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Un cuaderno dañados por las polillas fue lo que recibió un alumno de sexto grado en Cuba justo en el inicio del curso escolar 2019-2020.
No se trata de un cuaderno con años de impresión y mucho menos de uso, es uno que en el 2018 salió de la imprenta y de ahí para los almacenes y que al llegar a manos del niño ha resultado ser un rompecabezas en forma de libro.
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La denuncia la hace un lector habitual de CiberCuba que ha decidido escribirnos y enviar las fotografías que demuestran el estado del material escolar que ha sido entregado, al menos a este alumno cubano.
“Lo hubieran preferido usado”, nos dice el lector totalmente indignado.
“No sabemos si toda la partida de cuadernos del colegio, la provincia o incluso la República estén en iguales condiciones, o es simple mala suerte de este estudiante”, agrega.
El curso escolar 2019-2020 en Cuba ha comenzado con irregularidades y denuncias por parte de familiares e internautas, a pesar de que los medios oficialistas muestren una imagen más idílica del regreso a las aulas.
Desde las dificultades y muchos quebraderos de cabeza en los padres para comprar los uniformes escolares, ya fuera por falta de tallas o largas colas, el ambiente se comenzó a poner tenso entre las familias, que ven esta etapa del año como algo estresante por la cantidad de gestiones que deben hacer en función del curso académico que está por comenzar.
Hace unos pocos días también se supo que le habían entregado a los niños cuadernos de caligrafía usados, y que para reutilizarlos debían borrar los ejercicios realizados en el año anterior.
Y en este mismo contexto donde las ilusiones por la nueva etapa se mezclan con los sinsabores de las carencias y las limitaciones, el Ministerio de Educación publicó un mensaje en Twitter donde aparece una maestra de la enseñanza primaria dándole la bienvenida a los alumnos de su aula con una falta ortográfica en el pizarrón.
Pequeños detalles que unidos dan la medida de por dónde va la educación cubana, uno de los pilares que defiende el Gobierno de La Habana, pero que tiene hoy tanto luces como manchas, aunque sus funcionarios no quieren reconocerlas. Sobre todo la ministra Ena Elsa Velázquez, quien considera que los cubanos que viven en el exterior no tienen derecho a criticarlos.
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