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La pasión y la adrenalina conducen a estados insospechados y a Loreta J. Velázquez la llevaron a poner en juego su vida en una guerra. Esta mujer, nacida en Cuba, ocultó su identidad para ser soldado.
Fue descubierta y expulsada del ejército, pero entonces se ofreció como espía. Es una figura histórica polémica y una completa desconocida para los cubanos.
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Mujeres en la Guerra de Secesión estadounidense
En el siglo XIX el activismo feminista tuvo en los Estados Unidos un despertar, especialmente durante la Guerra de Secesión. El Ejército Confederado y el de la Unión tenían prohibido que se alistaran mujeres en sus filas.
Sin embargo, muchas féminas se disfrazaron de hombres y se camuflaron en las tropas. Algunas fueron descubiertas y expulsadas del ejército, otras murieron en combate. De las sobrevivientes pocas tuvieron el valor de contar su historia conscientes de que serían ignoradas.
Entre ellas estuvo Loreta Janeta Velázquez, una mujer nacida en La Habana, el 26 de junio de 1842. Su padre era un oficial del Ejército español y su madre una dama de ascendencia francesa y estadounidense. En 1849 se fue a estudiar a Estados Unidos bajo la tutela de su tía.
En Estados Unidos su vida cambiaría para siempre
A los catorce años comenzó una relación furtiva con un oficial del Ejército de los Estados Unidos en Texas. Su familia la amenazó con ser enviada a un convento o de regreso a Cuba junto a sus padres, a lo que Loreta respondió huyendo con su amado.
En la primera etapa del matrimonio murieron de forma prematura sus tres hijos. Loreta intentó convencer al esposo de unirse a él en la batalla y tuvo apoyo inicialmente, pero luego el oficial se rehusó a permitirlo.
Loreta se vistió de soldado, adoptó el nombre de Harry T. Buford y escapó en secreto de su casa. Volvió cuatro días más tarde con un regimiento de 236 hombres para incorporarlos al mando de su esposo. Pero este murió poco tiempo después en un ejercicio militar.
Loreta se alistó en el Ejército Confederado en 1861
Se dice que luchó en Bull Run, Ball's Bluff y el Fuerte Donelson. Durante una estancia en Nueva Orleans su género fue descubierto y la expulsaron de las filas militares, pero no se dio por vencida.
Se alistó por segunda vez y volvió a ser descubierta en Shiloh. Posteriormente se ofreció como espía para el Ejército Confederado. Usaba identidad masculina y femenina. Trabajó como doble agente e informaba a los Servicios Secretos de los Estados Unidos.
Loreta Janeta, la mujer que los historiadores intentan redescubrir
El libro La Mujer en Batalla: Una Narrativa de las Proezas, Aventuras, y viajes de Madame Loreta Janeta Velázquez, también conocida como lugarteniente Harry T. Buford, Ejército Confederado fue escrito por Loreta Janeta Velázquez en el año 1876.
El objetivo de la obra era recaudar dinero para apoyar la manutención de su único hijo, producto de su cuarto matrimonio. Sin embargo, el General Jubal Anderson Early se negó a aceptar las historias allí contadas como reales.
Muchas décadas después los historiadores han confirmado la veracidad de algunos detalles, pero sigue abierto el dilema de la posible ficción.
Su vida pública y política fue muy activa
Loreta se implicó en negocios especulativos de minería y construcción de ferrocarriles. Estuvo vinculada al periodismo y la escritura. En un diario de la época se refieren a ella como “la mujer que puede hacer cosas como los hombres”.
En el 2013 se estrenó Rebel, un documental histórico sobre los roles de la mujer en la Guerra Civil estadounidense. En esta obra se examinan los detalles del libro de Loreta Janeta Velázquez, así como aspectos de su biografía.
Cuestiones políticas pueden haber incidido en la omisión de su figura en la historia
En el 2016 salió publicada una biografía de Loreta Janeta escrita por William C. Davis, en la que dicho historiador desmiente todas las leyendas creadas alrededor de esta figura. Alega que, no solo no fue cubana, sino que además toda su historia es falsa.
Según Davis, Loreta fue una habilidosa ladrona y prostituta que cumplió condena en prisión por robo y otros delitos menores. Murió como Loretta J. Beard el 26 de enero de 1923, en el psiquiátrico St. Elizabeth Hospital. Toda su historia es una mentira.
Esta lectura se contrapone a la exaltación del papel de la mujer en la Guerra Civil estadounidense. Queda en manos de los historiadores hallar los datos que coloquen a cada cual en su justo lugar.
Mientras llegan las certezas quedémonos con un verso de Walt Whitman, alguien que conoció por dentro los horrores y las omisiones de esta guerra: “Los infinitos héroes desconocidos valen tanto como los héroes más grandes de la Historia”.
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