Penosamente, el más polémico de los cambios que tendrá el proyecto de reforma constitucional en Cuba una vez concluida la consulta popular evidencia que el artículo 68, que modificaba el concepto de matrimonio, fue usado como una atracción de feria para que los cubanos (los patriarcales, machistas, religiosos y hasta etcétera) defendieran con más fuerza que los gays no se casen que tener elecciones presidenciales directas o una casa y un salario dignos.
Desde la óptica del estilista Pablo, quien se siente gay desde que "soy un niño", "podríamos decir que no es la Constitución de la República de Cuba, sino la del 68. No porque ese artículo fuera el más importante o cuestionado, sino porque pareciera que no se hubiera hablado de otra cosa en los debates de los últimos meses.
"Nos cambiaron el 68 por el 82, que reconoce los vínculos jurídicos y de hecho, y el derecho de cada ciudadano de fundar una familia, sin distinción de su naturaleza, pero de todas formas habrá que esperar hasta dos años para que haya un referendo que diga a través del Código de Familia quiénes pueden contraer matrimonio. Eso es inhumano. Los homosexuales también tenemos sentimientos. Simplemente ha ganado el conservadurismo, la homofobia, la cobardía", añade el joven de 31 años.
Tal como aclara la periodista cubana Milena Recio en su muro de Facebook, "los derechos no se plebiscitan… Punto. El #68 era sobre ‘matrimonios’ no sobre ‘parejas de hecho’".
Según comenta Fabricio González en esa misma red social, la razón del cambio es simple: "La mayoría de la población tiende a la homofobia porque la mayoría de la población tiende a ser mayor y la ‘revolución’ estimuló la homofobia con entusiasmo hasta hace bastante poco.
"Y cuando cambiaron de idea, nunca se tomaron el trabajo de explicarle a la gente que la postura anterior estaba mal. Y necesitan los votos de los viejos para pasar la Constitución. Y les cayó la duda y se amarillaron. Es todo lo que hay. Ahora patearon el asunto para adelante con la promesa de un plebiscito y no sé qué, pero es cálculo y cobardía política. Nada más.
"Hay dos posibilidades: o se asustaron por la reacción contraria, les dio miedo que la mayoría votara ‘no’ y se les aflojaron las rodillas o lo usaron como un señuelo para distraer a la gente de cosas peores que hay dentro de ese documento y ahora fingen ‘escuchar al pueblo’ y todos contentos.
"Como sea, a mí me han simplificado las cosas. Yo dudaba qué hacer, votar 'sí' para apoyar el matrimonio homosexual o votar 'no' para oponerme a la eternidad socialista, a la contradicción de la soberanía del pueblo y la omnipotencia del Partido, al 349 y a tantas otras cosas. Pero ahora me lo han puesto a huevo para votar 'no'", aclara rotundamente.
Sin embargo, datos ofrecidos ante el Parlamento cubano afirman que la mayoría de las opiniones en torno al tema estuvieron a favor de mantener el matrimonio como la unión que se establece entre un hombre y una mujer.
Desde la visión del mecánico Nelson de 53 años, quien se dedica a reparar carros antiguos, "nuestros niños deben tener papá y mamá porque esa es nuestra idiosincrasia. El matrimonio gay contradice la naturaleza. No podemos preservar nuestra especie si no es con un hombre y una mujer unidos en el amor".
Por otra parte, a la arquitecta recién graduada Ana le parece que "es ridícula la discusión. La raza humana no se va a extinguir porque todos no somos homosexuales. Se trata de un derecho humano y social: el de reconocer oficialmente algo que existe desde hace siglos.
"A veces los cubanos nos comportamos como ignorantes. La mentalidad de muchos se ha quedado en el pasado, no evoluciona, e impide que algunos compartan su vida con quien quieran, independientemente del sexo de la persona que haya escogido. Hay gente poderosa que quiere seguir discriminando y excluyendo", explica.
En palabras de un usuario del sitio Cubadebate, "este país no puede darse el lujo de seguir discriminando y quitándole el derecho a cada quien de ser feliz como desee. Ante la ley todos somos iguales y tenemos por supuesto los mismos derechos. Nadie puede prohibirle a nadie el derecho de convivir en unión legal con quien quiera, solo por el hecho que ambos sean del mismo sexo".
A tenor con la forista Tuquiña Batista Pérez, “el odio hacia las personas sexodiversas es obra de humanos, no de Dios. Las mujeres y los hombres homosexuales no piden más que el respeto y los derechos que todos debemos disfrutar, sin miedo a los ataques verbales o físicos.
"Lo que cada persona sí elige es cómo nos tratamos los unos a los otros. La verdadera amenaza contra el matrimonio heterosexual y contra el concepto tradicional de familia no viene del frente homosexual, ni mucho menos de una determinada legislación sobre el asunto.
"La amenaza surge del mismo seno de la familia: matrimonios fabricados por intereses espurios, parejas que viven en guerra sostenida, y no meramente verbal, supuestos hogares en los que el valor supremo es subir en la escala social, etc.", indica.
Para el vendedor ambulante de productos agrícolas Manuel, "si a uno no le gusta la idea, con no casarse con una persona del mismo sexo tiene. Uno debe vivir su vida y dejar que los demás vivan la suya, sin tener que pedir autorización para eso".
El borrador de la nueva Carta Magna cubana se votará en el Parlamento este viernes y una vez aprobado será sometido a referendo el próximo 24 de febrero.
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