El Gobierno cubano ha anunciado este miércoles la apertura de las licencias de “operadores de red” para aquellos ciudadanos que administren redes privadas en sus comunidades, así como la posibilidad de importar equipos para emitir señales inalámbricas. Sin embargo, algunos cubanos han logrado percatarse de la trampa dentro de la nueva legislación.
La norma, recogida en las Resoluciones 98 y 99 del Ministerio de Comunicaciones (Mincom) y vigentes a partir del 29 de julio, ha estremecido a los cubanos y despertado la curiosidad entre medios internacionales, quienes han calificado el suceso como un “avance en el desarrollo tecnológico” dentro de la Isla.
Pero, como señala el especialista en informática, Yudivián Almeida en Twitter: “Pareciera que las nuevas regulaciones sobre las redes inalámbricas son buenas, pero cuando leo las normas de lo permitido la sensación es que, una vez más, se limita el potencial y que, por tanto, algo que parecía muy bueno no llega a serlo”.
Según la Resolución 98, la nueva política limitará la entrada de cualquier equipo que puede ser utilizados en las redes Wi-Fi no comprendidas en las bandas 2400 Mhz a 2483.5 Mhz y 5725 Mhz a 5850 Mhz y que no exceda los 100 miliwatt (mW), equivalente a 200-300 metros.
Esta aclaración inhabilita el uso de gran parte de los dispositivos de transmisión y de "rebote", conocidos como “nanos”, cuyos alcances tienden a superar la cifra estipulada por el Mincom.
“Parece que no mucha gente entiende eso (...) Se permite traer equipos para generar una señal de más o menos 300 metros, es decir para conectar un edificio o un edificio con el de al lado. No para conectar largas distancias”, señaló a CiberCuba, Alejandro un licenciado en Comunicación Social.
Según la Gaceta Oficial, cada persona jurídica deberá abonar además al gobierno desde 800 a 8 000 pesos para usar el espectro radioeléctrico con equipos importados a la Isla con ese fin, así como 2000 pesos por cada antena exterior.
En el caso de las personas naturales o cuentapropistas no está claro cuánto costará el uso del espacio radioeléctrico, pero incluso los ciudadanos interesados en colocar antenas en el exterior, en calidad de uso personal, deberán pagar 10 CUP cada cinco años.
Tampoco significa que “cualquier” antena de redes inalámbricas puede entrar al país. Los ciudadanos interesados deberán contar con una “autorización técnica”, en caso contrario, podrán sufrir decomisos. El listado exacto de los equipos aún no ha sido publicado en la web del ministerio, ni el precio en el listado de la Aduana de Cuba.
“¿Ahora puedo entrar cualquier antena de redes inalámbricas a Cuba? No, solo obtendrán el permiso aquellas que cumplan los requerimientos técnicos necesarios... En el momento que entre en vigor esto, será publicada una lista de equipos para mayor conocimiento”, declaró el youtuber cubano Julio Lusson.
“La nueva legislación abre la puerta a que el oficialismo pueda controlar mejor las redes inalámbricas a partir de la expedición de licencias para el uso de los dispositivos... y 'apretar la tuerca' de las confiscaciones de quienes se conectan 'sin permiso'”, añadió, por su parte, la periodista independiente Yoani Sánchez.
Las personas naturales deberán abonar 10 CUP por estas licencias, que cuentan con dos años de duración. Mientras que para los entes jurídicos, el valor ha sido fijado en 30 CUP.
A su vez, las redes privadas de datos han sido agrupadas teniendo en cuenta su alcance geográfico (personal, local, campo y territorial), los usuarios que la utilicen (sectoriales, corporativas o institucionales) y su grado de complejidad.
Esto también influirá en la tasa a abonar por los titulares de las mismas: los que gestionen redes de campo deberán abonar 100 pesos y quienes llevan alguna red territorial unos 300, según el artículo 24 de la Resolución 99.
Las autoridades de la Isla han habilitado un plazo de 60 días para aquellos que ya cuenten con una red privada de datos las pongan “en regla”.
¿Qué sucederá con SNET?
Otra de las preocupaciones que ha levantado la nueva política del Mincom, es lo que sucederá con las redes privadas o clandestinas que desde hace años funcionaban en Cuba. Tal es el caso de Snet, o “Streetnet”, una red creada en La Habana desde 2001 y que usan los residentes mucho antes de que el monopolio estatal de las comunicaciones ETECSA implantara los parques Wi-Fi o el Internet en los celulares.
“Esto más que contribuir a la Informatización del país se mueve en la dirección contrario. Infraestructura creada y funcional, como SNET, dado su arquitectura de hoy no podrían operar legalmente desde lo privado”, apuntó Yudivián.
