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El próximo 24 de febrero tendrá lugar un referéndum para aceptar o rechazar los cambios propuestos a la Constitución de la República de Cuba.
Desde el gobierno y sus instituciones se defiende con tanta vehemencia el sí como se ataca a quienes llaman a votar NO, en clara evidencia de que el régimen cubano silencia, demoniza y reprime la disensión.
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Muchos cubanos, sin embargo, defienden sus más que legítimos motivos para votar NO el próximo 24, pese a que el gobierno intente silenciarlos o bloquearlos.
A continuación listamos las principales razones por las que creemos que debemos votar NO el próximo 24 de Febrero:
1. Porque podemos hacerlo: es legal, válido y el voto es secreto
Por más que el régimen cubano se empeñe en anunciar el sí como única respuesta posible y aceptada, un referéndum no es un apoyo ciego e irrestricto a una propuesta gubernamental, sino una manera de expresar opiniones y puntos de vista para aprobar aquello que se comparte y rechazar lo que no se acepta.
Ningún cubano viola ley alguna marcando un rotundo NO cuando esté solo frente a su boleta. Votando sí por temor, o dejando en blanco la boleta, declinamos hacer uso de un derecho y perdemos una valiosísima oportunidad de enviar un mensaje al gobierno desde la tranquilidad y el anonimato que nos da el voto secreto.
2. Porque la existencia de un solo partido NO garantiza la libertad política (de expresión y de asociación)
Ninguna sociedad democrática y plural puede serlo si existe una única formación política reconocida, que bloquea la posibilidad de defender posturas ideológicas opuestas.
Las nefastas consecuencias de un único partido son más que evidentes en la propia sociedad cubana, si no, que les pregunten a todos los que han intentado crear formaciones independientes, a quienes han sido reprimidos, vetados, golpeados y encarcelados por pretender defender una posición ideológica opuesta a la oficial y por intentar convertirla en alternativa viable ante otros conciudadanos.
3. Porque ningún partido puede estar por encima de la Constitución
Un partido, organización política, religiosa o de cualquier tipo NO puede estar por encima de la Constitución, ninguno puede tener impunidad ni carta abierta para decidir los destinos de los ciudadanos de una nación.
Aceptar que el PCC o cualquier otro partido esté por encima de la Constitución permite la usurpación de los derechos reivindicados en la misma cuando este así lo decida. Es reducir a tinta sobre papel mojado a la Carta Magna, que debe ser la ley fundamental del Estado con un rango superior a las restantes normas jurídicas.
4. Porque NO estamos de acuerdo con la irrevocabilidad del socialismo
Como con nada que nos impida cambiar lo que no funciona, lo que no nos representa y lo que se nos impone.
Basta con observar la propia realidad cubana, el estado actual de los pretendidos logros de la revolución cubana (educación y salud) para comprobar el gran fracaso que ha sido el modelo político, económico y social que quieren entronizar constitucionalmente en el poder, bloqueando así toda posibilidad de una mejor alternativa para nuestras vidas.
Muchos cubanos no lo queremos, estamos hartos de consignas vacías que pregonan una supuesta equidad, que ha terminado siendo mecanismo de control absoluto y presión en todas las esferas: perfecta cortina de humo para el enriquecimiento de unos pocos y la asfixia del resto.
5. Porque los cubanos que se quedan en el exterior NO son traidores y tienen tanto derecho a participar de la construcción de su país como los que residen en él
El régimen cubano ha sido experto en dividirnos, en marcar a los diferentes, a los que se marchan y a los que se oponen como enemigos.
La estrategia no es nueva: los gusanos, vendepatrias de hace unos años son los traidores, desertores, excubanos, contaminados y malnacidos de la actualidad.
Es hora ya de decir basta a la exclusión por haber emigrado (obligados la mayoría de las veces por un sistema asfixiante, abusivo e inoperante); es hora de acabar con las etiquetas, es hora de exigir todos los derechos de todos los ciudadanos nacidos en Cuba, es hora de que todos podamos participar de la construcción de nuestro país, estemos donde estemos.
Todos los cubanos deberíamos tener los mismos derechos sin importar donde residamos. Cubano debería ser atributo más que suficiente, sin apellidos, sin condicionamientos, ni limitaciones.
6. Porque el Estado NO puede ser el que controle todos los medios de comunicación
En un país donde se reconozca constitucionalmente un único partido, que los medios de comunicación sean controlados por el propio gobierno sin cabida alguna para proyectos independientes y contrarios, es una trampa que bloquea completamente la posibilidad de voces y percepciones alternativos y de informaciones plurales, tan sanos como necesarios para que los ciudadanos puedan formarse juicios, que los conviertan en sujetos socialmente responsables y activamente comprometidos.
Los medios de comunicación no tienen que estar comprometidos con un gobierno, sino con los ciudadanos y el mejoramiento de sus sociedades, tienen que ser mordaces, incisivos, molestos, en lugar de voceros complacientes.
¿Acaso el temor a las informaciones discordantes y la represión de formas de comunicación no oficiales no son evidencias más que notables del totalitarismo absoluto del régimen cubano?
