Uno de los atletas más atractivos del campo y pista cubano es el vallista largo Yasmani Copello, quien se hizo grande compitiendo bajo la bandera turca, como algunos que con otros colores han salido a buscar nuevos horizontes.
Nacido el 15 de abril de 1987 en La Habana, Copello incursionó en el boxeo y el béisbol antes de llegar a lo que es su pasión verdadera: el atletismo.
¿Entrenador que más te haya ayudado en los inicios de tu carrera deportiva?
“Mi primer entrenador, mi guía de siempre, el que ha echado pie en tierra por mí, es Omar Demistocle González Ortiz y mis primeros escenarios, donde empecé a dar mis brincos fue en la Ciudad Deportiva y el marianense Estadio Pedro Marrero.
¿Resultados más descollantes en Juegos Nacionales Escolares y Juveniles?
“En Escolares nada; en Juveniles, con 19 años, fui campeón nacional en los Juegos efectuados en Santiago de Cuba, en los 400 vallas (51,80) y el relevo 4x400. Mi marca me daba el boleto al Mundial Juvenil de ese año pero…”
¿Pero…? ¿Acaso esa actuación no significó tu pase a la preselección nacional y tu asistencia al certamen del orbe de la categoría?
"No, aún no, incluso al Campeonato Mundial Juvenil de ese año llevaron a otro chico por no pertenecer yo al equipo nacional juvenil. ¿Te imaginas?“
Yo conozco algunos casos que de la calle, o sea, entrenando fuera de la preselección nacional, han integrado el equipo a grandes competencias. ¿Por qué tú no? ¿Qué te explicaron, el motivo?
“Nada, sencillamente,nada.”
Finalmente, ¿cuándo entras en la preselección?
“Aunque desde los 17 años empecé a recibir visitas de técnicos del equipo nacional, no es hasta los 20 que me suben en la especialidad de 400 vallas de mayores junto a Sergio Hierrezuelo, Yanier Luis y Omar Cisneros. Transcurría el año 2007.”
¿Quién te entrenaba, te adaptaste bien a la nueva disciplina?
“Ese año fue muy bueno para mí; a pesar de ser separado de mi 'creador', mi descubridor, Omar Demistocle, pues él pertenecía a la base y es política del deporte que en la preselección nacional entrenes con otro técnico.
“A esto añádele la presión que sentía a diario por parte de mi nuevo entrenador Ricardo Molina, a quien no le caía muy bien que digamos. Sin embargo, esto no impidió que sus enseñanzas fueran de gran valor para mí. Quiero aclararte que ahora nos llevamos de maravilla. Él decía que éramos 'leones hambrientos', ansiosos siempre de ser la primera o segunda figuras en los 400 vallas en el país”.
“Ser tercero o cuarto equivalía a tener un pie fuera de la selección nacional. Yo poseía la disciplina que me había inculcado Omar: faltar un solo día al entrenamiento era muy malo. Y esa lección la tenía bien aprendida.”
¿Tus características en esa muy técnica prueba?
“Era fuerte, ágil, técnico, veloz sobre los obstáculos, pero sólo estuve tres años en la selección, hasta el 2010. Supuestamente no tenía un buen rendimiento deportivo, nada más y nada menos que en el año en que soy el campeón nacional y me impongo en las Olimpíadas del Deporte cubano”.
¿?
“Cosas que pasan y que pueden acabar con una carrera deportiva. Yo en Cuba llegué a correr 49 segundos 56 centésimas en 400 con vallas y 3 minutos 3 segundos y 20 centésimas en la estafeta del 4x400, que era la marca mínima exigida para los Juegos Olímpicos de Beijing.
“En China tampoco pude correr porque a última hora quedé fuera de los cuatros que integraron la posta finalista pues hubo que salir a la pista cuatro veces en preliminares y para la final no me escogieron.”
Explícame eso.
“Me dijeron que Yunior, un decatlonista que entrenaba Gavino Arzola, actual técnico del equipo nacional de eventos múltiples, había cronometrado 38 segundos en una carrera de 350 metros y que este tiempo era mejor que mis 46,30 en 400 planos.
