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Del Museo del Prado en España al Museo Nacional de Bellas Artes en Cuba, sale por primera vez este lienzo, conocido como Autorretrtato tardío. El cuadro estará de viaje como parte del homenaje a los 500 años de La Habana, como un gesto amistoso de la prestigiosa institución cultural española, que este años celebra su bicentenario. Podrá ser admirado por el público cubano a partir del 14 de noviembre, tras la presentación especial para los reyes.
Goya fue elegido, entre los pintores españoles disponibles en las pinacotecas del Prado, gracias a ciertos vínculos que sostuvo el artista aragonés con la isla por su relación con la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que fue el modelo de la Academia Nacional de Bellas Artes de San Alejandro, en La Habana.
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De modo que ahora constituye un lujo para críticos, estudiantes, profesores y público en general poder ver una obra de obligada referencia. Debe decirse que la colección española del Museo Nacional de Bellas Artes, en La Habana, es una de la más numerosas pero Goya no está representado.
Esta no es la primera vez que la pieza viaja a América, previamente estuvo en Estados Unidos y en los últimos veinte años ha estado en más de una decena de exposiciones en este continente, pero para la Isla la visita del cuadro representa sin lugar toda una primicia cultural, en tanto se trata del último autorretrato del pintor, y por tanto pone de manifiesto tanto sus características clásicas como su sorprendente modernidad.
Pintado por Francisco de Goya en 1815, a la edad de sesenta y nueve años, este fue uno de los últimos óleos en que plasmó su propia imagen. Se trata de una obra de pequeño tamaño que nos ofrece la imagen de un ser vulnerable, una imagen cotidiana, íntima del pintor en su vejez.
Es retrato de medio cuerpo, de carácter oficial, en el que el artista viste una bata de terciopelo rojo oscuro, similar a las de los pintores en varios autorretratos o retratos de fines del siglo XVIII y principios del XIX. El busto del pintor mira de frente al espectador, pero el artista se atreve a mostrarse, con honestidad, enfermo, fatigado, y envejecido. Se desconoce si fue éste un retrato realizado por Goya para él mismo o para alguien de su entorno íntimo y familiar, o si por el contrario respondía a algún trabajo de encargo.
De todos los autorretratos que se conocen de Goya, es uno de los más sinceros y directos. El busto del pintor a la edad de sesenta y nueve años se coloca sobre un fondo oscuro, donde las marcas de las pinceladas son perfectamente visibles. La intensidad del retrato se concentra en las facciones, sin darle mayor importancia al atuendo o al fondo. El rostro, enmarcado por el pelo alborotado y ya grisáceo transmite la resignación y la fortaleza de quien ha atravesado numerosas contrariedades pero todavía puede mostrarse sereno e incluso orgulloso-
Respecto a la presencia del Prado en Cuba, ya en 2016, el museo imperial presentó en La Habana una muestra al aire libre de reproducciones fotográficas de más de cincuenta obras de su colección. Las réplicas, a tamaño real, incluyeron las más importantes y significativas como Las Meninas, de Velázquez; El caballero de la mano en el pecho, del Greco, o El Jardín de las Delicias, del Bosco, y por supuesto hubo alguna obra de Goya, se trataba de El 3 de mayo.
Pero aquella muestra quedó instalada en la verja perimetral del Castillo de la Real Fuerza en la capital cubana, el cuadro que será expuesto en La Habana es un original, y lo expondrá la sala del Museo Nacional, como corresponde.
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