En la sección de clásicos restaurados del próximo Festival de Venecia (del 28 de agosto al 7 de septiembre próximos) se verá el antológico filme de Tomás Gutiérrez Alea, La muerte de un burócrata, una de las mejores comedias cubanas de todos los tiempos, y en particular de los años sesenta.
Entre las poderosas razones que garantizan la trascendencia de La muerte de un burócrata se cuenta la capacidad de la anécdota relatada, y de su puesta en escena, para combinar variantes tradicionales del género humorístico —como los enredos, el absurdo, la sátira y el humor negro— con los códigos del cine más moderno, nacionalista y ávido de comunicarse con su espectador natural, mediante narrativas y estilos populares y eficaces.
Burla zumbona a los burócratas como los insoportables “atravesados” en el normal desarrollo de la sociedad, La muerte… es considerada una de las sátiras cinematográficas más elocuentes a las insuficiencias del socialismo cubano, de modo que inaugura el realismo crítico a fondo y rompe con la épica positivista de los primeros tiempos del cine cubano.
Los toques imaginativos, absurdos e irreales, presentes desde la primera escena en el cementerio, o en la siguiente secuencia, animada, que cuenta el deceso del obrero ejemplar, desechan de un golpe no solo la solemnidad del realismo socialista, sino la tendencia al neorrealismo a ultranza que caracterizó el primer cine cubano.
Según asegura en una nota de prensa Luciano Castillo, director de la Cinemateca de Cuba, la presencia del cine cubano en este importantísimo festival de Venecia "coincide con la celebración no solo de las seis décadas de existencia del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), sino con la conmemoración del medio siglo de la proyección en Venecia de La primera carga al machete (1969), de Manuel Octavio Gómez, con una enorme repercusión de la crítica”.
La sección Venice Classics, o Clásicos Restaurados, fue creada en 2012 con el objetivo de reestrenar algunas de las películas más significativas del mundo, en copias restauradas, como ocurre este año con excelentes títulos del español Luis Buñuel (Ensayo de un crimen), el canadiense David Cronenberg (Crash); el norteamericano Martin Scorsese (New York, New York), el francés André Cayatte (El cruce del Rhin) y el portugués Manoel de Oliveira (Francisca), entre varios otros.
Por supuesto, en Venecia los organizadores también favorecen el cine nacional y abundan los clásicos italianos de Federico Fellini (El jeque blanco); Bernardo Bertolucci (La comadre seca y La estrategia de la araña); y Giuliano Montaldo (Tiro al pichón), por solo mencionar algunos de los filmes restaurados recientemente y reestrenados en Venecia.
Desde ahora se anuncia la presentación en La Habana, en diciembre, de esta copia restaurada, en el venidero Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, como parte del homenaje a Salvador Wood, su actor protagónico, recientemente desaparecido.
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