“Por eso se decidieron por él: otra raya más para el tigre. No era justo. Para mí fue otra maniobra para dejarme fuera de esa carrera, en la que, por cierto, Cuba no pasó de la eliminatoria.”
Fue bien corta la estancia de Yasmani Copello en la selección nacional, un muchacho que con solo verlo se sabía que tenía potencial. Esto no sucede solo en Cuba, esto es así en el mundo. A veces, el mejor de los entrenadores, se equivoca. Copello fue subtitular de los Juegos del Alba Caracas 2007, igual posición en los Centroamericanos del deporte Cali 2008 y oro en el Iberoamericano de Iquique, Chile 2008, en el 4x400.
¿Cómo eran tus relaciones con el para mí, mejor vallista largo cubano, Omar Cisneros?
“Éramos compañeros de equipo, casi hermanos, nos cuidábamos mucho, pero, no cabe duda, su talento fue más allá. Él poseía esa luz propia de los grandes campeones y rápidamente yo empecé a quedar como uno más de los atletas. Era una segunda figura que no importaba mucho para la vista de mi entrenador y jefes de la Federación.”
¿Qué sucedió en 2009?
“Omar Cisneros estaba en magnífica forma, por lo que nuestro preparador, Ricardo Molina, y él marcharon a Europa para intervenir en los más importantes mítines de la gira.
“Yo me quedé prácticamente solo, sin apoyo de un especialista en los 400 con vallas. Así, ¿qué avance iba a experimentar? Fue así que cuando regresaron Omar y Molina junior, este decidió darme baja de la selección nacional por bajo rendimiento. No fue a mí nada más; fuimos varios, pero yo no me dejé vencer, no me amilané, yo sabía que podía y lo iba a demostrar.”
Soy de las que opina que cuando un atleta no tiene rendimiento pide a gritos su baja, pero de esto a que no le hayan brindado las condiciones mínimas para demostrar sus aptitudes va un trecho.
¿Qué hiciste?
“Primero, antes de llegar a Turquía, me fui para España con mi antiguo entrenador Omar Demistocle González, quien estaba trabajando en el club ibérico Playas de Castellón. Corría el año 2011.
“Lamentablemente, no me fue nada bien. A pesar del esfuerzo de mi técnico Omar, que seguía confiando ciegamente en mis condiciones, no pude sobresalir.
“Tampoco en la temporada 2011/2012 me fue bien. Me impuse en tres competiciones, pero con cronos por encima de los 50 segundos, algo que no me acercaba a la élite mundial ni mucho menos. Mis lesiones no me dejaban entrenar a plenitud.”
Y, a pesar de tantas adversidades, ¿seguiste luchando? Ya no era en Cuba, tampoco en España; lograste tus propósitos y eso que contabas con tu casi padre Omar Demistocle.
“¿Tú no has escuchado eso de que a la tercera va la vencida? En el 2013, tras causar baja en el club hispano, aparece otro en Turquía.
“Resulta que mi mánager se entera de que el club Fenerbahçe estaba buscando a un atleta que pudiera correr en su liga los 400 metros lisos, los 110 metros y 400 con vallas y el relevo 4x400.
“Vi los cielos abiertos porque de juvenil yo había corrido todas esas distancias y me seguía siendo fácil hacerlo.”
Y ¿qué pasó?
“Me probaron, vieron mi potencial… ¡al fin alguien lo veía más allá de Omar! Y me preguntaron si quería ser turco. Y claro que les dije que sí; yo no tenía otra posibilidad. Lo mío era hacer lo que más me gusta en la vida: ¡correr!
“En Cuba, con sólo 23 años, me dieron baja, en España me persiguieron las lesiones, pues a Turquía me iba sin ningún reparo. Quiero aclararte que en mi alma no guardo ningún rencor hacia el atletismo cubano. Me cerraron una puerta y se me abrió otra.
“Lo mío era obtener nacionalidad por cualquier país, no buscaba dinero en sí, solo demostrar al mundo cuánto tenía dentro, cuánto potencial y que sí podía llegar a la cima del universo atlético.”
¿Ya posees la nacionalidad turca?
“Sí, presentamos los documentos en ese mismo 2013 y pasado una año, en el 2014 me llega la gran noticia: ¡ya era turco! Podía debutar con mi nueva selección en el Campeonato Europeo de campo y pista, pues había hecho la marca mínima exigida, aunque una lesión de última hora lo impidió.”
