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Hace apenas unos meses Sancti Spíritus era rebautizada por el periódico local Escambray como "la ciudad de los baches". Ahora ese mismo medio estatal informa que en el plan de 2019 se ha destinado asfalto para solo 8 kilómetros de la capital provincial.
“Con tal asignación nunca se va a recuperar lo que se daña. Y cuando hay un hueco el trabajo se torna más difícil”, señala el ingeniero Arlet Castro, director del Centro Provincial de Vialidad.
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Los problemas de salideros se suman al deterioro de las calles en esta ciudad cubana, donde como en otras regiones de la isla hay parches en el asfalto.
Según apunta ese medio, en Sancti Spíritus pueden llegar a aparecer "en una noche tranquila" hasta 10 salideros. La red de acueductos de esta ciudad, que data de 1895, no ha sido rehabilitada al menos desde hace más de 80 años.
La falta de una brigada provincial para arreglar los problemas del acueducto obliga a los espirituanos a pedir permisos para que los cuentapropistas rompan las calles y resuelvan su situación.
Aunque el permiso para abrir y cerrar las calles es de unos 15 días, Escambray apunta que algunos han estado unos seis meses sin ser sellados del todo.
"Hasta que se disponga del financiamiento para el proyecto que permitirá la rehabilitación de las redes hidráulicas en la cabecera provincial será la espera", apunta ese medio después de enumerar casos concretos de personas afectadas por los salideros.
El piso de la casa de una familia –en la calle Maceo, esquina a Tello Sánchez– fue abierto para acabar con una obstrucción del acueducto. Otro vecino de Tello Sánchez tuvo que abrir la acera por la misma situación y según Escambray "el hueco de la acera, más grande ahora, pone en peligro a los transeúntes".
Los baches en Cuba son un problema desde hace años y pese a que las autoridades piden intervenir, no hay recursos para hacerlo. "El huequito chiquito si lo cogemos a tiempo no se nos convierte en un bache grande", dijo el gobernante Miguel Díaz-Canel en 2018.
Desde entonces en la isla hay problemas más acuciantes como el desabastecimiento de alimentos y medicinas, que relegan a otro plano la atención de los baches, pese al incremento de los accidentes en lo que llevamos de 2019.
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