7. Porque el Estado debe promover y brindar garantías a los empresarios cubanos, en lugar de poner trabas y restricciones absurdas
Los trabajadores por cuenta propia son motor esencial de la economía cubana, comprometidos socialmente con ella, además, como ha podido verse en su apoyo a los damnificados en La Habana por el tornado.
Frenar la creación de riquezas -que a su vez genera empleos y bienestar- es tan absurdo como malintencionado.
Los empresarios cubanos por fuerza y necesidad deben formar parte del tejido social y económico; su aportación y crecimiento son necesarios y así deberán ser reconocidos y propiciados.
8. Porque están vendiendo el país a transnacionales extranjeras y queremos recuperarlo
Nos sobran deseos, potencialidad y talento para llevar adelante la economía y el florecimiento de nuestra nación.
Es triste e irritante ver cómo se promueve la inversión extranjera y se crean ventajas y se simplifican mecanismos para el empresario foráneo, mientras se impiden las iniciativas que provienen de cubanos emigrados.
Estamos cansados del apartheid que sufrimos los cubanos en nuestro propio país, frente a los muchos beneficios de que gozan los inversores y empresarios extranjeros.
9. Porque los salarios son simbólicos y no permiten cubrir ni las más elementales necesidades de los cubanos
Es inaceptable que los propios cubanos, que día a día trabajan, sudan, se esfuerzan, se dejan la piel como actores activos y protagónicos de la maquinaria económica y social del país, perciban unos míseros ingresos que les colocan en la disyuntiva de comer (mal comer) o vestirse (mal vestirse).
Un salario no puede ser una retribución irrisoria, sino remuneración acorde con el trabajo realizado, el costo de la vida y los precios de los artículos de primera necesidad y servicios en el país.
10. Porque en una sociedad justa y democrática NO deben existir discriminaciones por motivos ideológicos
Más de 60 años de dictadura han normalizado ante muchos cubanos una situación aberrante e inaceptable.
Es hora de decir NO a tener que hablar bajito, a reprimirnos las críticas; es hora de dejar de aceptar que se maltrate y persiga a quien piensa diferente y se expresa de manera opuesta.
Todos los ciudadanos cubanos debemos tener la posibilidad de expresar lo que creemos mejor para nuestra nación, de proponer las que creemos alternativas óptimas y de elegir a los que consideremos nuestros mejores representantes.
11. Porque el acceso a la información debe ser libre, sin sesgos ni bloqueos
Los cubanos tenemos derecho a navegar libremente por internet y a poder pagarlo con nuestros salarios.
Pese a que la demanda más escuchada últimamente en la Isla con respecto al acceso a internet son las altas tarifas, también debe serlo la absoluta libertad de cada individuo para consumir los contenidos que más le apetezcan y más se acomoden a sus necesidad informativas.
Al gobierno cubano no puede asistirle el derecho de decidir qué sitios visitamos los cubanos y qué contenidos consumimos, mucho menos si los motivos que le asisten para sus bloqueos no son legales sino ideológicos.
12. Porque los cubanos deberíamos poder entrar y salir libremente de nuestro país
Sin castigos ni pedir permiso.
Ningún cubano debería perder el derecho a entrar y salir de su país (su hogar, su nido) por haber decidido cambiar su lugar de residencia. Ningún cubano debería pedir permiso para poder regresar, ni mucho menos recibir una negativa a hacerlo.
Hemos abrazado (y casi agradecido) la repatriación como una limosna para recuperar lo que nunca debió quitársenos. Es hora de decir NO a un proceso que segrega y disfraza de trámite administrativo la restitución con condicionamientos de unos derechos arrebatados.
13. Porque queremos un gobierno que nos valore más a nosotros que sus batallas ideológicas y sus consignas
Hasta ante una tragedia como el paso del tornado por La Habana les han valido más las marchas, la defensa desatinada e indolente de un yovotosí, que la atención de los damnificados, el apoyo y la empatía.
Les es más importante controlar gubernamentalmente (siempre controlar, controlarlo todo) la recepción y destino de las ayudas externas, que flexibilizar y diversificar los mecanismos para que cada quien apoye la causa que decida (en lugar de a quien ellos escojan). Tienen que quitarse del medio.
14. Porque el proceso previo a esta votación NO ha sido democrático, confiable, ni imparcial
Probablemente tampoco lo será el conteo de los votos. No puede serlo cuando las instituciones que han promovido el referéndum y participarán de su 'control' pertenecen al mismo aparato que defiende una única respuesta como posible. Es el propio gobierno, que demanda el sí, el que ejercerá como garante de transparencia y buen hacer.
Pero desconfiar del proceso no puede llevarnos a declinar participar en él o ser cómplices del mismo por dejadez.
15. Porque decir NO puede ser el primer paso para el cambio
Oponernos al régimen, a su propaganda, a la alternativa que quiere imponernos, puede significar una derrota contundente a su totalitarismo y su control absoluto del país y el destino de sus ciudadanos.
Decirles NO implica demostrarles el poder real que tenemos como pueblo y la inevitabilidad de que nos tengan en cuenta en lugar de continuar imponiéndonos su ideología.
Decir que NO puede ser un primer paso, además, para quitarnos los miedos, las mordazas y de una vez tomar el control de una nación que desde hace tantos años nos ha sido secuestrada.
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