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El humorista cubano Luis Silva, que da vida al personaje de Pánfilo en la popular serie televisiva Vivir del Cuento, criticó en su perfil de Facebook a los establecimientos del Estado por el deterioro que presentan sus productos e instalaciones.
El actor también lamentó que se le siga "abriendo fuego a los particulares", a pesar de ser los únicos "que están sacando la cara" para que se respete al consumidor.
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Estas declaraciones fueron hechas tras conocerse que en el mercado Carlos III de La Habana se vende picadillo descongelado y en paquetes rotos.
A continuación reproducimos de forma íntegra el texto de Luis Silva:
Y seguimos viendo horrores. Ni hablar del Mercado de 3ra y 70. Me dan deseos de llorar. Las neveras están destruidas. La peste a podrido es el primer choque. El piso sucio, con sangre y todo ese líquido que destilan las carnes mezclado con hielo derretido. Neveras FEAS con cristales rotos, y así mismo mantienen productos ahí, que cualquiera se corta. Vaya, yo no sé a dónde vamos a llegar. Yo recuerdo cuando, de niño, ir a la “shopping”, era una felicidad. Fueron los inicios del oro y la plata. Las diplotiendas. Era ir a un lugar con buen trato, con tremendo aire acondicionado, olores ricos (nada que ver con el olor a guardado o a humedad de las tiendas en MN de aquella época), con productos que no veías en las tiendas de moneda nacional.
Hasta las cajas registradoras eran llamativas, todo digital. Pero a nadie le importa nada. Se va destruyendo todo delante de nuestras caras y ya, no pasa nada. Cada vez escuchas de más controles, más auditorías. Y nada, la vida sigue igual. Y así es todo. Desde cuándo Los Rápidos no son Rápidos? Desde cuándo Los Ditú ya no son la chancleta de los primeros Ditú? A esos lugares prefiero ni ir con mis hijos. Porque los dejaron llenar de borrachos con un planchao en la mano.
Yo he ido a Rápidos, que han tenido a borrachos del barrio jugando dominò ahí adentro, en sus mesitas. En qué lugar queda la familia? No hablo de los Sylvain, porque esos parece que alguien se ensañó con ellos, y los condenó a la miseria. Nunca explicaron qué epidemia atacó a los Sylvain, por qué causa de la vida dejaron de vender refrescos, jugos. Sus dulces ya no son los mismos. Sus tristes neveras rotas, FEAS. Y hago énfasis en FEAS, porque me he dado cuenta que tenemos la propiedad de hacerlo y ponerlo todo FEO.
Sin embargo, se le sigue abriendo fuego a los particulares. Que son los únicos que están sacando la cara por un respeto al consumidor, por un buen trato, por un refresco bien frío, por establecimientos con novedosos diseños. Con cosas, equipos e insumos que tienen que ir entrando por avión, por barco, en sus abultadas maletas, escondiendo esto por aquí, disimulando esto otro por allá. Porque comprarlo en Panamá, en Cancún, o donde sea, es muchoooo más barato que comprarlo en una TRD Cubana.
Luchando, por supuesto, con la compañera ADUANA. Que cada año recrudece su bloqueo interno. Decomisando hasta máquinas de hacer hielo. Porque eso es CARÁCTER COMERCIAL. Cuando el país necesita que cada cubano entre una máquina de hacer hielitos. Que se llene el país de hielitos. Qué rico!! Hielo por todos lados. Y se acabarán los refrescos calientes. Pero no. No lo hace el ESTADO, pero tampoco te lo dejo hacer a ti como PARTICULAR. Hemos caído en una contradicción eterna.
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