado que la capacidad de compra de muchos cubanos es considerable, la gente ha sacado sus cuentas y sabe que, con el diezmo que sigue teniendo el dólar americano, cuesta más o menos lo mismo comprar un equipo en las tiendas de MLC, que a los que lo importan desde el exterior.
“En papeles, todo es más que bonito: el país recauda divisas y la población puede adquirir con mayor facilidad el producto sin intermediarios. Pero la realidad muestra otra cosa: la escasez de productos de alta demanda no acaba. Por tanto, como siempre, habrá desabastecimiento, los revendedores y especuladores no dejarán de vivir y el mercado paralelo seguirá fortaleciéndose”, acota.
Muchos cuestionan la poca accesibilidad de la mayoría de la población a las MLC y que haya ya más de una persona revendiendo los equipos comprados con tarjeta. Paradójicamemte, los que pueden comprar ahora en esas tiendas, son los mismos que viajan a Panamá, México o Estados Unidos.
De ahí que sea casi un hecho que no se detendrá la importación informal de mercancía y que el gobierno tendrá que abrirse a la total dolarización de la economía o ver cómo la aceptación de las compras en divisa se mantiene por debajo de lo esperado.
Según lo que agrega la profesora universitaria Giselle, de 39 años, “lo que debería ser una opción para elevar la calidad de vida ha terminado dejando sin divisa hasta a las casas de cambio del Aeropuerto de La Habana. Los extranjeros están protestando porque no entienden que no puedan cambiar los CUC que le quedan antes de irse del país".
“Deberían de una vez y por todas eliminar el gravamen del 10% al depositar dólares en efectivo en el banco. Ya ese impuesto ha dejado de estar justificado. Eso traería más estimulación y, por tanto, más flujo de divisas. Como es costumbre, todo lo mal hecho se lo achacamos al bloqueo. Quien depende solo de su salario no tiene acceso a la compra de estos artículos y los precios son altos comparados con los del área geográfica que, de acuerdo con las autoridades, iban a ser el referente. ¿Qué trabajador estatal puede ir a estas tiendas maravillas?", cuestiona.
“Igualmente, junto con el experimento en la capital pudieron abrirse tiendas en todas las provincias, pero no hay ofertas suficientes. Tal vez debieron esperar a tener el 100% de las tiendas listas para vender en todo el país”, destaca.
El escenario de la isla hace pensar que ha llegado el momento de una nueva apertura económica, obligada a ser todavía más radical que las anteriores.
Por otro lado, opina la arrendataria de habitaciones Mercedes, “también está habiendo retraso con la entrega de las tarjetas para ser habilitadas y los clientes siguen pidiendo a gritos que haya un mayor abastecimiento. Sería bueno incluso pensar en vender otros productos como ropa y calzado. Es demasiado el tiempo que se pierde en la revisión de cada equipo y en llenar los modelos de garantía en las tiendas. Deberían permitir hacer compras desde el extranjero directamente a personas residentes en Cuba y así disminuir la espera".
“Si cada cliente se demora 20 minutos completando papeles, se pierde mucho dinero. No sé por qué no dan turnos y así las personas no tienen que molestarse esperando ni que acudir a los revendedores. En el propio vale de compra se puede añadir el código del equipo o, como se hace en otros países, establecer la inscripción del equipo por vía telefónica”, apunta la cuentapropista.
Del mismo modo, expresa la ingeniera industrial Liuba: “¿cómo se entiende que la garantía que le dan a uno es la de reparar un equipo? ¿Por qué si uno paga un equipo nuevo? La reparación debe ser una opción, no una obligación. Siempre ha habido inconformidad con eso, así como con que no se incluyan productos tecnológicos como computadoras y celulares, y también carros".
“En México uno compra el equipo sin probar y se lo lleva para la casa y allí hace las pruebas que uno quiera. Si el equipo tiene problemas tiene uno siete días para cambiarlo en la tienda o que le devuelvan el dinero”, dice.
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