Se cumplen dos años de la victoria electoral de Trump en un clima dividido

El segundo aniversario de la victoria electoral de Trump pasó casi desapercibido cuando todavía dura la resaca por las elecciones del martes

Donald Trump © Michael Vadon/Flickr
Donald Trump Foto © Michael Vadon/Flickr

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Este artículo es de hace 6 años

Washington, 8 nov (EFEUSA).- El país marcó hoy dos años desde la elección del presidente, Donald Trump, un hito que aún polariza el país, como demuestran las profundas divisiones manifestadas en los comicios legislativos de esta semana.

El segundo aniversario de la victoria electoral de Trump, que cumplirá dos años en el poder en enero, pasó casi desapercibido cuando todavía dura la resaca por las elecciones del martes, en las que los demócratas recuperaron el control de la Cámara Baja mientras los republicanos retenían las riendas del Senado.


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Esa fractura en el Congreso dejó claro que la polarización del país, que comenzó a agravarse a comienzos de este siglo y estalló con la elección de Trump, no ha hecho más que ir en aumento en estos últimos dos años, y que lo sucedido el 8 de noviembre de 2016 sigue marcando la vida política, incluso a nivel estatal y local.

"No creo que el país, o el mundo, haya superado el choque que supuso esa noche. No hemos pasado página, ni siquiera lo hemos aceptado realmente", escribió esta semana la comentarista Susan Glasser en la revista The New Yorker.

"Seguimos teniendo los mismos debates sobre Trump que teníamos entonces. Seguimos reviviendo eternamente el momento en el que Estados Unidos resultó ser un país tan dividido e infeliz que eligió a un hombre que parecía inelegible en virtud de cualquier estándar convencional", añadió Glasser.

El propio Trump parece obsesionado todavía con su victoria, como demuestra el hecho de que citara a su rival demócrata en los comicios de 2016, Hillary Clinton, en la mayoría de sus mítines a favor de aspirantes republicanos durante los últimos dos meses.

En las primarias republicanas de 2016 "siempre estuve en el primer lugar, y después competí contra la corrupta Hillary y también lo hice muy bien", presumió Trump durante un acto de campaña el domingo pasado en Macon (Georgia).

Trump considera que obtuvo un resultado histórico, y está en lo cierto en el sentido de que se convirtió en el primer candidato sin experiencia política ni militar en llegar a la Casa Blanca.

Pero su triunfo no marcó ningún récord en el sistema del colegio electoral y, de hecho, Clinton logró casi 3 millones de votos más que Trump, un tema que incomodó claramente al magnate y le llevó a denunciar, sin pruebas, que entre 3 y 5 millones de personas habían votado ilegalmente.

La victoria de Trump se debió en gran parte a su margen de victoria en tres estados clave: menos de 80.000 votos repartidos entre Michigan, Wisconsin y Pensilvania, que le dieron las llaves de la Casa Blanca, de acuerdo con el sistema electoral.

Las elecciones legislativas del martes dejaron claro que los simpatizantes de Trump en los estados del centro y el sur siguen respaldándole incondicionalmente.

No obstante, los resultados apuntaron a un cambio de tendencia en el norte y medio oeste: los demócratas ganaron tanto la gobernación como las carreras al Senado en Michigan, Wisconsin y Pensilvania.

Pero los republicanos lograron sumar entre dos y tres escaños a su mayoría en el Senado, a falta de que se resuelvan las contiendas en Arizona, Florida y Misisipi; y confirmaron su pujanza en la mayoría de estados que Trump ganó en 2016.

El mapa de la noche electoral reflejó dos sectores políticos tan atrincherados en sus posiciones como hace dos años, y Trump hizo poco por salvar esa brecha en su rueda de prensa del miércoles, en la que amenazó a los demócratas con una "guerra" partidista y no hizo examen de conciencia tras perder la Cámara Baja.

Casi en el ecuador de su primer mandato, Trump planea dedicar ahora más tiempo y recursos a su campaña de reelección en 2020, para la que ya ha recaudado más de 100 millones de dólares, una suma sin precedentes para un jefe de Estado en este punto de su Presidencia.

Eso le ha proporcionado una ventaja considerable respecto a sus potenciales rivales demócratas en 2020, como el exvicepresidente Joe Biden y la senadora Elizabeth Warren, que están empezando ahora a recaudar sus primeros fondos y a viajar por el país.

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