“Lo que más me incomoda no es ni siquiera el hecho de no haber podido salir a jugar en Canadá, sino la forma en que se me está tratando”.
A los 33 abriles, Noelvis Entenza dice estar a las puertas de su prematuro retiro del béisbol, alegando que son “demasiadas cosas malas” las que le han sucedido desde que hace un lustro cambiara los colores de Cienfuegos –equipo con el que debutara en 2003- por los de Industriales.
Según relata el oriundo de Palmira, la gota que desbordó la copa fue la negativa recibida recientemente para salir a intervenir en la Liga Intercondados de Canadá, donde lleva tres años consecutivos militando en las Panteras de Kitchener.
“Soy el primer pitcher de la rotación de ese equipo, y en la temporada anterior incluso me seleccionaron el mejor lanzador derecho del campeonato. Es por eso que los dueños del club solicitaron mi regreso”, señala Entenza.
Sin embargo, refiere, el 29 de marzo hubo una reunión que determinó inhabilitarlo para cumplir ese contrato.
“Desde entonces le he pedido explicaciones a mucha gente; he mandado cartas para todas partes. El propio director del INDER de La Habana, José Martínez Cedeño, me explicó que con él no había ningún tipo de problemas para que yo viajara. Con el Comisionado Provincial de Béisbol, Arlys Zamora, quedó claro que la decisión de vetarme no era suya. Llamé también al Jefe de Actividades Deportivas, Raúl Reyes, y después de mucho insistirle lo único que dijo fue ‘no vas a viajar por bajo rendimiento e indisciplina’, y me colgó. Al final, según me dicen todo indica que quien está en contra de que yo juegue allá es el mánager de los Industriales, Rey Vicente Anglada”.
El diestro sureño afirma que nunca ha tenido “ni un sí ni un no” con el legendario camarero capitalino, sostiene que su disciplina y disposición de trabajo siempre han estado a la altura de las exigencias, y sospecha que “el hecho de que uno sea del campo es la razón por la que no me quieren en los azules”.
El rosario de sus calamidades en La Habana incluye varios episodios “que el pueblo no sabe”, como él los define (antes de enumerarlos, un detalle importante: este sitio garantiza –tal como es norma en el periodismo real- el derecho de réplica de cada uno de los nombres involucrados en la relatoría del lanzador cienfueguero).
Digamos, Entenza asegura que recién llegado como refuerzo en la Serie Nacional 53, “durante un entrenamiento me pusieron un peso desproporcionado y los hierros me cayeron arriba, pero se me pidió que no le dijera nada al director de esa época, Lázaro Vargas”.
Además, cuenta que en la campaña 2017-18 “se me puso a hacer varias aperturas con fiebre alta luego de habérseme diagnosticado Zika. Me tenían aislado en una habitación del Hotel Bella Habana, y cuando el médico reportó mi enfermedad fue amenazado por el mentor Víctor Mesa con ser despedido del equipo”.
Por último, el integrante del team Cuba al tercer Clásico Mundial revela que “el año pasado me hicieron un ultrasonido en el Cerro Pelado donde se me descubrió una epicondilitis, y el entrenador José Elosegui me dijo que yo no debía volver a lanzar hasta los play off. Pero al equipo le fue mal en la gira por oriente y recibí una llamada donde Benito Camacho me sugería la posibilidad de reincorporarme.
“Le expliqué que yo estaba tirando solo 30 lanzamientos como me había orientado Elosegui, pero que si era necesario un esfuerzo estaba dispuesto a hacerlo, y a los pocos días realicé una apertura en el Latino. Todavía sin recuperarme por completo, sin haber hecho pesas, pero tratando de contribuir. Y así fueron las cosas hasta el incidente en Holguín, cuando al calor del juego tuve un altercado con Yasiel Santoya. Se me dijo que me fuera para la casa a esperar la sanción (que finalmente se fijó en ocho partidos), y luego me enteré de que me habían dado baja de Industriales. No pude aguantar las lágrimas, aquel fue uno de los peores días de mi vida”.
A juicio de Entenza, su rendimiento en esa campaña “no podía haber sido bueno debido a que estuve trabajando sin alcanzar la forma, y por desgracia el que paga las consecuencias de eso es uno, que empieza a tener malas salidas y la gente le grita horrores en el estadio”.
Otrora dueño de una bola rápida que tocaba las 97 millas, el espigado monticulista agradece “eternamente” el apoyo recibido de Iday Abreu y Javier Méndez, y confiesa que “siempre tuve dos equipos, Cienfuegos e Industriales. Por eso nada más que Iday se fue de los Elefantes decidí venir a la capital para ser campeón aquí”.
No obstante, da la impresión de que el sueño de Entenza no se podrá cumplir, toda vez que no aparece en el listado de la preselección industrialista para la temporada venidera.
“Lamentablemente estoy fuera del equipo para la Serie 59”, admite. “Hay varios directores que me han llamado para que me vaya a lanzar a sus provincias, pero me siento tan desestimulado que he pensado en retirarme. Las Panteras de Kitchener me convocaron para volver a estar con ellas, acá me lo negaron, y todo el mundo sabe lo que eso representa económicamente para los peloteros cubanos. Lo único que quiero ahora es que me den las explicaciones que merezco”.
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