El aniversario 500 de la villa de San Cristóbal de La Habana, y las siete décadas del poemario En la calzada de Jesús del Monte coinciden en este año 2019, y por ello la Colección Sur presenta la edición príncipe, como una de las principales propuesta de la editorial para la Feria Internacional del Libro y la Bienal Internacional de Poesía de la Habana 2019. La primera presentación de este libro ocurrirá el viernes 8 de febrero a las 2 de la tarde en Stand de la Colección Sur como parte de la Feria Internacional del Libro y de los homenajes por los 500 años de la capital.
La reedición del célebre poemario, uno de los principales de la lírica cubana del siglo XX, ocurre justo cuando la capital, justo en las inmediaciones de la calzada de Jesús del Monte, ha padecido el efecto demoledor de terrible tornado. De modo que adquiere mayor significación, si cabe, la reedición de este libro en el cual, al decir del investigador Enrique Sainz, Eliseo Diego intenta edificar el sitio de sobrevida, el sentido de la propia existencia frente a la desolada intemperie, el vacío histórico desustanciado.
Sobre su oficio de poeta escribió Eliseo Diego: “Soy, de oficio, poeta, es decir: un pobre diablo a quien no le queda más remedio que escribir en renglones cortos que se llaman versos. Y lo hago no por vanidad o por el deseo de brillar, o qué sé yo, sino por necesidad, porque no me queda más remedio que escribir estas cosas que se llaman poemas.”
Las calles ruidosas y polvorientas, los portales contiguos de la calzada devinieron reflejo del alma angustiada del poeta, como se percibe en los versos que encabezan el poemario: “En la Calzada más bien enorme de Jesús del Monte/ donde la demasiada luz forma otras paredes con el polvo / cansa mi principal costumbre de recordar un nombre / y ya voy figurándome que soy algún portón / insomne / que fijamente mira el ruido suave de las sombras / alrededor de las columnas distraídas y grandes / en su calma”.
En la calzada de Jesús del Monte es también un canto a La Habana, pero no solo a sus espacios físicos, sino al tiempo vivido, a la nostalgia por un entorno que pocas veces se describe en detalle, más allá de las alusiones a la luz y el polvo, de modo que los versos hablan más de la vida interior del poeta que de lugares concretos. Y entonces esos sitios “donde tan bien se está” corresponden sobre todo a los espacios creados por la imaginación y por el vuelo del espíritu, por más que el poeta evoque escenarios, ambientes y personajes de una ciudad concreta.
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