El bullying o acoso es el resultado de la interrelación sadomasoquista entre un sujeto vulnerable y otras personas con las que necesariamente debe vincularse. Decimos vulnerable porque la víctima del bullying casi siempre llama la atención por sus características físicas o psicológicas defectuosas o poco habituales, que le hacen blanco de la crueldad ajena.
Para comprender el alcance de este fenómeno, los peligros que encierra y la magnitud del problema que representa en Cuba, vale la pena diseccionar sus características más reconocibles.
¿CÓMO SUCEDE Y EN QUÉ CONSISTE?
El bullying puede ocurrir entre un sujeto dominante y sádico y otro que no se sabe defender, aunque también puede manifestarse entre dos grupos uno de los cuales está en desventaja social en comparación al otro (inmigrantes, minorías étnicas, religión diferente, etc.) Puede manifestarse de diversas maneras siendo las más frecuentes la burla en forma de apodos, los calificativos denigrantes, las palabras obscenas, los gestos y las muecas que imiten una anomalía física.
En mis consultas en Cuba, por ejemplo, siempre identifiqué como muy frecuente llamar al individuo mediante una alegoría a su defecto físico (“Diente frío” por tener los dientes grandes o en posición anómala) o ironizar con un apelativo contrario a este defecto (“Ojos bellos”, si el sujeto padece de un grave estrabismo convergente, o sea, lo que llamamos bizco).
El maltrato verbal es el más utilizado por ambos sexos aunque es característico que los varones sean maltratados por su mismo sexo, mientras las hembras pueden serlo por hombres y mujeres.
Es usual la amenaza o el maltrato físico que ocasione dolor, llanto o humillación del maltratado. El maltrato físico puede consistir en empujones, golpes, trato femenino a varones, incluyendo someterlo a supuestas pruebas para determinar su virilidad.
La exclusión del grupo al que debe pertenecer el sujeto, es una forma frecuente de “trajín”, impidiendo su integración o no teniendo en cuenta su presencia, con descalificación del discurso del sujeto, de sus opiniones y sus puntos de vista.
Esta exclusión puede deberse a que sean portadores de discapacidades, tengan una orientación sexual diferente, por motivos religiosos, por determinada características de personalidad, etc.
En otras épocas usualmente este fenómeno sucedía cara a cara, pero con el desarrollo de nuevas formas de comunicación se ha extendido a la utilización de redes sociales y sitios de Internet (en Ingles: "Cyber-bullying ") como formas más inmediatas, y por tanto eficaces y dañinas.
¿QUÉ PUEDE HACER POR SÍ MISMA LA VÍCTIMA DEL BULLYING?
El bullying constituye un proceso que se desarrolla en diversas etapas y que puede ser abortado dependiendo de las actitudes que asuma el sujeto objeto de la burla y siempre que cuente con recursos adaptativos que le permitan sortear con éxito esta confrontación dolorosa. Estos recursos no suelen abundar en los jóvenes -uno de los principales grupos de riesgo- sin embargo, existen métodos o acciones que pueden ser muy útiles para contrarrestar los efectos del bullying.
Por ejemplo:
- Asumir una actitud de afrontamiento y desafiar al burlador sin temor alguno, lo cual interrumpirá inmediatamente el proceso y se granjeará el respeto de todos.
- No dejarse provocar y asumir una postura de real indiferencia, lo cual puede acarrear un incremento inicial del acoso como una manera de probar fuerza por parte del burlador, pero si se persiste en esta apariencia inconmovible, imperturbable, inmutable, se logrará la extinción de las bromas.
- Explotar cualquier cualidad que despierte la solidaridad de un grupo determinado, o que genere admiración general. Por ejemplo, si la víctima posee defectos físicos pero es muy inteligente y obtiene excelentes notas. Su rendimiento puede ser empleado como un factor de admiración que inspire protección, y el grupo le protegerá del burlador y neutralizará cualquier intento de acoso.
- Neutralizar al burlador estableciendo una relación interpersonal sólida con un adolescente que esté en disposición de defenderle en todo momento del acoso del burlador. En estos casos pueden invertirse los papeles y el burlado convertirse en burlador, o intentar un ajuste de cuentas siempre y cuando se encuentre presente su protector incondicional.
- La “auto-burla”, siguiendo la corriente al burlador sin oponer resistencia alguna, caricaturizando de manera exagerada el sufrimiento, buscando de forma intencional al burlador pero manteniendo los límites en la relación interpersonal es otra estrategia que puede mitigar las burlas a niveles soportables, por lo que el burlador preferirá experimentar con otra u otras víctimas, buscando conseguir de ellas todo lo que él desea.
