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Los ómnibus de Vía Azul, que el gobierno cubano cobra en divisas y que supuestamente deben ofrecer un servicio de calidad a los viajeros, han caído en la rutina habitual de los servicios en la Isla: la desidia, la ineficiencia y el maltrato.
Una crónica publicada en el semanario Trabajadores, denuncia las irregularidades sufridas por los pasajeros el pasado 11 de octubre en un viaje de La Habana a Santiago de Cuba, cuyo pasaje cuesta 51 CUC.
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Relata el periodista que el salón de espera de la terminal, situada frente al Zoológico de 26, no tiene aire acondicionado.
“Nada de puntualidad en la salida de ómnibus. Este salió rumbo a Santiago a las 10 y 50 pm, aunque el boletín indicaba la partida para las 10 de la noche”, contó el afectado.
Como si no fuera suficiente, una gotera estuvo molestándolo casi todo el trayecto. Ante su queja, el chofer solo respondió era la primera vez que les pasaba.
El regreso a la capital no fue menos torturante. La terminal de Santiago de Cuba tampoco tenía aire acondicionado, pues sus equipos llevan meses rotos.
Ya dentro de la guagua, los viajeros se enteraron de que el televisor para ver películas o videos musicales también está roto. Pero ahí no terminaron los problemas: la perenne lluvia hizo que uno de los limpiaparabrisas –por suerte no el del chofer–, dejara de funcionar; mientras, nuevas goteras hacían de las suyas.
A la entrada de la ciudad de Holguín pararon en un restaurante privado. Y se cuestionaba el periodista por qué no fueron a la terminal de ómnibus. “¿Será verdad que los choferes tienen su comisión cada vez que llegan a una paladar con la guagua cargada de pasajeros?”, dedujo.
Los ómnibus de Vía Azul son la principal oferta con que cuentan los turistas extranjeros para desplazarse.
No es de extrañar que la pésima calidad de este servicio sea una de las causas que hayan provocado una disminución de visitantes foráneos a Cuba el primer semestre de este año, de acuerdo a un estudio realizado por la consultora especializada The Havana Consulting Group.
Según esta entidad, la inadecuada infraestructura, la baja calidad de los servicios y los “problemas de transporte terrestre y aéreo”, en comparación con otros países del área como México, Bahamas o Jamaica, son factores que han atentado contra la imagen de la Isla como destino turístico.
Para los cubanos de a pie, el transporte interprovincial es un verdadero dolor de cabeza, sea en divisa o en moneda nacional. La agonía comienza desde el mismo instante de la compra del billete, pues no siempre hay disponibilidad, especialmente si es un viaje de urgencia. Eso obliga a muchos a tener que acudir a los porteadores particulares, o ‘pedir botella’ en la carretera.
En 2017 se añadieron a la Empresa de Ómnibus Nacionales 100 nuevos carros Yutong, con “gran confort, climatización y tecnología superior”, según directivos de la entidad. De ellos, 60 eran para distancias largas.
Esto no es suficiente en un país donde existe un único avión para todos sus vuelos nacionales, y un servicio ferroviario antiguo y deteriorado.
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