Siguen los apagones en Cuba: “Son cortos, pero nos acabarán con los electrodomésticos”

“Lo malo de esos apagoncitos es que te chivan todos los equipos. Yo estoy rezando por que el televisor y el refrigerador, que son mis mayores posesiones, no se me vayan en la gracia"

Imagen de referencia (cubanos conversando en una esquina en La Habana) © CiberCuba
Imagen de referencia (cubanos conversando en una esquina en La Habana) Foto © CiberCuba

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Este artículo es de hace 5 años

Unas dos semanas después de haber visto en crisis su sistema electroenergético, los cubanos continúan sufriendo las consecuencias de apagones inesperados. “Esta vez son cortos, pero constantes; nos acabarán con los electrodomésticos”.

A tenor con lo que explica Luisa, una maestra de 39 años que reside en el municipio habanero de Boyeros, “. La mayoría de las veces no pasan de diez minutos, pero a veces se extienden más allá de la hora. Casi siempre se va al menos en la madrugada, la mañana y casi anocheciendo.


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“Lo malo de esos apagoncitos es que te chivan todos los equipos. Yo estoy rezando por que el televisor y el refrigerador, que son mis mayores posesiones, no se me vayan en la gracia. Ese quita y pon de la corriente se lleva enseguida lo que esté conectado porque nada tiene regulador de voltaje”, dice la profesora.

Si bien las autoridades cubanas han asegurado que la inestabilidad en la generación de electricidad que tuvo la isla no estuvo asociada a un déficit de combustible, sino a averías en centrales termoeléctricas que coincidieron con mantenimientos planificados en otras, en las calles se extiende la idea de que, “aunque no lo quieran admitir, están racionando la energía”.

En opinión del profesor universitario Adrián, de 32 años, “una de las mayores características de un Período Especial son los apagones. Por tanto, decir que hay apagones por falta de combustible sería reconocer que hemos vuelto a fracasar, que somos incapaces de valernos por nosotros mismos, que la crisis que tenemos es mucho peor que lo que hacemos ver.

“Los apagones aumentaron cuando comenzó el verano y, en mayor o menor medida, siguen ocurriendo. Responden sencillamente a la falta de capacidad de generación, pero no lo hablan con claridad. No dan razones convincentes ni informan cuánto van a durar, aunque no somos ciegos ni tontos: sabemos que el bloqueo estadounidense y la situación en Venezuela nos están dando el tiro de gracia.

“Es poco serio eso y provoca más pérdida de confianza en organismos e instituciones gubernamentales. Creo que debieran revisar las programaciones de los mantenimientos y evitarlas durante julio y agosto ya que la mayoría de las personas está de vacaciones, ahogándose del calor y tratando de mantener a salvo los pocos equipos que con mucho sacrificio ha logrado tener en su casa”, apunta el artemiseño.

Según la arrendataria privada Carmen Rosa, de 43 años, “casi siempre las versiones oficiales levantan demasiado disgusto porque a la población nadie puede ocultarle la realidad en que vive. El país está generando insuficiente energía y por eso no satisface la demanda. La cuestión es que no se plantea la verdad y la prensa pretende tapar el sol con un dedo. Eso a la gente la molesta más que el mismo apagón.

“Por otro lado, deberían publicar los horarios de apagones de cada territorio para que la gente se planifique y las repetidas interrupciones no dañen los aparatos electrónicos que no tienen protectores de tensión, que son costosos y no siempre aparecen en el mercado.

“Que acaben de aceptar que nunca salimos del Período Especial. Los apagones así lo demuestran. A todos nos preocupa el hecho de que las dificultades con el combustible no se acaben inmediatamente. La revolución energética nos obligó a usar solo equipos eléctricos y ahora vivimos y morimos con interrupciones que nos impiden usarlos. Por suerte yo tengo un amplio balcón y una piscinita y los pocos visitantes que tengo en esta época los usan para no asfixiarse cuando hay apagones”, señala la cuentapropista.

Un usuario de Cubadebate denuncia: “Yo vivo al lado de la Central Termoeléctrica Máximo Gómez en el Mariel, trabajo dando mantenimiento a las unidades generadoras, tengo que soportar los salideros de gases, el ruido y la caída de azufre en mi casa. Casi un 50% de las personas que trabajan ahí viven con esos perjuicios y debemos soportar también los apagones. No tenemos ningún beneficio por trabajar generando electricidad, ni tampoco por los perjuicios ocasionados por dicha generación”.

En palabras de la peluquera Liena, de 29 años, “después de que anunciaron que la generación del verano estaba garantizada regresaron los apagones. Yo apenas he podido trabajar así. Pasé días teniendo que posponer las citas de mis clientas por no tener corriente eléctrica y ahora hago algo, pero me atraso cada vez que quitan la corriente por unos minutos.

“Los funcionarios siempre terminan diciendo lo que el pueblo quiere oír. ¿Habrá que creer que los problemas son por averías y no por falta de combustible? Es como si se hubieran propuesto pagar el incremento salarial con lo que se ahorra en combustible con los apagones.

“¿A quién se le ocurre darle mantenimiento a las termoeléctricas en el verano? ¿No pudieron prever que si hacían eso y se daba alguna rotura (como pasó) dejarían a medio país sin luz? Creo que no será la última vez que el sistema nacional colapse”, concluye la trabajadora no estatal.

Datos oficiales destacan que durante el verano en el país se destinan 400 000 toneladas de combustible a las centrales y los emplazamientos de generación distribuida.

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