La Seguridad del Estado arrestó en Cuba a un ex reportero del diario Granma

El periodista Jesús Jank Curbelo ha narrado su infortunado encuentro con oficiales de la Seguridad del Estado, en el que no faltaron amenazas, intimidaciones y móviles secuestrados.

Exteriores de la Unión de Periodistas de Cuba © CiberCuba
Exteriores de la Unión de Periodistas de Cuba Foto © CiberCuba

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Una crónica publicada por Jesús Jank Curbelo en Periodismo de Barrio ha descrito el encuentro, nada amistoso, que el joven periodista tuvo con oficiales de la Seguridad del Estado, quienes lo detuvieron a él y al fotógrafo que lo acompañaba por entrevistarse con vecinos de un caserío en Arroyos de Mantua (Pinar del Río).

Las entrevistas que estaban haciendo eran a propósito de los desastres ocasionados por el huracán Michael en esa zona del occidente cubano.


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El episodio se habría iniciado el viernes 12 de octubre sobre las dos de la tarde y duró hasta la madrugada del día siguiente. Todo comenzó cuando unos oficiales, tras mostrar su acreditación, comenzaron a hacerles todo tipo de preguntas y les advirtieron de la necesidad de realizar una solicitud en la “sede municipal del Partido” antes de andar haciendo preguntas por ahí.

Las cosas se complicaron cuando, tras entregar su carnet de la UPEC, el oficial vio que el periodista trabajaba en Granma (el órgano al que pertenecía en el momento de la concesión del carnet). Al responder el joven que hacía dos meses que había pedido la baja, las cosas se empezaron a tornar turbias, mucho más cuando aclaró que ahora trabajaba para Periodismo de Barrio.

“Le explico que es una revista on-line, que aborda temas medioambientales y que no es del CITMA ni de nadie, que es independiente. Las palabras on-line e independiente lo trastornan. On-line e independiente, por defecto, para él, es contrarrevolución. ¿De dónde sale el dinero? De proyectos y, ocasionalmente, de crowdfundings”, ha relatado el periodista.

Al oficial se le nubló la vista con el término en inglés crowdfundings, desconocido para él, así que lo siguiente fue el secuestro de sus móviles durante unas horas en una estación policial de Mantua y las habituales entrevistas en las que se encargaron de aclararles que no estaban “detenidos, sino retenidos”. La diferencia básica es que un término implica estar tras las rejas y el otro no.

Tras algunas intimidaciones, la obligación de borrar unas grabaciones y bajo amenaza de una acusación de estafa por tener un carnet que dice que trabajaba en Granma, el joven y el fotógrafo fueron dejados por los oficiales en la terminal de ómnibus provincial.

“Es la primera vez que siento ganas de masticar mi carné de la UPEC”, concluye el periodista Jesús Jank Curbelo su crónica, que sigue la línea de varios episodios semejantes narrados por periodistas independientes en la Isla en los últimos años.

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