Sí que se te ha complicado la vida Yasmani con tantas lesiones.
“Pues sí, pero hay más tiempo que vida y el que persevera triunfa. Es así que llega el 2015, año de mi, llamémosle, resurrección. Mi nuevo entrenador, el italiano Massimo Matrone decidió hacer cambios en mi preparación, por ejemplo, decidimos cambiar mucha resistencia por velocidad, ya que me había puesto muy lento por hacer exceso de entrenamientos de carreras largas.
“Así salieron buenos resultados ese año; sin pronóstico alguno llego a la final del Mundial 2015, sexto puesto, lo que para mí era un resultado agradable con 48 segundos 46 centésimas”.
Buen crono para ti, sobre todo teniendo en cuenta tu trayectoria de lesiones e incomprensiones. Pero, además, era como la luz al final del túnel, ¿no?
“Claro que sí. El 2016 lo miré desde otras expectativas. Era un año olímpico. Tenía bien trazados mis objetivos. A Río asistí, tras lograr alcanzar la marca mínima, y de paso mis 49,39 constituyen mi récord nacional turco.
“Con mente clara, tranquilo, dispuesto, seguro llegué al olímpico Brasil. Me había impuesto en el Campeonato Europeo celebrado en Amsterdam, Holanda, actuación más relevante en mi carrera deportiva hasta ese momento. Mis sueños se iban convirtiendo en realidad. Gané con 48 segundos 42 centésimas, que constituyeron mi segunda plusmarca nacional de Turquía”.
Cuéntame algo de ese día, cuando subiste al podio de una competencia de nivel, por primera vez en tu vida, a los 29 años.
“Fue muy lindo; marcó una nueva etapa para mí como deportista de élite. Recordé tantos sinsabores y tantos momentos amargos, pero sentí que todo valió la pena. Se disfruta mucho, cuando alcanzas ¡al fin! aquello por lo que has luchado toda la vida. Y era sólo el comienzo”.
Cuando ves la bandera turca izada por ti y no la cubana, ¿no te sientes extraño? ¿Hubieras preferido triunfar en tu Patria?
“Ver la bandera de Turquía en el podio por mí, me hace feliz. Es el país que siempre ha estado en disposición de ver todo el talento que tengo, a este país le debo cuanto soy. Con esto te respondo todo.
”Sí quiero aclararte que me llevo muy bien con mis excompañeros, les deseo lo mejor, al igual que a los jóvenes integrantes del elenco cubano a los que no conozco personalmente. Nada tiene que ver con lo que a mí me pasó. Y por supuesto, me alegro del triunfo de los atletas cubanos.”
No sé si estaré vieja, pero me duele y mucho que estos casos se multipliquen por el mundo y no solo en el atletismo. ¡Y no solo con los cubanos! Ya es casi una costumbre. Es la modernidad, pero a mí me sigue doliendo que talentos como Copello se pierdan por mal trabajo o por cualquier otra causa. ¡En fin!
“Para los turcos: la afición, mis compañeros, los técnicos, yo soy un valiente que ha sabido imponerse a las adversidades. Eso me hace sentir muy bien, me compromete con este país que me abrió sus brazos.”
Y no los has defraudado pues después de los Europeos, vinieron los Juegos Olímpicos de Río y el Mundial de Londres.
“Así es. Como te dije, fui a la cita carioca centrado en mi preparación y con la vista puesta en los cuatro corredores estadounidenses que estaban igualados conmigo en tiempo. Nos conocíamos muy bien pues habían competido en todas las paradas de la Liga del Diamante.
“La clasificación de mi primera carrera la pasé muy tranquilo con 49 segundos 56 centésimas, fui primero en mi ronda; en las semifinales, conversando con mi entrenador, Massimo Matrone, decidí correr 13 pasos hasta la séptima valla porque generalmente hacia 13 hasta la sexta, pero nos equivocamos.
“Tanto fue así que me cansé y por poco no puedo acceder a la final. Quedé tercero con 48.61, detrás de un jamaicano y el boricua Javier Culson. La pasé muy mal porque después quedaban dos rondas de corredores y yo estaba en lista de espera por tiempos, como uno de los mejores terceros.
