Un post compartido por un usuario de Facebook en Cuba, denuncia la duplicación de precios de prendas de vestir en el Mercado de Carlos III de La Habana, con respecto a su valor original en euros.
En este caso, la pieza -un pulover de cuello- con precio original de 9.95 euros, se vende en el establecimiento estatal a 18.65 CUC. El post levantó la indignación de muchos, no solo por la exorbitante cifra, sino por la desfachatez con que se le muestra al cliente.
Entre las reacciones que ha suscitado el post, además de irritación, algún que otro usuario sugiere que la prenda puede haber sido colocada por alguna de las vendedoras de manera personal, puesto que no es común encontrar en las tiendas del estado las etiquetas con doble precio. El hecho de que una de las empleadas esté usando el establecimiento para vender una pieza suya es más que creíble, puesto que es una práctica bastante frecuente en las tiendas estatales cubanas; esto, sin embargo, no le resta gravedad al asunto.
Los precios de la ropa en las tiendas de Cuba son extremos, sin contar además, su mala calidad y las pésimas condiciones de almacenamiento. Los zapatos, por ejemplo, se despegan o descascaran al mes de uso. A ello hay que añadir que muchas de las prendas de vestir que se venden en las tiendas estatales no responden a la necesidad de uso de los cubanos ni al clima de la Isla.
Desde luego, la ridícula relación calidad-precio-demanda no es el único problema, pues los descabellados precios no se ajustan tampoco a la entrada económica de un cubano que perciba un salario del Estado; con el que además debe hacer frente a la compra de comida, que consume más del 90 % de la entrada de dinero de cualquier núcleo familiar...y a veces más.
Un pulover, que aunque no sea un artículo de primera necesidad no deja de ser necesario, a un precio de 18.65 pesos convertibles, que equivalen a 466 pesos cubanos, en un país con un salario promedio mensual entre 500 y 700 pesos cubanos, es más que un sinsentido.
Las tiendas TRD Caribe no se quedan atrás: ofrecen prendas de vestir compradas al bulto en almacenes mayoristas de la zona de Colón en el Canal de Panamá o ropa barata adquirida en China con gravámenes de más del 200%.
El mercado clandestino de ropa es el más socorrido para los cubanos, y aunque los precios son más costeables, principalmente por las modalidades de pago a plazos, no son tampoco baratos.
Lo cierto es que, se mire por donde se mire, vestirse en Cuba es un lujo, y más que un lujo, una angustia.
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