"No monto cubanos en mi carro" le dijo un taxista de la Isla a un cliente, también cubano, que quería viajar desde La Habana hasta Viñales.
La denuncia, publicada en Facebook por Miguel Ángel Díaz Catalá, expone las consecuencias de la ley de oferta y demanda que, para el autor de la publicación, “está rebasando las fronteras meramente mercantiles para incursionar el cuerpo de la dignidad humana, de la discriminación social”.
El chofer le cambió la tarifa al cliente y este se molestó porque le habían dicho otra más barata. Fue entonces que el hombre dijo su comentario discriminatorio y el cliente terminó bajándose del auto.
“Evidentemente usted deja entrar en su auto privado a quien le plazca”, dice Díaz Catalá, a lo que agrega: “pero cuando se presta un servicio público existen normas elementales de respeto al usuario”.
Esta no es la primera vez que ocurren denuncias de discriminación en Cuba. De eso es consciente Miguel Ángel Díaz, quien reflexiona: “La dignidad humana es una. Cuando se lacera; indigna. No se puede entender tanto menosprecio entre humanos”.
El conductor, sin pensar en las consecuencias de sus palabras, despreció a otro cubano sin pensar que mañana pudiera tocarle a él sufrir porque no está a la altura de lo que otros esperan o exigen, solo por ser cubano.
“¿Ese conductor de que nacionalidad será? ¿Su familia de que nacionalidad será?” se pregunta el denunciante.
Para finalizar su texto escribe: “Ya es muy común entre los cubanos, que ofertan servicios al turismo internacional, usar términos discriminatorios para con sus conciudadanos, cubanos también”, y expone un fenómeno que va surgiendo en la sociedad cubana y que expone ejemplos varios de discriminación.
Entre ellos el de Héctor Ramis Salgado, quien hace poco se lamentó que en un hotel cinco estrellas de Cayo Las Brujas, Villa Clara, los cubanos recibieran un tratamiento diferente al del resto de los clientes.
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