“Ahí me acordé de todos los santos, de mi familia, y miraba al cielo pidiendo a Dios que me diera la oportunidad sabía que podía alcanzar una medalla y… ¡ así fue!
“Mi cabeza se relajó al ver que en las últimas rondas no bajaron mi crono, y esperé el día de la final muy tranquilo. Todo estaba listo y en mi mejor día, cumplí mi sueño: ¡ bronce olímpico! con 47 segundos 92 centésimas, otro récord para Turquía y mío personal. Iba por la calle 2, lejos de los carriles centrales que salieron muy fuerte; no me dio tiempo a nada, jajá, sólo a llegar tercero.
”Como ráfagas habían salido el norteño Kerron Clement (47,73) y el keniano Boniface Tumuti, con quienes compartí el podio”.
Después de esa gran actuación, ¿qué te deparó el 2017?
“Fue un poco complicado porque en mitad de temporada me atacaron las lesiones. Tenía en la mirilla el Mundial de Londres; por suerte me fui recuperando, me puse en forma cuando comencé a competir, adquirí la confianza que necesitaba.
“Imagínate, por un lado, la lesión me pedía que descansara, que abandonara la temporada; pero salí adelante, gracias a mi esposa Elif, una preciosa chica turca, quien estuvo ahí, día a día, trabajando conmigo en mi recuperación.
“Buscamos un médico que pudiera rehabilitarme. Viajamos a Italia y a España, y así pude llegar a correr, nunca al 100%, pero pude ir a Londres”.
¿Cómo te fue en la capital británica?
“En las eliminatorias empecé a notar que no sentía dolor; mi objetivo era llegar a la final y ganar otra medalla para poseer ese preciado triplete: Europeo, Olímpico y Mundial.
“Y así, ya en la final, a pesar de todo y contra todo vaticinio, fui segundo; solo superado por Karsten Warholm, un antiguo decatleta noruego de sólo 21 años, quien sorprendió a todos.
“Warholm detuvo los relojes en 48 segundos 35 centésimas mientras yo marcaba 48.49; ambos superamos al gran favorito, el estadounidense Kerron Clement (48.52), quien exhibía su título olímpico.
“Tienes que darte cuenta que la gélida temperatura reinante favoreció al nórdico; no le quito méritos, pero ¿a quién le convinieron los 18 grados reinantes?”
Con tantas lesiones que te han perseguido, ¿pensaste en despedirte de las pistas? ¿Realizar otras funciones dentro del campo y pista?
“Me lancé, a pesar de todo, a otra temporada, la del 2018 que me traería otro certamen europeo. Asistí para tratar de defender mi título.
“Viví un tremendo estrés, aún tengo una mancha en el cuello debido al estrés; me volví a lesionar pero, a pesar de estar alejado del entrenamiento 28 días, llegué al Campeonato Europeo de Berlín en mi mejor forma.
“Pasé la eliminatoria en 48 segundos 89 centésimas, y en la final establecí otro primado para Turquía con 47.81, aunque nuevamente, sin frío esta vez, fui superado por el noruego Warholm, quien marcó 47.64. Con esa medalla de plata puse cierre a mi carrera. “
¿Planes presentes y futuros?
“Pues, no tengo nada pensado pero puedo trabajar en el Ministerio de Deporte como funcionario ya que mi medalla olímpica me lo permite; también pudiera convertirme en entrenador, pero de momento no sé.
“El atletismo es un deporte muy complicado y no quisiera ser entrenador de momento. Ahora sigo intentando hablar mejor el idioma que es muy difícil; mientras buscaré un empleo. Sabes que a los cubanos no nos para ni un tren.
“Mi madre, Francisca y mi hermano Alexis vienen todos los años y comparten con mi señora y conmigo; mi hermana Yaremi vive en Miami. Somos una familia muy unida, feliz.”
Con el optimismo que siempre ha primado en su vida, convencida estoy que Yasmani Copello pronto, no solo hablará turco, sino que triunfará en lo que decida hacer. Se ha impuesto a una vida difícil; el futuro tiene que ser de él. Voluntad, energía , buena vibra le sobran.
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