Es la historia de nunca acabar: los representantes del régimen de La Habana han vuelto a dejar en claro que se sienten por encima de reglas, normas y leyes cívicas en cualquier parte del mundo.
Lo ocurrido el día de hoy en Valencia, España, cuando un equipo de CiberCuba intentó cubrir la conferencia de Mariela Castro Espín titulada “Cuba, Socialismo y Diversidad” es una prueba como un templo de que la dictadura cubana sigue teniendo patente de corso para imponerse por encima del juego democrático.
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“El evento no presentaba derechos de admisión”, explica Luis Manuel Mazorra, co-fundador de CiberCuba y uno de los tres miembros del equipo de trabajo que asistió al evento.
“Poco después de nosotros llegar, uno de los organizadores del evento se nos acercó y nos preguntó quiénes éramos, qué intenciones teníamos con nuestra asistencia. Desde luego le dijimos que éramos parte de la prensa que cubriría la conferencia de Mariela Castro, que éramos de CiberCuba”, precisa Mazorra.
Al organizador le tomó par de minutos consultar con el jefe de seguridad de Mariela Castro, quien dijo categóricamente que no. Que CiberCuba no podía estar en este evento en el Centro Cultural Octubre, un edificio subvencionado públicamente en casi 3 millones de euros. Los tres miembros del equipo en Valencia lógicamente pagan impuestos en la ciudad.
“Cuando nos expulsan del salón, subimos a la cafetería del edificio, desde donde no tendríamos acceso a la conferencia pero al menos podríamos tomar algunas fotos de Mariela Castro cuando llegara”, prosigue Luis Manuel Mazorra. “En Europa no puedes tomar fotos de cualquier individuo por la Ley de Protección de Datos, a no ser que se trate de personajes públicos de interés político o social, según es el caso de Mariela, obviamente”.
Pero también a la cafetería del Centro Octubre fueron los acólitos de La Habana a hostigar.
“Uno de estos jóvenes que se comportaban como séquito férreo de la Castro comenzó a tomar fotos de mi cara, del videorreportero y del periodista de CiberCuba, de los tres. Yo le dije que eso no lo podía hacer. Ante su indiferencia decidí llamar a la policía”.
Mientras llegaban las autoridades y durante todo el intercambio verbal, se escucharon frases tan surrealistas como divertidas:
“Nos decían que España no era una democracia, que allí sí había presos políticos, no en Cuba como decíamos nosotros”, nos explican.
Cuando llegó la policía, el jefe del equipo de seguridad, que se mantuvo en todo momento como jefe de operaciones, impartiendo órdenes y dictaminando quién o quiénes “enfrentaban” a los periodistas de CiberCuba, se enzarzó a su vez en una discusión con las autoridades.
“Tuvieron que frenarlo. Tuvieron que decirle que en las leyes del país ellos no podían expulsarnos a menos que tuvieran efectivo un derecho de admisión que no tenían, y que tampoco podían tomarnos esas fotos con intenciones intimidatorias”, explica Mazorra.
La ironía más macabra de todas es que uno de los tres temas que presuntamente habría de abordar la hija de Raúl Castro era “diversidad”, justo el factor determinante que no permitieron ni siquiera en el público que asistía.
“Estaban rodeados de organizaciones simpatizantes con La Habana. Ese era el único grupo de pensamiento que querían. A nosotros nos ha parecido inadmisible esto porque somos ciudadanos que residimos en Valencia, pagamos impuestos, tenemos deberes y derechos. Esta ciudad no puede abrir los brazos a este tipo de prácticas matonescas, que los reciban las autoridades locales de la ciudad, y que violen olímpicamente los derechos de quienes residimos aquí”.
Poco antes de este episodio, Mariela Castro se había reunido con el Alcalde de Valencia, Joan Ribó, y con la vicepresidenta y consejera de Igualdad y Políticas Inclusivas, Mónica Oltra. En el pasado, el alcalde valenciano había mostrado simpatías directas hacia Fidel Castro, Rafael Correa, y la izquierda latinoamericana.
Al final de la noche, la conferencia difícilmente pudo haberse efectuado. Mariela Castro estuvo poco más o menos de media hora en el edificio, durante la cual el personal organizativo y de seguridad se encargó de bloquear todo acceso posible a ella, incluso a una considerable distancia. La hija de Raúl Castro llegó poco antes de las 8pm (hora de España) y se marchó en su auto a las 8.30 pm en punto, según anotaron los periodistas de CiberCuba.
El modus operandi de este incidente hace recordar lo acontecido en Nueva York durante la última Asamblea de Naciones Unidas, cuando el equipo de seguridad del gobernante Miguel Díaz-Canel impidió a la prensa de Miami acceder a una iglesia donde estaría el mandatario cubano, y donde un periodista oficialista tuvo un altercado con Mario Vallejo, periodista de Univisión .
Para colmo de ironías, el portal oficial Cubadebate se hizo eco del incidente protagonizado por el presidente Donald Trump y el periodista de CNN, Jim Acosta, cuestionando la democracia estadounidense luego de que el presidente retirara temporalmente la credencial al reportero.
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