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Armando, como prefirió ser llamado este joven cubano que repara celulares, trabaja en el Callejón del Carmen de Santiago de Cuba, uno de los lugares donde confluyen la mayoría de los negocios privados y revendedores de la provincia oriental.
Pero desde hace varias semanas el negocio de este cuentapropista santiaguero tiene más clientes de lo acostumbrado, debido a la inclusión del servicio de reparación de teléfonos celulares.
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Se trata de habilitar conexión a Internet en dispositivos móviles con prestaciones 2G, (los más usados en el país) los cuales no funcionan en la frecuencia de 900 MHz, necesarios para utilizar la navegación mediante datos móviles en la isla.
Armando, por este servicio cobra entre 5.00 CUC y 3.00 CUC, “dependiendo del cliente”, según señala ante CiberCuba.
“Los clientes vienen aquí buscando conexión a Internet por datos, pero muchos tienen teléfonos 2G. Nosotros lo que hacemos es insertar la SIM en un teléfono 3G y esperamos a que Etecsa mande el mensaje habilitando el servicio 3G para esa SIM, y registramos el usuario en la página web que se habilitó para ese fin, y listo, solo volvemos a poner la línea de celular en el dispositivo 2G y este se conecta a internet”, describe el técnico en electrónica, aunque refiere además que esta conexión es “un poco más lenta, pero igual vale”.
Desde que se habilitó en Cuba la conectividad 3G, muchos usuarios han tenido que cambiar sus celulares por otros que cumplan con los requisitos de Etecsa para acceder a este servicio, pero otros han tenido que mantenerse al margen, desconectados de la gran telaraña que enlaza al mundo y hermana a millones de personas sin distinción de raza, género o preferencias.
Caridad, cliente del taller de reparaciones en cuestión, confesó ante este diario que nunca hubiera podido conectarse a Internet si no fuera por las inventivas cubanas, “aunque puedo usar la Wifi me queda muy lejos de donde vivo y tendría que caminar más de un kilometro para conectarme una hora”.
“Los datos son una ventaja, porque lo puedo hacer desde la comodidad de la casa, aunque sea por el paquete más barato; además tampoco tengo dinero para cambiar el teléfono cada vez que Etecsa disponga un nuevo servicio, que en vez de lanzar el más reciente, lo hace por partes para que uno gaste más dinero”, agregó la señora quien dice vivir en el Reparto Caney.
Varias han sido las críticas, sin embargo, a la iniciativa de Armando, “muchos llegan aquí y cuando preguntan cuánto cobro, se espantan y se van, pero si no tienen dinero para un teléfono nuevo entonces no les queda más remedio que usar la WiFi, o seguir desconectados”, dijo mientras esperaba a que la Empresa de Telefonía Cubacel, enviara los mensajes de activación de tres clientes.
Armando también afirma que tiene que realizar el servicio sin mucha “promoción”, ya que puede perder su trabajo, “aquí todo es ilegal, hasta lo más beneficioso para el pueblo. Si no son ellos los que hacen las cosas, te acusan de estar interfiriendo en la economía y te ponen cargos de enriquecimiento ilícito y ya ha pasado con otros que hacen lo mismo que yo”.
“A causa de eso he tenido que perder clientes, porque hay días en que los inspectores andan como perros de caza, buscando a ver a quién matan, y otras veces ha venido gente con tremenda pinta de policía y he tenido que decir que aquí nadie hace ese servicio, no vaya a ser que me cojan con la mano en la masa. Hace unos meses perdí unos cuantos pesos por compartir Internet y cobrar por ello, llegaron y me quitaron una laptop y dos router, pero al final aquí el que no inventa no come y si esto es un negocio rentable, bienvenido sea”, selló el emprendedor.
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