- Convertirse en una persona necesaria al burlador ya sea para sortear sus dificultades académicas, facilitarle sus relaciones con el sexo opuesto, etc.
Cuando no se logra neutralizar al burlador y se establece el fenómeno del bullying las consecuencias pueden ser muy diversas tanto para la víctima como para el victimario.
LOS EFECTOS: UNA TRAGEDIA ANUNCIADA
En las victimas son frecuentes los trastornos del rendimiento escolar, las ausencias a las clases y el abandono de la escuela, y miedo en el horario de salida hacia la escuela. Suelen incrementarse las necesidades de dependencia y prefieren estar cerca de los maestros o quedarse en el aula durante el receso o pueden insistir a los familiares para que los esperen a la salida del colegio.
Otras veces las personas que son acosadas pueden aislarse, sea por no ser rechazados, excluidos o bien por voluntad propia, evitando las relaciones interpersonales traumáticas.
Otra posibilidad es que el bullying, al tratarse de un evento psicotraumático que atenta contra la autoestima, la autoimagen y la autovaloración positiva del sujeto, contribuya a poner en evidencia determinadas tendencias a padecer de enfermedades del espectro depresivo con tristeza, llanto, ansiedad, pesimismo, desesperanza, quejarse de enfermedades o molestias físicas, dificultades para conciliar el sueño, pocos deseos de alimentarse, pesimismo, sentirse menos que los demás, deseos de morir o ideas suicidas no planificadas o un plan suicida bien concebido.
Una de las complicaciones más temidas del bullying es el homicidio de la víctima a quien se la deja de percibir como un ser humano y se le llega a considerar como un ser inferior o una cosa inservible que no debe continuar ocupando un espacio, y que debe ser destruido. Es una forma de violencia en la que la deshumanización juega un papel protagónico.
Sin embargo cuando la víctima asume el papel de victimario, las consecuencias pueden ser desastrosas pues el abuso crónicamente soportado, con la consiguiente agresividad reprimida, predispone a trocar la víctima en victimario y planificar su venganza. La posibilidad de acceder a un arma de fuego constituye el penúltimo peldaño de la tragedia que se avecina.
Ese adolescente que ha sido objeto de burlas constantes, entra a su aula y dispara contra todo y contra todos, contra el compañero que ha sido su victimario, contra sus compañeros que lo han secundado o que lo han permitido y contra los maestros que no le pusieron coto a esta situación.
Y termina este comportamiento agresivo con el suicidio del adolescente.
EL BULLYING EN CUBA: ¿CÓMO ENFRENTARLO?
En una investigación de la que fui profesionalmente asesor en una escuela de enseñanza primaria de Bayamo, Granma, se encontró que en Cuba, por ejemplo, el bullying también se presenta en etapas infantiles.
Los niños varones victimizaban más y utilizaban con mayor frecuencia la agresión física que las niñas, quienes usaban con preferencia la agresión verbal, esparciendo falsos rumores que dañaban el prestigio de la víctima o realizando exclusión social de los acosados.
Los niños y las niñas utilizaban las agresiones físicas, como empujarse, romperse las libretas, golpearse o pelearse, evento que actualmente, con el incremento de la tenencia de teléfonos móviles, usualmente es filmado por los espectadores y subido a las redes sociales en el momento en que está sucediendo la trifulca.
La mayoría de los niños y niñas que participaron de la investigación expresaron sentirse ofendidos por el acoso, muy mal y tristes. En respuesta al bullying las victimas sintieron deseos de hacer frente al victimario mediante agresiones físicas (“irle arriba a quien lo trajina”, “fajarse”, “caerle a piña”, “caerle a galletas”, y “ripiarlos”).
El bullying ocasiona también síntomas en los testigos principalmente en los más vulnerables quienes suelen experimentarlas mismas manifestaciones que los acosados a través de un mecanismo de identificación con la victima que se le denomina “catarsis vicariante”.
Estas conductas de abuso, intimidación y acoso originan en la sociedad cubana un clima de indisciplina, inseguridad, irrespeto a la autoridad entre los estudiantes y maestros los cuales con frecuencia desconocen tales comportamientos, minimizan su importancia o los toleran y en algunos casos los propician o los estimulan por tratarse de docentes inexpertos, demasiado jóvenes o con problemas en su estructura de personalidad y en sus capacidades cognitivas.