Según explicó a CiberCuba un graduado de la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI), quien pidió permanecer en el anonimato, SNET es una Red Metropolitana (MAN), lo cual podría entenderse como “una red territorial”.
“Donde veo el mayor dilema es en definir quién es el titular de una red como Snet. Así como ¿qué implica ser titular? ¿qué responsabilidad legal tiene? ¿cómo obtener ingresos como titular para pagar los impuestos?", cuestiona este joven migrante cubano.
A pesar de no haber una respuesta oficial del Gobierno sobre lo que sucederá con las redes clandestinas, a partir de la implementación de la nueva política en el venidero mes de julio, ya existen pruebas que dan a entender su posible desaparición.
Según el especialista en Comunicación, la primera evidencia radica en la “limitación de la potencia permitida”. SNET llega a conectar a municipios enteros y los aparatos que utilizan son “de una potencia de varios kilómetros y por lo tanto superan los 100 mW reglamentados”.
“Se puede hipotetizar que podrían reemplazar los aparatos que tienen de alta potencia por varios de la potencia permitida (...) Es decir, en vez de un aparato de 1000 mW, poner 5 de 200 en el mismo espacio, que es lo mismo que decir un dispositivo cada cuadra a la redonda. Miles de aparatos nuevos”, señala.
Oficialmente, el Gobierno ha indicado que la limitación en cuanto a la potencia de los nanos es debido a lo “dañino” que pueden resultar estos equipos para la población. Estudios recientes han demostrado que la transmisión de ondas no ionizadas con valores superiores a los 100 mW pueden ser -a largo plazo- nocivas para los humanos.
Esto, no obstante, resuena más como excusa, que argumento, en los oídos de los usuarios. “El alcohol y el tabaco se han demostrados desde hace décadas como extremadamente nocivas y las seguimos vendiendo”, agregó Alejandro.
La realidad es que gran parte de la población había comenzado a usar la SNET para conectarse a la red de ETECSA desde la comodidad de sus viviendas, lo cual se traducía en pérdidas monetarias para el monopolio de las telecomunicaciones en Cuba.
A la par, los dispositivos de largo alcance utilizados por la red de la calle interferían con las señales de los dispositivos de ETECSA.
De acuerdo con el especialista en Comunicación la nueva política ayudará al “ciudadano común” que busca conectarse desde su casa con la red del Estado, pero perjudicará a aquellos que dependían de una conexión informal. Sobre todo, a los “gamers”, individuos que jugaban online contra otros, en una comunidad casi metropolitana.
¿Por qué ahora?
Según declaraciones de un exprofesor de la Facultad de Matemática y Computación de la Universidad de la Habana a la redacción, las viejas regulaciones en cuanto al uso del espectro radioeléctrico en Cuba eran prácticamente arcaicas. Las normativas databan de los años 90 del pasado siglo, “mucho antes de que existiera Wifi”
“Era una cosa insólita en el siglo XXI, aquella regulación decía que toda red de datos tenía que estar autorizada por el Ministerio de las Comunicaciones, pero sólo era otorgado a personas jurídicas. Según eso, Zapya y el Bluetooth era ilegal porque era una red de datos no autorizada por el MIC”, especifica.
Mientras que para Alejandro, la principal causa de la prohibición del uso de nanos era debido a la falta de preparación legislativa y regulatoria.
“No se sabía cómo manejar la entrada de esos equipos. ¿qué límites tendrían? ¿qué podrían hacer? ¿para qué? (...) Ahora que el genio está fuera de la botella, no hay otra opción que reconocer la existencia de esas redes informales y reconocer la capacidad individual de importar y utilizar esos equipos”, apunta.
Las Resoluciones 98 y 99 del Ministerio de Comunicaciones sobre las redes privadas y Wi-Fi en la Isla deja, como casi siempre sucede, dudas e incertidumbre. Lo que para muchos es visto como un paso de avance en cuanto a la libertad de acceso a Internet en Cuba, otros alertan sobre una medida más apegada al control.
Entre ellos, la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FHRC, por sus siglas en inglés), quienes emitieron un mensaje luego de conocer la noticia sobre el autorizo, por parte del régimen cubano, a la importación de equipos de conexión
"Pero el estado-vampiro quiere ahora sacar provecho de esta inevitable derrota y anuncia impuestos a los cuentapropistas que deseen usar esta tecnología. El régimen cubano, incapaz de crear riquezas y empleos con la eficiencia que lo viene haciendo el sector privado, quiere bloquearlo y asfixiarlo. También será inevitablemente derrotado en ese campo", publicaron en su página web.
Los usuarios de ETECSA, como aquellos de las redes clandestinas del país, permanecerán a la espera de lo que podrá -o no- suceder en los siguientes meses.
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