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El estado en que se encuentra viviendo en estos momentos Antonia Reyes, residente en la calle San Rafael, en el municipio Centro Habana, es más que deplorable. A diario tiene que convivir en su cuartería rodeada de aguas albañales y desechos.
“Tengo que salir de la casa en las noches y dormir en el apartamento de la vecina porque no me puedo bañar ni estar en casa por la peste, mi entrada está llena de agua sucia y si esto sigue, el agua me va a entrar a la vivienda”, dijo Reyes a CubaNet.
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El caso es que el depósito de desechos y aguas albañales de su edificio lleva más de dos semanas obstruido y la empresa de alcantarillados de La Habana no responde, a pesar de las quejas presentadas:
"Desde el primer día que vi que estaba empezado a salir agua de ahí reporté a la empresa que la fosa estaba tupida, pero me dijeron que tenía que esperar porque no tenían los carros a disposición, pero que no tardarían en venir a destupirla, así han pasado los días y nada, ya ni siquiera cogen el teléfono”.
Según el reporte, "la fosa común del edificio 1076, radicado en el consejo Cayo Hueso, comenzó a desbordarse, y consigo, a esparcir el mal olor y las heces fecales por todo el piso inferior del solar, además de que los desagües de los baños más cercanos a la cárcava, comenzaron a regurgitar los desechos fecales".
Realmente la situación es penosa, y más si tenemos en cuenta que la salud de los vecinos del lugar podría verse afectada por estas condiciones. No osn pocos los casos de eptospirosis, cólera, dengue y chikungunya que se han reportado en algunos sitios de La Habana.
Por su parte, Mario Sergio, vecino del solar, dijo: “Si no hemos cogido una enfermedad por el mosquito o de cualquier otra cosa, es porque Dios existe y hace milagros, porque si no aquí ya no quedara gente”.
Incluso otros vecinos han confirmado el testimonio de Reyes, argumentando que aunque ya habían pasado por algo similar en otra ocasión nunca los encargados se han presentado para a cambiar el sistema de desagüe del edificio.
Les proterieron en una ocasión que reemplazarían el alcantarillado y mostraron un proyecto para su reemplazo, pero hasta ahora están esperando.
Algunos vecinos como Marcos, otro de los entrevistados por el citado medio, han tenido que encontrar soluciones propias y temporales para subsistir: “Pasó que la tubería de mi casa se tupió de tal forma que nunca se pudo destupir, al parecer los tubos que estaban se deshicieron por viejos que eran y tuve que poner nuevos, todo el dinero salió de mi bolsillo, siendo este edificio propiedad del gobierno y por lo tanto garante del alcantarillado”.
También han tenido que crear “destupidores privados”, o sea, pagarles a los mismos trabajadores de la empresa estatal de manera ilegal para que hagan el trabajo.
“Cuando uno llama a la empresa nunca están disponibles, pero si les pagas 30.00 o 40.00 CUC enseguida vienen, artillados con todo para solucionarle el problema a uno. Ya para eso que lo pongan privado, resolverían más”, dijo otro de los entrevistados que se mantuvo bajo anonimato.
No les queda de otra. Han tenido que recaudar dinero entre todos los vecinos antes que, según Antonia Reyes, “se muera un poco de gente aquí”.
“Si no tenemos el dinero nos plantamos en la empresa y hasta que no nos resuelvan no nos iremos de allí, por la falta de respeto. Aquí hay niños y ancianos que si cogen una bacteria entones sí se complican, pero todo aquí es esperar a que alguien se muera para dar solución a las cosas”, agregó.
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