El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, habría tenido empleada durante más de cinco años a una inmigrante indocumentada guatemalteca en su club privado de golf de Bedminister (New Jersey).
Un reportaje publicado por el diario The New York Times ha revelado la historia de Victorina Morales, de 45 años, a quien le otorgaron un certificado de la Agencia de Comunicaciones de la Casa Blanca con su nombre, en el pasado mes de julio, en reconocimiento a su apoyo durante las visitas de Trump al Club.
Como los documentos que Morales entregó cuando solicitó el empleo eran falsos, no hay constancia, por tanto, de que Trump supiera sobre su verdadera situación migratoria.
Sin embargo, la mujer ha afirmado que por lo menos dos supervisores en el club estaban al tanto de ello y tomaron medidas para ayudar a los trabajadores a no ser detectados y conservar sus empleos.
Victorina ha relatado que en Guatemala se dedicaba al cultivo de maíz en una comunidad rural y que cruzó ilegalmente a Estados Unidos en 1999. Se acabó asentando en Nueva Jersey, donde fue contratada en la citada propiedad en el año 2013.
La mujer ha tenido un acceso inusual a uno de los retiros favoritos del presidente norteamericano, pues según el citado reporte ha limpiado la villa mientras Trump veía televisión y ha estado cerca cuando potenciales miembros del gabinete fueron llevados para entrevistas.
La mujer ha descrito al presidente norteamericano como exigente pero amable, y subraya que a veces les daba grandes propinas.
El caso de Victorina Morales no sería el único, pues el mismo reportaje ha sacado a la luz a Sandra Díaz (46 años), costarricense que trabajó de forma ilegal en el Club entre el año 2010 y 2013, aunque ahora ya reside legalmente en Estados Unidos.
“Hay muchas personas sin papeles”, asegura Sandra Díaz, quien afirma haber sido testigo de que varias personas fueron contratadas a sabiendas de que no tenían documentos.
El citado diario ha recordado que durante la campaña presidencial, Trump se jactó de haber utilizado un sistema de verificación electrónica, E-Verify, con el fin de garantizar que solo se contratara a las personas con papeles para trabajar. “No tenemos un solo inmigrante ilegal”, dijo entonces.
La Casa Blanca no ha hecho comentarios al reportaje del Times. Tampoco la organización Trump, que se ha limitado a decir que sus propiedades cuentan con decenas de miles de empleados y que sus gestores siguen “prácticas de contratación muy estrictas”.
“Si un empleado entrega documentación falsa en una intento por evitar la ley”, advierte la compañía, “serán despedidos de inmediato”.
En el momento de publicarse el reportaje, Victorina Morales seguía en la nómina del club de golf.
No es la primera vez que la contratación de empleados en los negocios de Trump se convierten en noticia, hace poco menos de seis meses, Mar-a-Lago, el conocido club privado de Donald Trump en Palm Beach, solicitó al Gobierno la contratación de 40 trabajadores en el extranjero para su temporada invernal.
Medios locales indicaron entonces que los extranjeros trabajarían como camareros entre octubre de 2018 y mayo de 2019 (a 12,68 dólares/hora), y superado ese período debían regresar a sus países de origen.
El club privado del presidente aseguró en su petición que no consiguía encontrar mano de obra estadounidense, lo que constituye un requisito del Departamento de Trabajo para permitir la contratación en el extranjero. En 2017, Mar-a-Lago ya pidió (y obtuvo) permiso para traer a camareros, cocineros y personal de limpieza. La petición generó polémica porque el presidente ha señalado en varias oportunidades que los inmigrantes quitan el trabajo a los norteamericanos.
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en: