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La guatemalteca Otilia Asig-Putul estuvo separada de su hijo 45 días exactos, y todo ese tiempo resultó un infierno.
El pequeño de 11 años, Geremy, fue separado de su madre por el Gobierno de los Estados Unidos cuando ambos cruzaban de manera ilegal la frontera desde México. Geremy fue uno de los casi de 2000 niños migrantes que fueron separados de sus padres este año bajo el mandato de Donald Trump.
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Geremy y su madre llegaron desde Petén, en Guatemala, hasta Arizona, Estados Unidos, en busca de asilo.
Según la madre, huyeron de Guatemala "por miedo a la violencia y para buscar un futuro mejor".
Otilia relató a la agencia Efe que "un oficial se acercó y me dijo que lo sentía mucho pero que me iban a separar de mi hijo porque el presidente (Donald Trump) así lo había ordenado (...) Tu niño se va a ir a un centro y tú a otro".
Y así fue: Otilia, de 31 años, y quien tiene tres hijos más en Guatemala, fue conducida a un centro de detención de San Luis (Arizona), mientras que a su hijo lo llevaron a uno en Chicago (Illinois), sin que ella supiera el destino del pequeño.
"No entendía lo que estaba pasando y los dos estábamos llorando. Lo abracé muy fuerte y le dije que se tranquilizara, que pronto estaríamos juntos otra vez", cuenta.
Según Otilia, este ha sido el episodio más "traumático" en sus vidas.
"Nunca me imaginé pasar por algo así", afirma.
Luego de cinco días de estar separados, el Departamento de Salud de EE.UU., a cargo de los inmigrantes detenidos, dejó a Otilia que llamara a su hijo.
Pasaron 32 días para que volviera a saber cómo se encontraba el pequeño. En ese tiempo, otro de los niños del centro donde estaba Geremy le puso un traspié que le ocasionó una herida de tres puntos en la cabeza.
De nada de esto Otilia se dio por enterada. Por tanto, poco después de ser liberada, la guatemalteca presentó una demanda en un tribunal de Miami en la que acusa al centro de detención Heartland y a tres de sus supervisores de no proveer un cuidado "adecuado" a los niños inmigrantes bajo su custodia.
Después de 36 días de arresto, Otilia fue liberada gracias al pago de su fianza de 20.000 dólares, que fue depositada por un fondo de un grupo de defensa de los Derechos Humanos.
Nueve días más tarde, Geremy fue llevado junto a su madre.
"Fue un día de felicidad, en el que lloramos otra vez, pero de alegría", dice Otilia.
Fueron los 45 días interminables y más deseperantes de sus vidas.
El Gobierno estadounidense ha estado separando a niños de sus familiares a través de la política Tolerancia Cero, anunciada en mayo por el fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, en la que todos los detenidos que intentan ingresar ilegalmente al país enfrentarían cargos criminales.
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