La cadena de atentados ejecutados este domingo en Sri Lanka en diversas iglesias y hoteles ha dejado hasta el momento 207 víctimas, entre las cuales hay 35 extranjeros, informó el diario español ABC.
Según reportes de agencias de prensa internacionales, varias explosiones ocurrieron esta mañana en tres iglesias, justo en el momento en el que los fieles celebraban la Pascua de Resurrección.
En una de ellas, la de San Sebastián, situada en Negombo, murieron al menos 67 personas. El estallido destrozó el techo y las ventanas del inmueble. Mientras, en la iglesia evangélica de Zion, en Batticaloa, perecieron otras 25 personas. El tercer templo atacado fue el santuario de San Antonio, en el distrito de Kochchikade, donde perdieron la vida 30 personas más.
Además, fueron atacados tres hoteles de lujo en la capital del país, Colombo: el Cinnamon Grand, el Kingsbury y el Shangri-La, todos con categoría cinco estrellas.
Poco después se reportaron dos nuevas detonaciones: una en un pequeño hotel frente al zoológico, en Dehiwala, un suburbio de Colombo, que provocó la muerte de dos policías, y otra en el distrito de Dematagoda.
Una fuente de las fuerzas de seguridad que pidió no ser identificada reveló a la agencia AP que al menos dos de los ataques habrían sido perpetrados por terroristas suicidas.
El Gobierno declaró el toque de queda desde las seis de la tarde hasta la seis de la mañana (hora local).
Por su parte, el primer ministro, Ranil Wickremesinghe, condenó los hechos y convocó una reunión de emergencia de su Ejecutivo. Asimismo, pidió que no se propagaran “noticias no verificadas y especulaciones” por las redes sociales.
El ataque fue condenado por el Papa Francisco, quien expresó su "afectuosa cercanía a la comunidad cristiana, golpeada mientras se encontraba recogida en oración" y dijo que estaba rezando por los heridos y por todos los que estaban sufriendo por el dramático evento.
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