Peti González Gutiérrez, esposa de Amaury Pérez, ha publicado en su perfil de Facebook una escueta nota firmada por el músico cubano, en la que asegura que a su llegada a Cuba tras un “viaje soñado por USA” fueron “humillados por el personal del Aeropuerto de La Habana de tal manera que no hay forma de describirlo”.
“Deberían despedirlos a TODOS de manera irrevocable”, concluye la nota que no ha añadido detalles concretos sobre lo sucedido, aunque quien haya pasado los controles aduanales del Aeropuerto en los últimos años sabe a qué tipo de quejas se hace referencia, relacionadas con el intento de sustracción de artículos del equipaje, y la propia Peti se encargó de aclararlo a continuación.
“No soy yo de quejarme pero se les fue la mano”, añadió Peti en los comentarios, y precisó que “Amaury estuvo a punto del infarto!!!”. “Ahora son unas jovencitas que están aprendiendo a robar...”, sentenció.
“Amaury los grabó!!! Una jovencita de 17 años faltándole el respeto a un hombre de casi 65: es que son unos descarados”, destacó. “A nosotros siempre nos han llevado tenso pero Amaury se calla....hasta ahora!!!”, añadió, y dijo que Amaury lleva dos días sin dormir.
El hecho tuvo lugar en la Terminal 3 del Aeropuerto de La Habana y según la esposa de Amaury “A los que vienen de Miami los cocinan”.
La hija de Silvio Rodríguez, Violeta, dijo que "hay un factor importante que impera en el aeropuerto: la envidia. Tengamos en cuenta que son unas personas que como mucho han viajado de provincia a la capital. Además de un trabajo [...] mal remunerado, etc, unas personas que ven irse y llegar a un montón de gentes y ellos allí recomiendose los hígados!!! Mucha envidia se respira y a partir de ese sentimiento, te tratan! Ah y si eres artista y sales en tv, peor!".
El actor Luis Silva, crítico habitual de algunos males de la sociedad cubana, declaró algo semejante a Violeta Rodríguez:
“Yo quisiera bajarme del avión, y ya salir directo a la calle, para no tener que ver las malas caras, los pocos deseos de trabajar, el desgano, la mala forma. Pero es entendible. Porque nadie de esa gente viaja. Les molesta que vengas con cositas que has comprado. Con maletas llenas de todo lo que hace falta en Cuba (que es todo.) Esto es la de nunca acabar”.
Susana Rios-Moore ―residente en el extranjero y ex trabajadora del ICAIC― se sumó a la crítica y relató una dramática historia personal, vinculada con un aeropuerto cubano:
“Que diré yo que me botaron del aeropuerto de cayo coco con mi hijo..me hicieron regresar a Canada y perder todo el dinero de una reservation en cayo Guillermo porque "los cubanos q "nos fuimos " no podemos entrar a NUESTRO PAIS por ciertos aeropuertos. Eso nos paso en el 2010 y mi hijo, que era un niño, jamás ha querido volver a Cuba del terror a que lo sometieron. Nos recibieron con armas largas y perros como si fuéramos unos delincuentes…y ni hablar con mi hijo mayor que nos estaba esperando con mi nieto de meses nos dejaron…en fin...un HORROR. Yo se los conté a ustedes Peti...te acuerdas? Todavía estoy tratando de entender..aquello sí fue un HORROR...y ya han pasado muchos años...así es que no creo que nada va a cambiar”.
Entre la innumerable cantidad de comentarios que ha generado el breve post abunda el relato de experiencias parecidas o conclusiones del tipo:
"ES MUY LAMENTABLE Y PENOSO!!!! Bienvenidos al Club de los Humillados!!! Es un sello que distingue a todo un sistema corrupto que impera en el aeropuerto con personal muy maleducado, falta de profesionalismo, falta de escrúpulos, falta de todo, gente muy troglodita. Es una pena. Lo jodido es que no van a despedir a nadie. Primero nos despiden a todos nosotros antes que pase semejante cosa porque es algo endémico, algo que parece no tiene solución".
También hay quien repara en que si algo así sucede con el mismísimo Amaury Pérez, que es una figura pública y un artista ampliamente conocido en la Isla, qué se puede esperar para el resto de los mortales.
Peti González Gutiérrez recuerda que Amaury siempre había callado ante experiencias parecidas, hasta ahora, que no ha podido controlar su enorme disgusto. Y concluye en los comentarios: “¡Basta ya"”.
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