Pan viejo, sin mostaza y cátsup con agua: así están las Casas del Perro Caliente en Cuba

¿Qué le pasa a la gastronomía estatal?

La Casa del Perro Caliente de La Esquina de Tejas, en el Cerro. © Cubanet.
La Casa del Perro Caliente de La Esquina de Tejas, en el Cerro. Foto © Cubanet.

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Este artículo es de hace 6 años

La insatisfacción de los clientes va en aumento en las 19 Casas del Perro Caliente de La Habana, que permanecen abiertas las 24 horas del día. Pan viejo, cápsup tan aguado que parece transparente, mostaza desaparecida y malos modales de los dependientes son las principales quejas del servicio que prestan estos establecimientos estatales, según recoge el diario oficialista Juventud Rebelde.

A su favor tienen que son los únicos locales de la capital cubana donde los refrescos de lata siguen costando 10 pesos cubanos. El problema es que para comprar uno tienen que pagar también el pan con perro porque no los venden por separado. De hacerlo, aseguran, la gente se llevaría sólo el refresco y se quedarían con los panes con perro sin vender.


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Tampoco se explican los usuarios por qué los cuentapropistas tienen refrescos de todos los sabores a 18 y 20 pesos y las Casas del Perro sólo un único sabor. O por qué en los negocios privados están fríos y en los estatales, calientes.

Margara Oviedo hizo la cola de la Casa del Perro de 23 y K, en el Vedado. Cuando le tocó su turno se pidió un refresco de limón. En medio del calor de agosto se dio cuenta de que la lata estaba a temperatura ambiente. "Acaban de llegar al almacén", le dijeron. No lo compró. Se dio la vuelta y se fue. "No sé para qué me sorprendo si siempre es lo mismo", comentó al rotativo oficialista.

Jorge Vázquez, director provincial de gastronomía en La Habana, reconoce que tienen afectaciones en el suministro de refrescos a las Casas del Perro debido, según dijo, a la escasez de CO2 que les ha obligado a sustituir el refresco con gas por el dispensado de la marca Coral.

Y cuando hay refresco con gas, entonces falla el transporte. De hecho, Alexander Bellón, jefe de almacén de la Casa del Perro de 23 y K, la más rentable de todas las de La Habana, asegura que los proveedores tienen las latas, pero los camiones están rotos y no pueden ir a recogerlas. También reconoce que hay inestabilidad en el suministro de mostaza y parones en las panaderías que suministran pan o en los vehículos que tienen que repartirlo, por falta de combustible.

Pese a que la Casa del Perro de 23 y K es la que más vende en la capital cubana, tiene problemas sin resolver con las cámaras de frío y las bebidas sólo se pueden almacenar en una nevera y en el exhibidor. De ahí que terminen vendiéndolas caliente.

Su problema, al parecer, es contagioso. A la Casa del Perro de La Esquina de Tejas, en el Cerro, le falla además del suministro de bebidas, la atención al público. De hecho es común que muestre el exhibidor de refrescos completamente vacío.

¿Qué le pasa a la gastronomía estatal?

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