Reforma Constitucional en Cuba: ¿Una consulta que parará en "saco roto"?

Cubanos que viven dentro y fuera de la Isla comentaron a CiberCuba sus impresiones.

Reforma Constitucional © Granma
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Este artículo es de hace 6 años

Dejando claro que "Cuba no volverá jamás al capitalismo" porque su Socialismo es "irrevocable", el proyecto de reforma constitucional comenzará a ser sometido este lunes a consulta popular en toda la isla.

Si bien el propio presidente Miguel Díaz-Canel ha dicho que "cada cubano podrá expresar libremente sus opiniones", a Manuel, estudiante de Ingeniería Industrial, le preocupa que "aunque todos estemos en el derecho de participar, lo que hace falta es que se tengan en cuenta nuestras opiniones y no que caigan en saco roto".


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Por otro lado, "se nota falta de preparación tanto en los legisladores como en el pueblo, que no ha sido el verdadero constituyente. A estas alturas lo que más tenemos son dudas. ¿Qué esperaremos de esta 'nueva' Constitución si aún hay preceptos de la del '76 que no se cumplen? ¿Qué garantiza que esta reforma sí se acatará al pie de la letra?", señala el joven de 22 años.

El documento avalado de forma unánime por el Parlamento cubano el pasado 22 de julio, al decir de más de un experto, reconoce cambios económicos ya implementados (que vinieron fundamentalmente con la actualización iniciada en 2011), que pueden considerarse hasta hoy "inconstitucionales" porque no están comprendidos en la Carta Magna vigente.

"Habrá que ver hasta qué punto el tener en cuenta elementos como el mercado, la propiedad privada, el impulso a la inversión extranjera y la autonomía de la empresa estatal se traduce en bienestar individual y colectivo", subraya la económica Alina.

La cuentapropista habanera de 46 años indica que, "amén de que hace mucho tiempo era necesaria una restructuración de las relaciones sociales y la distribución de las riquezas en Cuba, el éxito del proceso dependerá de los mecanismos que hay que crear después para garantizar nuestros derechos".

La reforma parcial mantiene 11 artículos, modifica 113 y elimina 13, a la vez que obliga a actualizar el sistema reglamentario. La prensa cubana ha adelantado que deberán ser enmendadas unas 52 leyes.

Desde la óptica de la abogada Rachel, "el texto plantea una manera de modernizarnos, pero refuerza el sistema unipartidista al mantener el liderazgo del Partido Comunista como 'pilar fundamental' y garantía de 'nuestro orden político, económico y social'.

"Además no es un proceso tan democrático como se dice porque estaremos discutiendo algo hecho por los mismos dirigentes del único partido que existe en el país. ¿Debemos suponer que de eso se trata el ''dejar atrás el lastre de la vieja mentalidad" del que ha hablado el mismo Raúl Castro?", añade la cienfueguera.

Asimismo, el borrador que será sometido a referendo popular antes de hacerse oficial, "debiera partir de facilitarnos un salario digno real. Igualmente es contradictorio hablar de dar beneficios que luego serán más que regulados", dice la contadora Anabel.

Según publica Granma, la consulta popular será "un fenómeno armonizador y aglutinador" en el que las miradas no deberán ser "independientes". El medio ha llamado a analizar el proyecto "en su conjunto" y no concentrarse en un artículo determinado.

"¿Dónde deja eso a los que queremos poder discernir con respeto? A los que pensamos, por ejemplo, que sin que el Estado deje de estimular las formas de propiedad más sociales o de tener a su empresa como sujeto principal de la economía, debe darle mayores libertades a las formas no estatales de gestión?", considera el gastronómico Gabriel, quien trabaja en un bar privado de La Habana.

Desde la óptica del filólogo Enrique, se habla de que el "Estado 'reconoce, respeta y garantiza la libertad de pensamiento, conciencia y expresión', pero solo 'reconoce a los ciudadanos la libertad de prensa' y mantiene los medios fundamentales de comunicación como propiedad socialista de todo el pueblo. Creo que en este último debiera poner 'del Partido', que es quien rige la política de medios.

"Si 'todas las personas son iguales ante la ley', sin discriminación por razones de sexo, género, orientación sexual', etc., debiera hablarse de la discriminación ideológica, para que cada cual piense como quiera sin ser perseguido o vigilado", explica el también poeta.

Otro de los puntos más polémicos del proyecto constitucional está en la no admisión de la doble ciudadanía, que dicta que los ciudadanos cubanos no podrán hacer uso de una ciudadanía extranjera en la isla.

A tenor con Lilibeth, una cubana de 30 años que vive desde 2015 en Miami, "al papel le cabe de todo, pero dudo que en la práctica no haya diferencia entre los que estamos en el exterior y los que residen allá.

"¿De qué servirá entonces una doble ciudadanía? ¿Habrá salud y educación gratuitas también para nosotros? Así debiera ser porque bastante que aportamos a la economía con las remesas que enviamos a nuestros familiares y amigos y con todo lo que gastamos en Cuba cuando vamos de visita", destaca.

Los cambios introducidos en la Constitución vigente, proclamada en 1976 y reformada en 1978, 1992 y 2002, pretenden instituir la figura del presidente y vicepresidente de la República, y de un Primer Ministro como Jefe de Gobierno; así como permitir la presunción de la inocencia y el matrimonio igualitario al que define como "la unión entre dos personas" y no únicamente entre un hombre y una mujer.

En palabras de Andrés, esa última idea "tiene muchos detractores y seguramente no será aprobada. El nuestro es un pueblo demasiado machista como para permitir el matrimonio entre dos hombres. Además, hay muchos religiosos que se oponen a eso".

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