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El Consejo de Ministros de Cuba se reúne una y otra vez, pero en esas reuniones al más alto nivel siguen sin aparecer las palabras "salarios" o "pensiones".
De acuerdo con la profesora de Matemáticas Vivian, residente en el municipio habanero de Boyeros, "hace rato que es hora de que se toque el tema de los salarios. Es el principal problema que tenemos, por el que se hace imposible retener al personal altamente cualificado en empresas estatales y evitar que se vayan diariamente más maestros hacia sectores mejor remunerados".
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"Los salarios no alcanzan para vivir y seguimos pasándole la mano al asunto. Junto con las pensiones, se mantienen congelados desde hace años. Preferimos que no nos den nada 'gratis', sino que nos paguen lo suficiente para saciar las necesidades más elementales de cualquier ser humano", agrega la licenciada de 58 años.
A tenor con el económico Luis Ernesto, "lo población espera por una reunión en la que solo se hable de la dualidad monetaria y los salarios. Mientras esos problemas no se resuelvan seguirán creciendo los índices de corrupción e ineficiencia administrativa e imperará una economía sumergida, el mercado del 'invento'".
La jubilada Asela, de 69 años, confirma a CiberCuba que "la chequera no alcanza para nada. Mucho viejitos viven en penosas condiciones: sin tener qué comer y con el techo cayéndoles en la cabeza. El retiro no da ni para comprar pastillas y la ayuda estatal sigue sin poder ofrecerle cobertura a nuestras dificultades".
"Se está llamando a que la inversión extranjera tenga más peso en el desarrollo económico, pero no se estimula la inversión nacional. En Cuba hay mucho capital circulando y gente que está usándolo para montar negocios en el exterior, lo mismo en México, que en Panamá o Guyana. Hay que darles más posibilidades a los cubanos para que busquen cómo vivir mejor".
"No tiene sentido continuar dependiendo de las empresas estatales y a la vez aspirar a una calidad de vida mayor que la que tenemos. La empresa socialista no puede ser igual de próspera que una privada", considera el arrendatario Maykel, de 37 años.
Según el ingeniero mecánico Julio, "hay que motivar la innovación y el emprendimiento dentro de la empresa estatal. Que los trabajadores 'se rompan la cabeza' intentando ser más capaces y competitivos. No podemos seguir haciendo planes para una economía que avanza lentísimamente. No habrá evolución si las empresas siguen dependiendo de lo que tengan asignado o no en el plan del año. Les falta autonomía".
Al respecto, plantea Saramago en Cubadebate: "De los principales problemas que tenemos y que nunca se habla es del sistema de gestión económica donde la planificación altamente centralizada provoca que estemos todo el año repartiendo, quitando y aprobando ajustes de plan. Esa es la forma más básica de gestionar la economía y denota, con creces, la incapacidad que tenemos para gestionarla de otra manera".
En el mismo sitio oficial, Qcubano se pregunta "si podemos afirmar que somos parte de un proceso real y profundamente socialista. Quizás nuestra economía necesite lo mismo que nuestra prensa, lo mismo que nuestra constitución, es decir, una economía más inclusiva. Donde absolutamente todos estemos más y mejor incluidos, no solo en los discursos, sino en el hacer diario, en las decisiones, en las propuestas, en la construcción de soluciones".
Por otro lado, indica Ismael, propietario de un restaurante ubicado en Playa, que "atender al sector privado no puede ser únicamente controlar y capacitar. Hay que crear un ambiente de trabajo favorable para los cuentapropistas".
"Sin embargo, las nuevas medidas, especialmente las relacionadas con evitar 'el enriquecimiento', lo único que pretenden es detener el poder que hemos ganado. Son regulaciones hechas para que desistamos de la actividad, para 'cortarnos la cabeza'", afirma.
Desde la óptica de Lourdes, hasta hace dos años vinculada a los órganos del Poder Popular en La Habana, "es fundamental darle más potestad a los gobiernos locales para que resuelvan sus problemas sin tanta dependencia del Estado. Debemos cambiar demasiadas concepciones antes de dejar de importar tres millones de toneladas de alimentos".
"Si en lo agroalimentario se centran las estrategias del país, ¿cómo se entiende que vaya tan demorada allí la inversión foránea, que es lo único que puede hacernos producir más en el campo y revitalizar las industrias?", alega la funcionaria.
"Nos hemos adaptado a ver la ineficiencia con naturalidad y eso está matando la economía de este país. La mediocridad y los prejuicios de muchos métodos de trabajo y dirigentes nos están hundiendo", concluye Ariel, de 41 años.
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