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Cubana de Aviación en picado

Cuba tiene expertos y personal entrenado para abordar la transformación de su aerolínea en un negocio rentable, adecuado a las necesidades reales del flujo de viajeros y a salvo de la contaminación de la politiquería decadente que impera en la isla

Cubana de Aviación © Radio Habana Cuba
Cubana de Aviación Foto © Radio Habana Cuba

Este artículo es de hace 4 años

Cubana de Aviación sigue volando en picado por la falta de aviones para cubrir sus rutas, los problemas crónicos de las aeronaves rusas, que son voraces consumidoras de combustible, y la politización de una gestión que demanda a gritos eficacia y racionalidad.

Más allá de las opiniones y del dolor que causa en pilotos, tripulantes y trabajadores de Cubana, una prueba del desastre perpetrado contra la aerolínea de bandera es que los principales dirigentes cubanos ya solo vuelan en los dos Falcon que regaló el fallecido Hugo Chávez.

La crisis prolongada de Cubana de Aviación beneficia directamente a aerolíneas extranjeras como Air Europa, que le alquila aviones cada vez que falla el CU 470 de La Habana a Madrid o viceversa, y a las aerolíneas norteamericanas que enlazan diferentes puntos de Estados Unidos con varios aeropuertos cubanos, incluidas varias frecuencias a La Habana.

Como ya es habitual en la letanía tardocastrista, el comodín del embargo norteamericano es usado a conveniencia, en ese ejercicio permanente de reescribir la realidad en la que se hallan inmersos los fabricantes de discursos oficiales. Cuando Cuba era mantenida por la URSS, a cambio de disponer de un portaaviones de 1.200 kilómetros de largo en la proximidades del sureste estadounidense, Cubana de Aviación voló DC-8 y DC-10; entre otras aeronaves made in capitalismo.

Cuba tiene expertos y personal entrenado para abordar la transformación de su aerolínea en un negocio rentable, adecuado a las necesidades reales del flujo de viajeros y a salvo de la contaminación de la politiquería decadente que impera en la isla, que es capaz de mantener vuelos desde Europa a Santiago de Cuba porque fue la cuna de la revolución.

La primera industria aeronáutica del mundo es la norteamericana y resistirse a aprovechar las ventajas que ello implica equivale a despresurizar a una compañía que fue vanguardista y causó la admiración de propios y extraños en sus años de esplendor. Y ello no niega que haya acuerdos puntuales con Airbus o Embraer, por ejemplo.

Pilotos, técnicos y personal administrativo, en diferentes especialidades aeronáuticas, capaces y eficientes, lo ha tenido Cuba siempre, no es solo un mérito del castrismo, como pretenden hacer ver algunos bobalicones al servicio del mantra oficial, que corren a repetir las excusas del gobierno que no solo ha sido incapaz de parar el deterioro de Cubana, sino que ha tolerado negocios que han llenado los bolsillos de unos pocos a costa del trabajo de muchos.

La emigración cubana, los viajes familiares y de pequeños empresarios a países vecinos para hacer turismo de compra y reventa en el también depauperado comercio local son mimbres suficientes para renovar y conseguir que Cubana tenga un vuelo recto y nivelado y, si las cuentas no salen, privatizarla o cerrarla, liquidarla y llegar a acuerdos con líneas aéreas extranjeras que apuesten por el cielo cubano.

Si Revolución es cambiar todo lo que deba cambiarse, Cubana reclama a gritos cambios de calado y una mentalidad despojada de sectarismo; si la preocupación del Buró Político es preservar la aviación ejecutiva, puede hacerlo preservando esa unidad militar como parte del entramado estatal que soportan los empobrecidos cubanos o llegando a acuerdos con los nuevos dueños de la aerolínea para que les ofrezcan el servicio, que será de más calidad que el actual incluso con las servidumbres de que vuele la hija de fulanito y el sobrino de menganito. Todo es negociable en el ámbito sentimental y, si encima, da dinero, para qué queremos más.

Al calor de la entrada en vigor del Capítulo III de la Ley Helms-Burton, el heredero de la expropiada Cubana de Aviación, S. A., José Ramón López, ha presentado una demanda judicial por la compañía y el aeropuerto de Rancho Boyeros; que es otra oportunidad para negociar, no imponer ni despreciar al otro; como viene ocurriendo desde hace años.

Negociar con López cerraría una de tantas heridas y facilitaría que él pueda recibir el apoyo de un grupo empresarial con olfato para la Cuba de pasado mañana, que debe construirse con pluralidad y sentaría un precedente positivo en materia de arreglo de diferendos, el heredero y Cuba tendrían que perder parte de lo que ambos reclaman como suyos, pero ganaría la mayoría de los cubanos.

Una vieja norma mercantil asegura que “donde hay agua, hay negocio aéreo”; Cubana parece la excepción que confirma la regla, quizá por aquello de la maldita circunstancia del castrismo por todas partes. Perdón, del agua que ahogó a Virgilio Piñera, que nunca jugó Canasta con Antoñica Izquierdo.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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