Para evitar tragedias como las que son mostradas por los medios de comunicación en Cuba y que han ocurrido fundamentalmente en las escuelas estadounidenses y de otros países desarrollados, es preciso intervenir sobre los protagonistas del bullying: la víctima, el victimario y el medio en que se manifiesta, que por lo general es la escuela.
QUÉ HACER CON CADA UNO: VÍCTIMA, VICTIMARIO, Y EL MEDIO
En cuanto a la víctima es necesario que los padres:
- Conozcan lo que sucede y les permitan a los hijos agredidos hablar acerca del tema y expresar sus emociones dolorosas.
- Nunca critiquen su incapacidad de defenderse, ya que esto atentaría aún más contra su deteriorada autoimagen por venir estos reproches de una figura muy significativa.
- Sean solidarios y contrario a la práctica usual, les sugieran evitar la confrontación, lo cual aliviara su temor de enfrentarse al agresor.
- Les indiquen que permanezcan cerca de los maestros u otra autoridad escolar.
- Les expliquen al hijo agredido que cuando se busca obtener un efecto deseado y es conseguido con determinado comportamiento, es probable que se repita para obtener ese efecto. Por el contrario, cuando no se logra la respuesta deseada el comportamiento tiende a extinguirse. Por tanto debe evitar mostrarle a su agresor su enojo, enfado, disgusto, cólera, mortificación o cualquier estado anímico adverso pues ello lo único que logrará es que persista en su intimidación por ser esas emociones las que busca con su conducta hostil.
En cuanto al victimario hay que tomar medidas para evitar que este comportamiento continúe manifestándose. Corresponde a los maestros y directivos de la escuela supervisar y controlar su conducta agresiva de la manera que se sugiere a continuación:
- Analizar dicho comportamiento en caso de manifestarse en el grupo en el que ocurre y analizar las consecuencias presentes y futuras que la violencia en las relaciones interpersonales puede acarrearen en quienes participan de ella.
- Establecer una relación de apoyo pero con una firme autoridad. Se impone la revisión de las maneras de relacionarnos con un hijo maltratador, pues muy frecuentemente le servimos de modelo a imitar con nuestras propias bromas de mal gusto
- Es muy acertado que el hijo maltratador sepa que los padres no toleraran el acoso a otros compañeros de estudio y que de suceder ello conllevara diversas consecuencias según la gravedad de lo ocurrido.
- Es preferible no premiar antes de castigar y se debe enseñar a pedir disculpas a todas las personas que se han visto afectadas por este dañino comportamiento (victima, padres de la víctima, compañeros de aula y maestros, así como la familia propia)
- Hay que desarrollarles el sentimiento solidario; el autocontrol, la búsqueda de enfrentamientos no agresivos, el amor al estudio, al trabajo, a los futuros hijos, a la familia y saber ser amigo; la generosidad, los buenos modales, la caballerosidad, el respeto a su semejante en su persona, costumbres y opiniones.
Y por último, el medio donde ocurre el bullying que por lo general, suele ser la escuela.
En la escuela se debe participar de las actividades programadas para los padres y exigir a los maestros y directivos que pongan coto a las burlas en cuanto se manifiesten, informando a los padres de los involucrados y tomando las medidas disciplinarias que correspondan según la gravedad de lo ocurrido
Se debe exigir sean protegidos aquellos estudiantes que son más proclives a ser acosados en las áreas en las que frecuentemente ocurren estas conductas sádicas, como son los baños, los dormitorios en los internados, los autobuses escolares, etc.
Se debe intentar crear un clima de no violencia en la escuela que impida la intimidación, el acoso, las burlas, etc. y que garantice el cumplimiento de los objetivos instructivos y educativos que ayuden a conformar una personalidad armónica en los estudiantes.
Si esos tres frentes (víctima, victimario y medio donde ocurre) son abordados de manera consistente y consciente del peligro que implica perpetuar el bullying, es altamente probable que esta conducta desaparezca o disminuya sus nocivos efectos. De lo contrario, el resultado es un coctel molotov que arrastra el individuo por dentro y que tarde o temprano terminará de explotar. Y esa explosión casi siempre lleva consigo el signo de violencia o de la muerte. Las escuelas cubanas lo saben demasiado bien.
*Datos sobre el autor:
Dr. Sergio Andrés Pérez Barrero: Profesor Titular de Psiquiatría, Fundador de la Sección de Suicidiología de la Asociación Mundial de Psiquiatría, y de la Red Mundial de Suicidiólogos. Asesor temporal de Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud para la prevención del suicidio en Las Américas. Reside en Cuba.
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