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Una repatriada cubana que regentaba un próspero negocio en Alamar, en La Habana del Este, ha sido privada de su modo de vida, en lo que considera un “abuso de poder”.
Zorabel López Arévalo era la propietaria del bar-restaurante Zona VIP, un establecimiento nocturno muy demandado, en un área donde escasean las ofertas recreativas.
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“A veces el destino te pone estas situaciones para que te des cuenta de que estás en un país frustrado, donde no hay derecho a la humanidad, como ciudadano, como trabajador, ni como empleador”, denunció a Diario de Cuba.
Zorabel acusó al jefe de sector de la Policía, Frank Ernesto Guerrero Ramírez, de haberla denunciado al presidente del Gobierno municipal para que le cerrara el local.
Según reveló, el agente quería tener relaciones sexuales con ella.
“Empezó a asediarme. Tengo testigos suficientes”, afirmó.
El oficial pidió que se le realizara una inspección a su establecimiento, y una madrugada él mismo fue con dos inspectores a cerrarle el local.
En esa acción le decomisaron a Zorabel 272 cajas de cerveza porque no pudo probar su procedencia, y le retiraron su licencia de cuentapropista, porque supuestamente tenía bajo su mando a dos trabajadores ilegales y además había sobrepasado el horario de cierre por 35 minutos.
Ella explicó que los vales de compra estaban en casa de la económica, que no se los pudo llevar porque su niña estaba enferma, y que los empleados habían dejado los carnets en sus casas.
“He escrito a Atención a la población, a la Fiscalía General, a la Fiscalía Militar, a la Fiscalía Provincial y he nombrado dos abogados, pero todo en vano: me acusaron de ‘acaparamiento’ y ‘especulación’. También me aseguraron con una medida cautelar: reclusión domiciliaria”, añadió.
Gracias a su reclamación las autoridades retiraron la primera acusación, pero se la sustituyeron por la de ‘infracción a las normas del consumidor’, debido a que, según le dijeron, la cerveza estaba en mal estado.
Aunque la joven logró probar el origen de la bebida, le dijeron que había que “arrojarla”. Y pese a su insistencia en estar presente en el momento que se botara, “increíblemente” se lo negaron.
“Dice el presidente del Gobierno que este es un negocio que representa un peligro para la sociedad de Alamar; pero aquí no han descubierto drogas, ni prostitución. Tal vez el error ha sido regresar a este país y ser una mujer atractiva”, recalcó.
Zorabel no quiso revelar la cantidad de dinero que ha perdido, aunque admitió que es una cifra superior a 24.000 dólares, dinero que perdió en 2013, cuando las autoridades le clausuraron un cine 3D, tras solo un mes después de inaugurado. En aquella ocasión tuvo que vender su carro para sobrevivir.
La emprendedora llora de amargura e impotencia ante la injusticia que han cometido con ella, solo por el capricho de dos personas. También tiene deudas que pagar, pero lo peor es la decepción que siente, que la ha llevado a arrepentirse de haber regresado a su país, del que ahora no sabe cómo irse.
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