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Madrid, 31 ene (EFE).- Fue primer bailarín del Royal Ballet de Londres y acaba de ser nombrado director del Royal Ballet de Birmingham, pero Carlos Acosta está lejos de cualquier divismo y asegura convencido que el 80 o 90% del mérito de su trabajo como actor en Yuli es de la directora, Iciar Bollaín.
"Un alto porcentaje, honestamente, ha sido dirección, pura dirección, porque hay muchas maneras de actuar y de hacer que un actor te dé lo que es necesario (...) e Iciar Bollaín ha sido una maestra en la dirección de actores inexpertos como nosotros", resalta el cubano en una entrevista con EFE.
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Porque la película cuenta con muchos actores debutantes o con poca experiencia, como es su caso, que hasta Yuli solo había hecho pequeñas colaboraciones en el cine. Y en su primer papel importante ha llegado la nominación al Goya a mejor actor revelación.
"Era algo insoñable", afirma Acosta, que recuerda que al enterarse de que estaba entre los finalistas a ese premio pensó: "¡Esto no puede estar pasando!"
Y aunque está más que satisfecho con la nominación y con el resultado de la película, asegura que solo participará en más proyectos cinematográficos si alguien se le acerca con un papel que crea que él puede hacer y que le puede suponer un aprendizaje, un crecimiento como artista, pero no tiene aspiraciones de saltar a Hollywood.
"Estoy muy agradecido a los Goya pero no se me va a ir la olla pensando que me voy a mudar a Los Ángeles y dejar mi carrera en el ballet. Tengo 45 años, tengo mis limitaciones y hay que saber entenderlas", reflexiona.
Por ahora tiene más que suficiente con Yuli, la adaptación al cine de sus memorias, de su historia desde que de niño su padre, un camionero descendiente de esclavos, le obligó a aprender danza porque vio condiciones en su hijo pero, sobre todo, porque era la mejor forma de alejarle de la pobreza.
Tardó muchos años en lograr el equipo adecuado para hacer una película de su libro No mires atrás y supo que el proyecto había caído por fin en buenas manos cuando conoció al guionista Paul Laverty, colaborador habitual de Ken Loach y pareja de Icíar Bollain.
A través de Laverty, el proyecto llegó a Bollain y se fueron implicando profesionales de la talla del compositor Alberto Iglesias o el director de fotografía Alex Catalán, que contribuyeron a hacer una película "con mucha integridad y alejada de las convenciones de los 'biopic'".
Cinco nominaciones a los Goya -mejor guion, música, fotografía, actor revelación y sonido- avalan a una película que se apoya mucho en la belleza de las imágenes y de las coreografías que protagonizan algunos de los momentos mas emotivos de la historia.
Y que reflejan el talento no solo de Acosta sino de los bailarines cubanos, de los artistas en general de su isla natal, resalta Acosta.
"Cuba está llena de muchos tesoros, la mayoría están todavía vírgenes, sin descubrir. En La Habana, pero también si uno va para Oriente, la cuna del folclor africano, está lleno de gente pintoresca y con mucho talento", señala Acosta con orgullo.
Ese talento cubano se ve en la película, "el sincretismo de razas, el eclecticismo de razas que componen la raza cubana. España está ahí, pero también China, África, conviven esos rasgos en los bailarines y eso refleja una panorámica del mundo moderno que es muy refrescante".
Yuli es "mi historia, mi narrativa de esa ayuda que me dieron y esa es la ayuda que yo ahora quiero transportar a los niños, al talento flotante del mundo entero de países desaventajados a través de la Carlos Acosta International Foundation", señala el artista.
Una pasión por la danza que ha tratado de poner en el cine, un mundo que también admira, como demuestra al expresar su deseo de encontrarse en Sevilla, donde se celebrará la ceremonia de los Goya, con artistas que admira, entre los que cita a Pedro Almodóvar o Antonio Banderas. "Me gustaría hacerme fotografías con ellos", reconoce.
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