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Muy pronto abrirá la planta alta del Coppelia de la ciudad de Santa Clara, luego de ocho años en que la popular cremería se ha visto parcialmente cerrada al presentar un evidente deterioro constructivo en las paredes, carpintería, baños y techo del salón superior del edificio.
De esta manera resucitará el espacio que el pueblo reconoce como “la parte cara de Coppelia”, pues hace dos décadas en este segundo nivel se ofertaban los helados de mejor calidad y se disponía de una mayor variedad de sabores y especialidades.
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Algo similar sucederá cuando por fin se logren terminar los trabajos constructivos actuales, pues se pretende recuperar el espíritu inicial, y mantener abastecido el salón de dulces finos, confitería, refrescos, batidos e, incluso, malta Manacas, una bebida muy estimada por los villaclareños y producida en la cervecería de la comunidad que le da nombre, pero prácticamente desaparecida desde hace años.
“Esos son los proyectos de la dirección de comercio en la provincia, aunque está por ver cuánto de eso se logra” nos explica un joven trabajador de la cremería, la segunda más grande Cuba, después de la ubicada en La Rampa habanera, que fue en su momento de las más mayores del mundo y llegó a ofertar más de 50 sabores en sus años felices.
Si bien su similar santaclareña nunca rebasó ni en dimensiones ni en variedad a la reconocida como “la catedral del helado”, sí fue todo un escándalo constructivo en el momento de su fundación, el 14 de febrero de 1967.
Con su estilo modernista-brutalista —similar al de las heladerías diseñadas por Mario Girona en La Habana y Varadero—, ocupa toda una manzana en el centro de la ciudad, y también en su momento ofertó 30 sabores distintos y más de 25 combinaciones.
Pero solo quienes peinamos canas podemos dar fe de esa antigua gloria. Pues en las últimas décadas, es mucho más normal ver el edificio cerrado por falta de helado, que encontrarse más de un sabor en oferta. Por si fuera poco, ante la considerable escasez del gustado alimento, es común que solo se vendan dos especialidades por persona, como se aclara desde la propia tablilla.
En las últimas décadas, es mucho más normal ver el edificio cerrado por falta de helado, que encontrarse más de un sabor en oferta
Ningún joven reconocería las combinaciones y especialidades que en su momento se ofertaron aquí, y cuyos nombres aún se pueden leer dispersas entre la marquetería ornamental del edificio. En el verano pasado la novedad de la cremería fue un plato confeccionado con 3 bolas de helado y algunas rodajas de mango.
En el verano pasado la novedad de la cremería fue un plato confeccionado con 3 bolas de helado y algunas rodajas de mango
Se trata de una realidad muy distante de la que en su momento soñara Fidel Castro, cuando en plena guerra fría creó esta cadena estatal de heladerías, a la que Celia Sánchez Manduley, bautizaría con el nombre de su ballet favorito: Coppelia.
El objetivo declarado era demostrar que Cuba podía producir mejor helado y más variedad de sabores que las reconocidas marcas estadounidenses del momento, y para conseguirlo se adquirieron plantas industriales de última tecnología, provenientes de Suecia y Holanda.
Las largas colas, la mala calidad del producto, la falta de higiene y el abandono de las heladerías cubanas son evidente
Pero hoy aquellos planes resultan, cuando menos, un chiste de mal gusto. Las largas colas, la mala calidad del producto, la falta de higiene y el abandono de las heladerías cubanas son evidentes.
Quizás tras la culminación reconstructiva de la cremería santaclareña los cientos de concurrentes que recibe cada día, por fin puedan escoger—al menos entre dos opciones— qué sabor de helados van a degustar. ¿Se cumplirán los pronósticos?
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