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Los presagios son la caja de sorpresas del deporte. Cuando se yerra –que es lo usual- no queda de otra que admitirlo. Pero en caso de acertar, nunca debiera ser mal visto el proclamarlo. Que es el caso.
Ayer vaticiné aquí el posible decursar de la segunda y definitiva petición de refuerzos de cara a la postemporada de la Serie Nacional, y resulta que no pude quedarme más cerca del pleno de coincidencias con respecto al resultado final de la jornada.
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Con Sancti Spíritus fui exacto. Vaticiné abridor, torpedero y catcher, y José Raúl Delgado se inclinó por Frank Luis Medina, Yordan Manduley y Oscar Valdés.
Mientras, de Villa Clara dije que requería un jardinero de poder, un antesalista y un pitcher de relevo, y el emisario de Eduardo Paret optó por Stayler Hernández, Yunior Paumier y Wilson Paredes.
Hasta ahí voy de 6-6. A seguidas expuse que Ciego de Ávila necesitaría un apagafuegos, un inicialista y un outfielder capaz de producir extrabases, y Roger Machado convocó a Raidel Martínez, Yordanis Samón y Oscar Luis Colás.
¿Dónde perdí el ciento por ciento? Con Las Tunas, aunque tampoco es que anduviera muy alejado...
En mis cálculos, Pablo Civil pediría un abridor, un relevista y un tercera base. Lo de Yoani Yera se sabía de antemano, así que lo primero estaba asegurado. Lo siguiente que solicitó fue otro pitcher de aperturas, Erlis Casanova, quien de modo eventual actuó como intermedio con la franela pinareña. O sea, que de alguna manera aún no había errado.
Sin embargo, el último llamado del mentor fue para Guillermo Avilés, y yo sospecho –sin ánimos de justificarme, se lo juro- que fue una decisión forzada por las circunstancias.
Me explico: cierto es que Rafael Viñales ha tenido una campaña pobre, y que Avilés no es un improvisado pese a que lleva tiempo fuera de los diamantes. Mas no hay dudas de que a los Leñadores les hacía más falta un defensor del tercer saco, donde la sanción a Yordanis Alarcón los ha dejado a expensas de la juventud de Denis Peña.
Es entonces que aparece el problema que, intuyo, dejó sin alternativas a Civil: todos los antesalistas que quedaban (Juan Carlos Torriente, Wilfredo Aroche y Andrés Hernández) pertenecían a Industriales, el mismo equipo cuya afición acusa a los tuneros de un complot para dejarlo fuera del torneo.
¿Qué hacer pues? ¿Meter al enemigo en casa o contentarse con una suplencia menos indicada, pero saludable? Con toda lógica, el mánager de los orientales no se lo pensó. Fin de la historia.
Moraleja: El deporte no conoce de libretos: siempre hay algo que se salta los pronósticos.
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