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Al anunciar el pasado sábado el arribo de cuatro millones de visitantes internacionales a la Isla en lo que va de 2018, Cuba ha puesto al desnudo las carencias que le sobran al que es el sector más dinámico de su economía, pero no el más eficiente.
De acuerdo con el arrendatario privado Ignacio, residente en Pinar del Río, "lo más triste es que el incremento de la llegada de más turistas no se traduce en mejoras para la mesa o el bolsillo del cubano. Lo que realmente debería medirse es la eficiencia del sector, es decir, los ingresos medios diarios por turista".
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"Los estudios no deben partir de la cantidad de visitantes porque en ella se incluye a los extranjeros que solo pisan por unas horas los aeropuertos, el muelle de cruceros o, en menor medida, las marinas internacionales".
"Hay que saber cuánto se recauda por cada peso invertido. Los que vienen en cruceros, por ejemplo, dejan solo algunos centavos. Los turistas canadienses, que son (por mucho) los que más viajan a la Isla, gastan poco dinero porque la mayor parte de las veces son de clase media o baja y compran paquetes baratos con todo incluido. Está demostrado que los turistas de estancia consumen más de diez veces lo que los cruceristas", afirma este entendido en la materia.
A pesar de que el turismo fue la rama de mayor crecimiento en 2017 (los visitantes internacionales fueron 4-689.895, un 16,2% más que en 2016), sus ingresos lo hicieron solo un 10,5%. El gasto medio por turista disminuyó de 760 dólares en 2016 a 722 en 2017.
En palabras de un usuario en el sitio web Cubadebate, "lo importante es buscar un mercado de visitantes de mejor calidad y poder adquisitivo. No hacemos nada con crecer en cifras de número de visitantes, pero que éstos sean mochileros, jóvenes estudiantes y jubilados de sus países que viajan buscando economía y rendimiento a sus finanzas".
Para el económico Wilfredo, "si algo le resta credibilidad al sector turístico es la falta de análisis de los datos. Los números fríos no aportan nada si no se contextualizan. Las cifras de millones de turistas son muy engañosas y las informaciones de la prensa oficial al respecto no son ni remotamente claras".
“Cuatro millones de turistas en casi un año no son nada para todo un país, comparado con los diez millones de México y los ocho millones que recibe República Dominicana. Cuba tiene que hacer una transformación grande en cuanto a calidad de la atención y a suministros para el turismo, para que los turistas recomienden y repitan, que es donde radica el logro mayor".
"El turismo es una de las principales fuentes de ingreso de divisas frescas, pero ¿cuántos de los productos que se necesitan para dar un servicio de excelencia a casi 5 millones de visitantes internacionales se producen aquí? ¿Hasta cuándo tendremos que importar insumos y recursos humanos foráneos para administrar las instalaciones?", agrega el experto.
Por otro lado, explica el gestor de alojamiento Aníbal, de 38 años, que hay opciones, como "el turismo de caza, que dentro de los especializados es el que mayores ingresos medios genera, por encima del de sol y playa, pesca, buceo, senderismo, observación de aves, etc., que no han sido autorizadas por el gobierno cubano".
"Nos están haciendo la guerra, limitando a sus agencias a hacer contratos con arrendatarios y restaurantes, con el objetivo de que los cuentapropistas 'no se enriquezcan'".
"Está pasando que los viajeros a los cuales se les prohíbe acudir a casas particulares a través de las agencias estatales, contactan directamente con los cuentapropistas. Así son las empresas quienes más pierden", asegura el cuentapropista de La Habana.
Asimismo destaca Mayra, de 46 años, que "los hoteles que se construyen no están hechos para que los visiten los trabajadores, sino para los millonarios que sí hay en Cuba. Está bien que haya hoteles de lujo, pero debieran existir otros al alcance del cubano medio que se mata trabajando y apenas llega a fin de mes. Si construyéramos hoteles para el disfrute de los trabajadores tendríamos que cobrar la noche a 10, 20 o 50 pesos cubanos. Pensar en el bienestar individual no es lo que nos toca, pero seguimos soñando".
“Si vas a un hotel en Varadero apenas encuentras frutas y el resto de los alimentos es de poca calidad; hay serios problemas de mantenimiento; bombillos fundidos que no se cambian, bebidas que son solo azúcar porque se llevan el ron; clientes cubanos discriminados, etc".
"El turismo exige un servicio de lujo y productos de lujo. Las dos cosas fallan en nuestro país. Hay demasiada corrupción y la gente en los hoteles vive de lo que se roba ", concluye.
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